El Oporto sorprende al Bayern
Una exhibici¨®n de Jackson sintetiza el partidazo de los portugueses ante un rival perdido
Un toque para controlar el bal¨®n enviado desde 50 metros por Alex, la maniobra fugaz entre Dante y Boateng, y la culminaci¨®n, demoledora, elegante, coronaron a Jackson Mart¨ªnez al frente de un magn¨ªfico Oporto. El colombiano se llev¨® la ovaci¨®n volc¨¢nica del estadio de Dragao en reconocimiento a su labor, y a ese 3-1 definitivo, quiz¨¢ lo m¨¢s visible de un partido colosal que dej¨® tambale¨¢ndose al Bayern. El gran estadio de la ribera del Duero ya colecciona uno de los mejores encuentros de la temporada europea. No es casual que Lopetegui y Guardiola compartan escuela y principios. No fue casual tampoco que hubiera hasta 12 jugadores espa?oles implicados de alguna manera. El partido fue un verdadero homenaje a la contribuci¨®n de Espa?a al f¨²tbol contempor¨¢neo.
Oporto, 3-Bayern, 1
Oporto: Fabiano; Danilo, Maicon, Martins Indi, Alex Sandro; Casemiro, Herrera, Torres (R. Neves, m. 74); Quaresma (Evandro, m. 83), Jackson, Brahimi (Hernani, m. 79). No utilizados: Helton, Reyes, Quintero, Aboubakar.
Bayern: Neuer; Rafinha, Boateng, Dante, Bernat; Lahm, Alonso (Badstuber, m. 73), Thiago; Lewandowski, G?tze (Rode, m. 55) y M¨¹ller. No utilizados: Reina, Lucic, Gaudino, Pizarro y Weiser.
Goles: 1-0. M. 2. Quaresma de penalti. 2-0. M. 9. Quaresma. 2-1. M. 27. Thiago. 3-1. M. 64. Jackson.
?rbitro: Velasco Carballo (ESP). Amonest¨® a Neuer, Bernat, Lahm, Rode, Casemiro, Alex Sandro, Danilo.
50.000 personas en el Estadio Do Dragao.
La noche abund¨® en contradicciones. No hay centrales menos adecuados para jugar como quiere Guardiola. Pero el Bayern juega con Boateng y Dante. Lentos y vacilantes, parecen expuestos a un drama que se resisten a representar. Se muestran abrumados ante la exigencia de pensar el partido, dar el primer pase, adelantar l¨ªneas, gobernar el latifundio. El miedo se refleja en su expresi¨®n corporal. Lo sabe el p¨²blico que asiste al espect¨¢culo. Lo saben sus compa?eros. Lo sabe Xabi Alonso que pareci¨® ponerse nervioso cuando se baj¨® a recibir el bal¨®n, control¨® y dud¨®. Fue una d¨¦cima. Jackson Mart¨ªnez se le abalanz¨® como una pantera. En el v¨¦rtice del sistema de presi¨®n del Oporto, esa aplanadora que se activa cuando el adversario da muestras de incertidumbre con el bal¨®n, el delantero colombiano es el bistur¨ª. Astuto, ¨¢gil, el¨¢stico, veloz, le rob¨® la pelota al mediocentro espa?ol y se qued¨® solo ante Neuer. El portero le achic¨®, hubo un contacto, Jackson cay¨® y el ¨¢rbitro pit¨® penalti. Hab¨ªan transcurrido dos minutos de partido cuando Quaresma celebr¨® la ejecuci¨®n, abriendo las puertas de un partido que concentr¨® desde el principio toda la problem¨¢tica de este Bayern en el que chocan dos culturas.
No se hab¨ªa recuperado el Bayern de la sorpresa cuando Rafinha entreg¨® un bal¨®n a Dante y Quaresma se lo quit¨® de los pies. El extremo portugu¨¦s, que, contra su inclinaci¨®n a la displicencia, jug¨® inflamado, bati¨® a Neuer sin darle tiempo a reaccionar. El 2-0 a los diez minutos de partido someti¨® al Bayern a una prueba de resistencia psicol¨®gica. La situaci¨®n pon¨ªa en cuesti¨®n varias de las m¨¢ximas que inculca el entrenador. Fue un buen momento para descubrir qui¨¦n est¨¢ y qui¨¦n no est¨¢ por la labor. Guardiola ya sabe que puede contar con Lahm, con Lewandowski, y, sobre todo, con Thiago Alc¨¢ntara. Las sospechas se extienden sobre otros, especialmente sobre el l¨¢nguido G?tze.
Thiago se present¨® en todas partes para solucionar todos los problemas del Bayern. No eran pocos. Las dificultades inundaban el campo a borbotones en una corriente que part¨ªa desde la l¨ªnea de zagueros extendi¨¦ndose hasta el ¨¢rea contraria. En esa coyuntura, la peor imaginable, destac¨® Thiago. El mediocampista espa?ol hizo una exhibici¨®n de pundonor y de clase. Intent¨® resolver el gran dilema de su equipo: salir limpiamente desde atr¨¢s, aclarar las jugadas, conectar con los atacantes y hasta driblar para romper l¨ªneas. Apenas encontr¨® colaboraci¨®n Thiago. Llam¨® la atenci¨®n el caso de G?tze, que anduvo desaparecido. Y el de M¨¹ller, cuyo car¨¢cter expresionista contrasta con la l¨®gica cartesiana que intenta transmitir su t¨¦cnico a las maniobras de ataque. Sin el regate de Robben, que est¨¢ lesionado, el equipo se aplan¨®.
El gol del Bayern lleg¨® despu¨¦s de un c¨®rner. Boateng sorprendi¨® a su marcador, se fue por un costado y centr¨®. Thiago aprovech¨® el descuido de la defensa para marcar a placer. Fue el ¨²nico error del Oporto, elevado cent¨ªmetro a cent¨ªmetro sobre su gigantesco oponente gracias a la contribuci¨®n impecable de todos sus jugadores. Todos estuvieron a la altura. Se comportaron como fan¨¢ticos para cerrar las l¨ªneas de pase del Bayern, presionaron, y una vez que robaron la pelota la jugaron con serenidad. Casemiro es un mediocentro maduro, Brahimi un extremo formidable, Quaresema un temerario, Oliver el socio de todos y Herrera un interior valiente, din¨¢mico y h¨¢bil.
El Bayern no consigui¨® penetrar con claridad las l¨ªneas que encontr¨® por delante. No se recobr¨® de la perplejidad. Tampoco Alonso, sustituido a la hora de partido, s¨ªmbolo de la claudicaci¨®n, de las incertidumbres del Bayern y del empuje de un Oporto desaforado.
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