Aquel hermoso 31 de enero de 1987

?Manuel Jabois, dicen? Lo cierto es que no acabo de creerme que fuese una mera casualidad la culpable de que nos vi¨¦semos las caras, por primera vez, en un restaurante bautizado como el Casablanca; quiz¨¢s debiera empezar por ah¨ª este peque?o relato.
A la comida nos hab¨ªa convocado Ra¨²l Caneda, amigo com¨²n y ¡°cerebro futbol¨ªstico privilegiado¡±, seg¨²n reza cierta definici¨®n suya descrita por el propio Pep Guardiola. Se sabe que compartieron varios meses de aventura mexicana y, se sospecha, tambi¨¦n muchas horas de tertulia y tardes enteras con el f¨²tbol como ¨²nico argumento y botellas vac¨ªas de cerveza sobre las mesas de un peque?o bar de Culiac¨¢n, dicen que frecuentado a menudo por Arturo P¨¦rez Reverte, mientras se empapaba de los contrastes de Sinaloa para regalarnos, despu¨¦s, La Reina del Sur. Sus conversaciones carecen de la leyenda que acompa?¨® aquella charla infinita que reuni¨® a Marcelo Bielsa, David Trueba y el propio Pep Guardiola, en un peque?o pueblo de la Argentina m¨¢s an¨®nima, pero a buen seguro conservan las de Ra¨²l su lugar de honor en el espl¨¦ndido crisol de ideas que conforman la propuesta futbol¨ªstica del actual del t¨¦cnico del Bayern.
¡°?Est¨¢s llorando porque perdi¨® el Madrid? ?Pues ya me dir¨¢s t¨² que vamos a hacer en esta casa cuando pierda el Sanxenxo!¡±
¡°En el pasado m¨¢s glorioso, Messi era solo la guinda del pastel en un equipo que deslumbr¨® al mundo ejerciendo un control casi absoluto sobre el juego, capaz de minimizar a los rivales y al azar. En el Bar?a de hoy, Messi es la guinda y el pastel¡±, escribi¨® ayer Ra¨²l a prop¨®sito del partido de esta noche. Estoy seguro de que, esta vez, mi estimado Manuel se sentir¨¢ m¨¢s conforme con la definici¨®n de Lionel que aquella primera en que nos dimos la mano, en el viejo Casablanca, cu¨¢ndo casi se atraganta ¨¦l al escuchar c¨®mo Ra¨²l limitaba a Messi a una guinda perfecta y mortal, en efecto, pero a una simple guinda. Aquel d¨ªa comprend¨ª el efecto demoledor que tiene el veneno inoculado por Messi en la psique de los rivales observando las reacciones de Jabois, y es que a nadie le importa un carajo el modelo del rev¨®lver mientras zumban las balas cerca de su porter¨ªa.
Hablando de veneno y de rev¨®lveres, recuerdo aquella confidencia maravillosa que el peque?o Manu, el hijo de Ana y Manuel, le hizo a Juan Tall¨®n en cierta ocasi¨®n, no hace mucho tiempo, mientras sus padres estaban fuera y ¨¦l trataba de convencer al ni?o de los beneficios evidentes de leer a los rusos: ¡°Mi padre no va a escribir una puta novela mientras se siga levantando con resaca todos los d¨ªas, a las dos de la tarde¡±, le contest¨® el peque?o, sin apenas saber hablar y cambiando de tema. Que nadie se extra?e si esta noche, al terminar el partido, el peque?o Manu vuelve a tomar las riendas del hogar y se ve obligado a aporrear cualquier puerta tras la que decida esconderse su padre, parafraseando al abuelo y su famosa arenga tras la gran noche de Gary Lineker, aquel hermoso 31 de enero de 1987: ¡°?Est¨¢s llorando porque perdi¨® el Madrid? ?Pues ya me dir¨¢s t¨² que vamos a hacer en esta casa cuando pierda el Sanxenxo!¡±.
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