El Madrid se aferra a la Liga con el mejor Cristiano
Tres goles del delantero portugu¨¦s resuelven para el Madrid un partidazo en Sevilla
A una paliza de campeonato del Bar?a sucedi¨® una victoria con may¨²sculas del Madrid, que se aferra a la Liga con un Cristiano en el papel del gran Cristiano, con tres goles para resolver un partidazo. As¨ª lo exigi¨® este Sevilla con mucho cuerpo, que no se amedrenta, que compite con fiereza. Tambi¨¦n lo hizo su rival, que salv¨® con ¨¦xito un escollo de a¨²pa, eso es el S¨¢nchez Pizju¨¢n. Con mayor control del Madrid, ambos tuvieron sus momentos. La trama, el suspense, se mantuvo hasta el final. Mucha grandeza en los dos bandos, mucho Cristiano.
Sevilla, 2 - Real Madrid, 3
Real Madrid: Casillas; Carvajal, Varane, Pepe, Marcelo (Arbeloa, m. 87); James, Kroos, Sergio Ramos, Isco (Illarramendi, m. 83); Cristiano, Chicharito (Bale, m. 67). No utilizados: Navas, Coentrao, Nacho, Jes¨¦.
Sevilla: Sergio Rico; Diogo (Denis Su¨¢rez, m. 70), Carri?o, Kolo, Tr¨¦moulinas; Krychowiak (Iborra, m. 78), Mbia; Aleix Vidal, Banega, Reyes; Bacca (Gameiro, m. 78). No utilizados: David Soria, Fernando Navarro, Vitolo, Coke.
Goles: 0-1. M. 35. Cristiano. 0-2. M. 36. Cristiano. 1-2. M.45. Bacca. 1-3. M. 68. Cristiano. 2-3. M. 80. Iborra.
?rbitro: Gonz¨¢lez Gonz¨¢lez. Amonest¨® a Reyes, Sergio Ramos, Carvajal, Tremoulinas, Carri?o.
S¨¢nchez Pizju¨¢n, 45.000 espectadores.
El Madrid se dispuso con el timbre de autoridad que requer¨ªa la jornada. Sin miramientos ante tan poderoso adversario, que llevaba 34 partidos consecutivos, 15 meses, sin perder en su pradera, el equipo de Ancelotti tom¨® los mandos desde el principio. El partido flu¨ªa entre el comp¨¢s de Kroos y los rel¨¢mpagos de Reyes. O, lo que es lo mismo, del f¨²tbol articulado del Madrid al v¨¦rtigo del Sevilla, que pretend¨ªa saltarse todos los escalones a un toque, el de su capit¨¢n, al que le sobr¨® precipitaci¨®n. A las prisas locales respondi¨® el Madrid con la invasi¨®n del campo contrario, con mucha gente por delante de la pelota y siempre en movimiento. Todo lo contrario que el grupo de Emery, encapsulado y sin otra v¨ªa de escape que las citas apresuradas entre Reyes y Bacca, lo que exigi¨® la firmeza de los centrales blancos, Pepe y Varane, muy bien sincronizados.
Desde el primer instante se advirti¨® que no era un choque de garraf¨®n, con dos equipos afanosos, conscientes de la enjundia del duelo. No hubo momentos de pe?azo, el partido siempre tuvo hueso, fue macizo. Un Madrid decidido, sin conjeturas; un Sevilla con sus armas, sin taca?ones. Uno, con las luces largas; el otro, con las cortas. Con el pulso en combusti¨®n, ambos penalizaron la permisividad ajena. De parte del Sevilla, la de Unai Emery. No hay duda de que tiene a Krychowiak por un pretoriano de primera. Esta vez, al t¨¦cnico sevillista le pudo un exceso de confianza, una fidelidad ultra. El polaco chorreaba sangre por la nariz tras un topetazo fortuito con Sergio Ramos. M¨¢s de cinco minutos despu¨¦s, no hab¨ªa forma de cerrar la hemorragia nasal del medio centro. Cuando le dieron el alta, el Madrid ya llevaba dos goles de ventaja, ambos con el polaco en tiempo de curas. En dos minutos, Cristiano y Cristiano, asistido por Isco de cabeza y Chicharito al pie, adelantaron a los madridistas. En las dos dianas, el portugu¨¦s emboc¨® entre los zagueros locales. El auxilio de ambos es Krychowiak, un antidisturbios al que Emery prefiri¨® esperar casi diez minutos antes que dar vuelo a gente tan fiable como Iborra, por ejemplo.
