D¨ªa 3. A triplazo limpio.
Primero fue el Barcelona, que igual¨® el r¨¦cord de triples en una fase final copera. Luego lleg¨® el Madrid e hizo un ¡°envido m¨¢s¡± super¨¢ndolo con creces. Uno lleg¨® a trece. El otro coloc¨® el nuevo registro en diecis¨¦is. A bombazo limpio, ambos se clasificaron para la final. Total, que fue una tarde de ca?oneros, que evidenci¨® una vez m¨¢s la crucial importancia que tiene en estos tiempos enchufarla desde m¨¢s all¨¢ de la l¨ªnea de tres.
El juego, como casi todo, evoluciona con el tiempo. Hace treinta y un a?os se coloc¨® en los parqu¨¦s europeos una l¨ªnea a 6,25 de la canasta, desde donde el acierto se recompensaba con un 50 % m¨¢s de puntuaci¨®n. Los jugadores se hicieron cada vez m¨¢s fuertes, m¨¢s r¨¢pidos, y lleg¨® un momento que esa distancia se antoj¨® demasiado cercana como para dotarla de tama?o premio. Ech¨¦mosla un poco m¨¢s atr¨¢s, a 6,75, pensaron los prebostes de este deporte. Lo hicieron. Pero los jugadores se siguieron haciendo cada vez m¨¢s fuertes, m¨¢s r¨¢pidos, m¨¢s certeros, y volvemos a estar en las mismas. Bases, aleros y hasta muchos p¨ªvots emigrantes de la pelea debajo de los aros no tienen mayores problemas para levantarse desde esas distancias con la intenci¨®n de ir de zancada en zancada antes que de paso a paso. Y en esas estamos. Cada vez se tiran m¨¢s triples, y de ser un complemento se ha pasado a convertir en una faceta trascendental, incidiendo en estilos de juego, t¨¢cticas puntuales o valoraciones de los jugadores. Puede parecer una perversi¨®n de la l¨®gica que dice que cuanto m¨¢s cerca est¨¦s de la canasta, m¨¢s f¨¢cil deber¨ªa ser meterla, pero el riesgo est¨¢ claro que les merece la pena. Otro debate podr¨ªa ser si esta tendencia enriquece o empobrece el juego, si en demasiados momentos los partidos se convierten en simples concursos de triples, si la prima resulta excesiva con respecto a la dificultad. Pero resulta incuestionable que las cosas van por esos derroteros.
Madrid y Barcelona evidenciaron una vez m¨¢s la crucial importancia que tiene enchufarla desde m¨¢s all¨¢ de la l¨ªnea de tres
El caso es que con mayor o menor sufrimiento por parte de Barcelona y Real Madrid, tenemos la final de casi siempre. No hay duda que es la m¨¢s medi¨¢tica, la mejor capacitada para que los aud¨ªmetros muestren ma?ana una buena cifra de espectadores. Otra cosa es que sea la que viene mejor al baloncesto, necesitado de luchar contra la creencia bastante generalizada de que pase lo que pase anteriormente, cuando llega el momento de repartir trofeos, el asunto es cosa de dos. Pero es lo que hay y lo que dice la historia reciente.
A diferencia de la temporada pasada, donde el Madrid llegaba como una locomotora y el Barcelona entre dudas, la situaci¨®n parece m¨¢s igualada. Los azulgranas las pasaron canutas durante 35 minutos de su partido ante Unicaja, pero su reacci¨®n cuando el buen hacer malague?o les ense?¨® el precipicio (62-68) fue extraordinaria. Todo lo contrario que Unicaja, que se deshizo en cuanto pas¨® de tener la victoria al alcance de la mano a tener la derrota delante de sus ojos. Volvemos a lo de siempre. Llegados a estas alturas competitivas, lo que diferencia a unos equipos de otros es la solvencia en el minipartido que se suele disputar a partir de la mitad del ¨²ltimo cuarto. En este territorio el Barcelona se agigant¨® de la misma manera que los de Plaza se empeque?ecieron hasta desaparecer. Destacar tambi¨¦n el excelente manejo t¨¢ctico de Xavi Pascual y su acierto al cerrar el partido con un quinteto formado por Satoransky, Oleson, Hezonja, Doellman y Lampe. Qui¨¦n iba a decir que el futuro del Barcelona se iba a decidir sin Marcelinho, Navarro y Tomic en la pista.
El Madrid por su parte, y como viene siendo bastante habitual, utiliz¨® el tercer cuarto para hacer cambiar el curso de los acontecimientos. Hasta entonces los parabienes los acaparaba este meritorio Joventut al que da gusto verle jugar. Su desparpajo y falta de complejos qued¨® otra vez demostrado y se fueron hasta los cincuenta puntos como quien no quiere la cosa. A diferencia del d¨ªa del CAI, donde se apreciaba durante el primer tiempo una clara somnolencia por parte de los jugadores del Real Madrid, esta vez no fue por falta de inter¨¦s o atenci¨®n, sino porque le resultaba imposible parar la maquinaria ofensiva verdinegra, sus bases jugones, sus acertados tiradores, su pelea desinhibida. Pero todo tiene un l¨ªmite, y el aguante del Joventut se qued¨® en el vestuario. La secuencia anotadora blanca se mantuvo durante todo el partido (24,22, 25 y 29 en cada cuarto) y en cuanto a los de Maldonado, se toparon con una defensa mucho m¨¢s intensa por parte del Madrid, tuvieron que lanzar m¨¢s agobiados y dejaron de producir con regularidad, la victoria enfil¨® hacia los favoritos. Jugando cuesta abajo y sin frenos, el Madrid se dio un atrac¨®n de puntos y confianza, y hasta apareci¨® Ay¨®n.
Resumiendo, que aunque un a?o m¨¢s, la Copa, tan asociada con las sorpresas, no ha ofrecido ninguna, estamos a pocas horas de un partido apasionante. Un encuentro con muchas claves, donde resulta dif¨ªcil hacer un pron¨®stico fiable. Salvo apostar a ganador imaginando que veremos un porr¨®n de tiros de tres puntos. Si su acierto en esta disciplina les ha tra¨ªdo (entre otras cosas) hasta esta final, ?por qu¨¦ no intentarla ganar de la misma manera?
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