Un espect¨¢culo cerrado al p¨²blico
Los aficionados s¨®lo pueden conseguir entradas en el mercado secundario, por unos precios que alcanzan los 2.000 d¨®lares
El All Star comenz¨® siendo un espect¨¢culo de un d¨ªa, con dudas sobre su viabilidad comercial, y ahora es un evento de cinco, en fin de semana, repleto de actos, competiciones y celebraciones, en el que el aspecto comercial se impone sobre los dem¨¢s. No pod¨ªa ser menos en una competici¨®n que negocia un nuevo contrato de explotaci¨®n de derechos televisivos con una cifra mareante: 2.600 millones de d¨®lares por a?o, el triple del acuerdo vigente.
El volumen del negocio genera algunas disfunciones, que afectan a los aficionados. Por quinto a?o consecutivo, no ha habido entradas a la venta para el partido de las estrellas de este domingo ni para el concurso de mates y otras competiciones. Los aficionados s¨®lo pueden conseguir alguna en el mercado secundario, por unos precios que alcanzan los 2.000 d¨®lares. Es, por as¨ª decirlo, una fiesta cerrada al p¨²blico. El 60% de las localidades, m¨¢s de 10.000, est¨¢n dedicadas a compromisos comerciales. Otro 20% del espacio disponible lo ocupa el despliegue t¨¦cnico de televisiones, radios y medios escritos. El resto se reparte entre los 30 equipos de la NBA, con un porcentaje mayor para los Knicks y los Nets de Brooklyn como anfitriones. El tema no est¨¢ exento de pol¨¦mica.
En 2002, Ed Snider, presidente de los 76ers de Filadelfia, declar¨® haberse arrepentido de acoger el All Star por la frustraci¨®n que provoc¨® entre sus fans no haber dispuesto de entradas suficientes. No siempre fue as¨ª. En la edici¨®n de 1984, tres d¨¦cadas despu¨¦s del primer All Star, David Stern, en aquel tiempo comisionado de la NBA, puso las entradas para el concurso de mates a s¨®lo dos d¨®lares por miedo a que el p¨²blico no acudiera.
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