Desde el primer instante se advirti¨® que no era un choque de garraf¨®n
Con el acierto de CR, que tiene en el entrecejo al Sevilla, al que ha anotado 21 goles en seis temporadas, once en el S¨¢nchez Pizju¨¢n, solo el retrovisor del Bar?a en Nervi¨®n pod¨ªa hacer presagiar un repunte sevillista. Entonces, tambi¨¦n con 0-2, un gol de Banega a un parpadeo del descanso mantuvo en vilo el encuentro. Entonces gobernaba el Bar?a, como esta vez el Madrid, muy coral en todo, con apoyos constantes, con buen trato del bal¨®n, con Sergio Ramos, de nuevo en el medio, algo m¨¢s suelto que frente al Atl¨¦tico en Champions. En cada posesi¨®n, al Sevilla le daba un arrebato, con una premura hacia Casillas imposible para Bacca y para todos. Lejos de buscar el tr¨¢nsito a trav¨¦s de Banega, el equipo se colgaba de Reyes, a veces un artista de lo imposible, en esta jornada con una marcha imposible para sus delanteros. El Madrid, aplicado y con cuatro centrocampistas en la torre de control y los sevillistas corre que te corre tras la pelota, apenas concedi¨® una ocasi¨®n a Vidal, desbaratada por Varane, un coloso toda la noche, hasta para corregir alg¨²n desliz propio. Y ajenos, porque el Madrid siempre fue mejor con la pelota que sin ella.
Aturdido el Sevilla, ya con Krychowiak alistado de nuevo, al Madrid le quedaba bajar la persiana hasta el intervalo, por lo que suspiraba su contrario. Se olvid¨® Marcelo, con un innecesario floreo tras un saque de banda. Vidal encar¨® a Sergio Ramos, que no puso pegas al claro penalti, ejecutado por Bacca. M¨¢s que nunca, el duelo con el Bar?a en la memoria. El Madrid tom¨® nota, sabedor de que no se rinde f¨¢cil este corajudo Sevilla, que tiene forro de equipo grande. No perdieron la fe los de Emery, aferrados con todo al partido. No se descompuso el Madrid, y el encuentro era el¨¦ctrico, vibrante. F¨²tbol del bueno con el mejor Cristiano.
Sin tregua, uno y otro descorcharon un reto de ida y vuelta
Sin tregua, uno y otro descorcharon un reto de ida y vuelta, con el Sevilla m¨¢s suelto que en el primer episodio. Vidal era una lata constante para Marcelo, M¡¯Bia acogotaba a Kroos, por los laterales hab¨ªa duelos esgrimistas. No hab¨ªa respiro, nadie estaba a salvo, lo que oblig¨® a mover ficha a los entrenadores. Ancelotti ech¨® el lazo a Bale en detrimento de Chicharito cuando apretaba y apretaba el Sevilla. A la primera, el gal¨¦s hizo una jugada de m¨¦rito por la derecha y ajust¨® la pelota en la cabeza de Cristiano, que remat¨® como Cristiano, o sea, de perlas. Ni as¨ª cedieron los de Nervi¨®n. Emery por fin retir¨® a Krychowiak, todo el segundo tiempo con m¨¢scara, y envid¨® por Iborra, y luego por Gameiro, ya a pecho descubierto, encomiable. El tes¨®n local tuvo premio. Vidal, c¨®mo no, sac¨® la cadena a Marcelo e Iborra dio vida a los suyos. Otra vez movi¨® ficha Ancelotti, que tir¨® de Illarra para ajustarse hasta el final con tres centrales, ya retrasado Ramos. El tramo final, a tumba abierta, result¨® colosal. Resisti¨® el Madrid, en la orilla se qued¨® el Sevilla. La Liga est¨¢ que arde. El Madrid no remite, Cristiano tampoco. Y eso es mucho.
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