?El papa Francisco con qui¨¦n va?
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, se reuni¨® el lunes con el papa Francisco en el Vaticano para pedirle su apoyo en el proceso de paz de su pa¨ªs, que tambalea. De paso le podr¨ªa haber pedido al Pont¨ªfice que rezara por la selecci¨®n colombiana de f¨²tbol, cuyas perspectivas en la Copa Am¨¦rica no son buenas tras la gris derrota del domingo contra Venezuela.
Mezclar las dos cosas no es una frivolidad. Por un lado, porque entre las muchas virtudes del papa argentino destaca su conocida condici¨®n de futbolero; por otro, porque el presidente Santos no ha escondido su deseo de utilizar el deporte como instrumento para promover la paz en Colombia, que lleva medio siglo en guerra. Son pocos los pa¨ªses en los que la selecci¨®n nacional de f¨²tbol no sea un fen¨®meno unificador. En muchos casos es lo ¨²nico que anima a los pueblos a aparcar sus diferencias pol¨ªticas, religiosas o raciales y hacer causa com¨²n. Se da en otros deportes tambi¨¦n. La selecci¨®n de cr¨ªquet de Afganist¨¢n cont¨® con el apoyo de los talibanes y de la totalidad del resto de la poblaci¨®n durante el mundial que se acaba de celebrar en Australia y Nueva Zelanda.
Podemos suponer que los elementos m¨¢s talibanes de la sociedad colombiana comparten el deseo de los dem¨¢s de que su equipo prospere en la Copa Am¨¦rica. Ser¨ªa mucho pedir que el presidente Santos, su n¨¦mesis, el expresidente ?lvaro Uribe, y los l¨ªderes guerrilleros de las FARC se abracen y digan adi¨®s a todas sus diferencias si se diera el milagro de que James, Falcao y compa?¨ªa ganasen el torneo. Pero en el caso de que las tres partes antag¨®nicas se encontraran en un remoto lugar de la selva con s¨®lo un televisor disponible para ver, por ejemplo, el Colombia-Brasil de la pr¨®xima madrugada, no ser¨ªa un disparate imaginar que pactar¨ªan una tregua y ver¨ªan el partido juntos.
Esta fue la ficci¨®n en la que se bas¨® una simp¨¢tica pel¨ªcula colombiana llamada Golpe de Estadio en la que guerrilleros y militares suspenden sus deseos de aniquilaci¨®n mutua para ver en televisi¨®n el c¨¦lebre partido de 1993 en el que Colombia gan¨® a Argentina 5 a 0 en Buenos Aires y se clasific¨® para el Mundial de Estados Unidos. Ser¨ªa una ficci¨®n a¨²n menos cre¨ªble que un triunfo colombiano en Chile condujera directamente al final de la guerra, pero har¨ªa mucho bien a la moral nacional, generar¨ªa sentimientos de solidaridad y alg¨²n impulso s¨ª dar¨ªa al proceso de paz ¡ªespecialmente si los l¨ªderes de las FARC tuviesen la inteligencia de demostrar que comparten el j¨²bilo general¡ª.
El papa Francisco dijo despu¨¦s de su encuentro con Santos que estaba dispuesto a hacer lo que hiciera falta para apoyar la paz en Colombia. Podr¨ªa empezar por pedirle a Dios que despierte el genio de James (dormido ante Venezuela), que afine la punter¨ªa de Falcao (inexistente hace meses) y que la defensa colombiana demuestre un m¨ªnimo de organizaci¨®n. Lo interesante ser¨ªa saber si, en el caso hoy remoto de que Colombia y Argentina se vieran en la final, el Santo Padre antepondr¨ªa sus deseos de paz terrenal a su amor de hincha por la selecci¨®n de la patria donde naci¨®.
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