Cima coronada
Al Madrid le faltaba algo de colmillo competitivo en las grandes citas Los jugadores tra¨ªdos esta temporada fueron los h¨¦roes de la final
Por fin. La traves¨ªa termin¨® y el Madrid lleg¨® a la cima. Al tercer intento consecutivo, ya no hubo contratiempos que le impidiesen coronar la cima. Han sido cuatro largos a?os de ascensi¨®n, desde unas ahora lejanas catacumbas que parec¨ªan haberse convertido en el h¨¢bitat natural de una secci¨®n incapaz de levantar el vuelo y hacer honor a su historia. Se cambiaba cada dos por tres al capataz, a los sherpas y a la cordada, pero no hab¨ªa forma. Y en estas lleg¨® Pablo Laso. Y con ¨¦l una idea y un estilo que han sido respetados, no siempre al cien por cien, pero s¨ª suficientemente como para darle tiempo a llegar a lo mas alto. El ¨¦xito dista mucho de ser circunstancial, sino m¨¢s bien el resultado de una combinaci¨®n de talento, paciencia y perseverancia. En cada uno de los intentos fallidos, se evitaron medidas dr¨¢sticas o cambios de rumbo que pod¨ªan tirar por la borda lo ya construido. Se opt¨® por preservar lo principal, y apuntalar las fallas observadas en cada uno de los reveses. Era cuesti¨®n de tiempo que todos los astros que deben alinearse para ganar una competici¨®n tan exigente y compleja como la Euroliga se pusiesen de acuerdo. Pudo ser en Londres o Mil¨¢n, pero para mayor disfrute, tuvo lugar en Madrid, en su casa parcialmente alquilada a las aficiones rivales pero que finamente dio m¨¢s empuje que responsabilidad.
Las finales se juegan m¨¢s con la cabeza que con las piernas. Y la cabeza al Madrid le funcion¨® de maravilla durante todo el partido
Dentro de esos ajustes provocados por las anteriores derrotas, los responsables del equipo llegaron a la conclusi¨®n que a la plantilla de la temporada pasada, capaz de jugar tan bien como lo hizo, le faltaba algo de colmillo competitivo en las grandes ocasiones. Esta cualidad no es estad¨ªstica, sino que entra en ese concepto tan baloncest¨ªstico como los intangibles. Esta fue la raz¨®n principal de la incorporaci¨®n de gente como Ay¨®n y sobre todo el Chapu Nocioni. El argentino, llegada la hora de la verdad, ha resultado providencial, y su MVP no suena nada raro, sino todo lo contrario. Nocioni no conoce el miedo, se pega hasta con su sombra, no estaba contaminado por anteriores varapalos y resulta proverbial sobre todo cuando la cuesta se empina y flojea el ¨¢nimo. Su tarea fue herc¨²lea, lo mismo que la de Ay¨®n y Rivers en la semifinal o los buenos minutos en el segundo cuarto frente a Olympiacos de Maciulis, que desatasc¨® un ataque que no terminaba de fluir. En un equipo donde su columna principal formada por los dos Sergios, Rudy y Felipe no ha estado especialmente acertada, los actores secundarios tra¨ªdos esta temporada han dado la raz¨®n a aquellos que los contrataron, convirti¨¦ndose en los h¨¦roes de la Final a Cuatro. Bueno, y Carroll, que con su racha marca de la casa en el tercer cuarto puso proa al Madrid hacia la victoria final.
Poco pudieron hacer los griegos, a pesar de que durante m¨¢s de medio partido sembraron la incertidumbre. Lo dijo Daimiel en la retransmisi¨®n, les gusta hacerse los muertos. Pero con un Spanoulis que nunca estuvo ni c¨®modo ni acertado, los milagros resultan mucho m¨¢s dif¨ªciles.
En definitiva, que el Madrid vuelve a reinar, y el orgullo de todos sus seguidores no debe centrarse s¨®lo en este tan ansiado t¨ªtulo, sino en otros valores que han revivido a la secci¨®n hasta colocarla de nuevo en lo m¨¢s alto. Hoy, por fin, resultadistas y aquellos que consideramos el ¨¦xito como resultado de un camino bien recorrido, pueden darse la mano viendo una bandera blanca ondeando en lo m¨¢s alto de la monta?a.
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