La final de Zubizarreta
Bar?a y Athletic est¨¢n concebidos a partir de dos t¨¦cnicos que definen la ideolog¨ªa del exportero y director deportivo
Aunque se sabe que su familia en pleno, tanto por parte suya como de su esposa Ane, tiene previsto acudir al Camp Nou, se desconoce si Zubizarreta ver¨¢ la final de Copa en la grada, en casa o en un bar. Tiene d¨®nde elegir, incluso puede que el Bar?a, el Athletic o la Federaci¨®n le inviten al palco, ni siquiera por pudor y respeto a su curr¨ªculo: fue el futbolista m¨¢s internacional (126 partidos) hasta la llegada de Casillas, defendi¨® con honor la porter¨ªa de San Mam¨¦s y del Camp Nou y ha sido, desde su puesto de director deportivo, el ide¨®logo de los dos clubes, decisivo en los fichajes de los t¨¦cnicos Valverde y Luis Enrique.
As¨ª las cosas, puede que el mejor sitio para Zubizarreta sea en medio de los banquillos. Tambi¨¦n es posible, sin embargo, que por ser un hombre de f¨²tbol ¡ªsin padrinos ni clan¡ª, nadie le convide y tenga que buscarse la vida para no quedar en fuera de juego, v¨ªctima de su soledad, ninguneado por los poderes f¨¢cticos que le consideran un cenizo, caricaturizado, un don nadie, sin raz¨®n social. Gente de poca memoria.
Puede que nadie le convide y deba buscarse la vida para no quedar en fuera de juego, v¨ªctima de su soledad
Zubizarreta promocion¨® a Valverde y fue capital para la modernizaci¨®n del Athletic y Lezama de la misma manera que su testimonio es decisivo para entender la historia moderna del Bar?a. Ha sido una relaci¨®n tormentosa, de desgaste emocional, desde que como portero fue contratado contra su voluntad y fue recibido con una pancarta en contra en el fondo sur del Camp Nou. Vencedor en Wembley, se convirti¨® en el cabeza de turco de Atenas por defender al vestuario, un m¨¢rtir de la causa de Cruyff despu¨¦s de ocupar el marco de Urruti t¡¯estimo.
Ya de vuelta al Camp Nou, entonces como director deportivo, fue v¨ªctima de Bartomeu, despu¨¦s de quedarse sin su valedor Guardiola y ser ninguneado por Rosell. Zubizarreta ejerci¨® de jefe de recursos humanos cuando se despidi¨® a empleados como Emili Ricart, Chema Corbella o Quique Costas; de secretario t¨¦cnico en el momento de nombrar a un entrenador como Tito; de personaje de club el d¨ªa que le colocaron a Martino; o de saco de todos los golpes: de la sanci¨®n de la FIFA, del caso Neymar, de los males del Bar?a B, de los fichajes fallidos y del conflicto Messi-Luis Enrique.
La inquina contra Zubizarreta fue tanta que se lleg¨® a sospechar que el Bar?a funcionaba como un reloj desde que Bartomeu le despidi¨®. No es un personaje de trato f¨¢cil, puede que le falte autocr¨ªtica ¡ªdefiende la imperfecci¨®n¡ª y jam¨¢s dio una noticia por el bien del club, circunstancia que dificulta su defensa y facilita la p¨¦rdida de amigos, de manera que su legado es el equipo, y ah¨ª es donde su obra provoca admiraci¨®n porque el Bar?a aspira a ganar la Copa y la Champions despu¨¦s de la Liga.
Quiz¨¢ el pecado de Zubi fue poner de manifiesto las contradicciones y los personalismos que mueven al Bar?a
Hay que comprender muy bien al Bar?a, a su idea del f¨²tbol, para tener el valor de prescindir de Pinto, el amigo de Messi, y fichar a Bravo y Ter Stegen, excelentes sucesores de Vald¨¦s; para contratar a Mathieu, capaz de seguir el rastro como central y lateral de Abidal; para apostar por Vermaelen, porque le da salida al bal¨®n como buen ajaccied; para incorporar a Rakitic como volante sacrificado en favor de Alves y Messi y descartar a Kroos porque se conf¨ªa en Sergi Roberto y Samper, la esencia de los medios de La Masia; para apostar por Su¨¢rez con la intenci¨®n de agitar y no complacer a Messi; y para elegir de entrenador a Luis Enrique.
A pesar de no tener la complicidad de Cruyff ¡ªque le ech¨®¡ª, ni de Guardiola ¡ªse fue¡ª, ni de Bartomeu ¡ªle borr¨®¡ª, ni de Tito ¡ªse muri¨® como el presidente Ur¨ªa¡ª, Zubizarreta ha sido tan respetuoso con la idea de juego y su evoluci¨®n a partir de Guardiola que mereci¨® el recuerdo y elogio de Xavi. El Bar?a aspira de nuevo al triplete tambi¨¦n por la transici¨®n liderada por Zubi. Merece por tanto un puesto de honor en el Camp Nou. Y si se le pregunta con qui¨¦n va, responder¨¢: ¡°Quiero que ganen los m¨ªos¡±. Quiz¨¢ el pecado de Zubi fue poner de manifiesto las contradicciones y los personalismos que mueven al Barcelona.
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