Ag¨¹ero culmina una genialidad de Pastore
Los escoltas de Messi protagonizan la trabajada victoria de Argentina ante Uruguay (1-0)
Argentina y Uruguay disputaron la primera final de la Copa Am¨¦rica el 17 de julio de 1916. Nombres como Brown, Olazar, Isola, Badaracco, Heissinger, Chaco, Hayes, Mar¨¢n, Grad¨ªn, Saporiti o Piendibene, quedaron inscritos en un acta que forma parte de la historia y del mito. Poco importa ya qui¨¦n defendi¨® tal o cual escudo. La fundaci¨®n del cl¨¢sico del R¨ªo de la Plata se remonta a la fundaci¨®n del f¨²tbol mismo. Trasciende la trivialidad de la documentaci¨®n. No menos casual es que Javier Pastore vistiera de azul y ?lvaro Pereira de celeste, ayer mi¨¦rcoles por la noche en La Serena. Ambos tributaron un momento sublime en el minuto 64 de un partido vertiginoso. Pastore recibi¨® la pelota de espaldas y la pas¨® de tac¨®n por entre las piernas de su oponente. Se gir¨® como un bailar¨ªn y volvi¨® a tirarle un ca?o a Rodr¨ªguez para completar el pase a Zabaleta, que subi¨® por la banda y meti¨® el centro fuerte al primer palo. Ag¨¹ero pic¨®, se adelant¨® a Gim¨¦nez y se arroj¨® en plancha apurando la acci¨®n. El cabezazo apenas desvi¨® la pelota a la red. Fue un golazo. Un chispazo de eficacia en la refriega est¨¦ril. El ¨²nico gol de un duelo centenario, fraternal y bravo.
¡°Ellos propusieron un partido duro, de choque¡±, dijo Messi, a pie de campo, cuando el ¨¢rbitro pit¨® el final; ¡°no quer¨ªan jugar mucho. Nosotros intentamos entrarles de un lado a otro y ellos recuperaban y jugaban largo enseguida. Por suerte lleg¨® el gol del Kun y nosotros peleamos el partido hasta el final. Preferimos jugar de otra manera, pero tambi¨¦n tenemos que saber ser duros¡±.
Argentina alivi¨® la tensi¨®n acumulada durante la primera semana del torneo. La primera victoria le permitir¨¢ ganar confianza. No le result¨® sencillo. Uruguay oblig¨® a disputar cada bal¨®n dividido con la urgencia del ¨²ltimo. Lo mismo contragolpeando con el veloz Cavani que replegados sobre su campo formando dos l¨ªneas f¨¦rreas comandadas por ?lvaro Gonz¨¢lez y Ar¨¦valo R¨ªos, los uruguayos pusieron a prueba los nervios y los pulmones de sus adversarios. Argentina re¨²ne talento a chorros pero le cuesta ponerlo en orden. Parece lo natural en un equipo que se acaba de reunir. El empate del s¨¢bado ante Paraguay, en el ¨²ltimo minuto (2-2), acentu¨® las dudas en los jugadores. A falta de claridad, como dijo Messi, aceptaron el cuerpo a cuerpo.
Argentina, 1; Uruguay, 0
Argentina: Sergio Romero; Pablo Zabaleta, Ezequiel Garay, Nicol¨¢s Otamendi y Marcos Rojo; Javier Mascherano, Lucas Biglia, Javier Pastore (?ver Banega, m.78); Angel di Mar¨ªa (Pereyra, m.88), 'Kun' Ag¨¹ero (Carlos T¨¦vez, m.81) y Lionel Messi.
Uruguay: Fernando Muslera; Pereira, Diego God¨ªn, Jos¨¦ Mar¨ªa Gim¨¦nez, ?lvaro Pereira, Maximiliano Pereira; Cristian Rodr¨ªguez (S¨¢nchez, m. 63), Diego Rol¨¢n, Nicol¨¢s Lodeiro (Abel Hern¨¢ndez, m.78), ?lvaro Gonz¨¢lez, Egidio Ar¨¦valo R¨ªos; y Edinson Cavani.
Goles: 1-0, m.60: 'Kun' Ag¨¹ero.
Arbitro: El brasile?o Sandro Ricci amonest¨® con tarjeta amarilla a Romero, Mascherano, y Rojo por Argentina y expuls¨® a su entrenador, Gerardo Martino. Por Uruguay, sac¨® amarilla a God¨ªn, Lodeiro y ?lvaro Pereira.
Incidencias: Partido del grupo B de la Copa Am¨¦rica disputado en el estadio de La Portada ante poco m¨¢s de 17.000 espectadores.
¡°?Sigan insistiendo!¡±, gritaba Martino desde la caseta. Hab¨ªa tan pocos espacios, tanta confusi¨®n, tan poca precisi¨®n en los pases, que el seleccionador argentino debi¨® pensar que sus jugadores corr¨ªan el riesgo de distraerse, o de precipitarse. No fue as¨ª. Biglia y Mascherano manejaron los tiempos con rigor y al cabo de media hora Pastore comenz¨® a cobrar importancia. El enganche del PSG se elev¨® por encima de los presentes hasta situarse en el mismo plano que Messi. Entre los dos, dign¨ªsimos representantes de una larga tradici¨®n de improvisadores, llegaron donde no llega el m¨¦todo, las pr¨¢cticas, el adiestramiento. Aprendieron sobre el terreno. Fueron tejiendo el juego seg¨²n se entend¨ªan con los compa?eros. De a poco, hasta conducir las maniobras al ¨¢rea de Muslera.
Biglia y Mascherano manejaron los tiempos con rigor y al cabo de media hora Pastore comenz¨® a cobrar importancia. El enganche del PSG se elev¨® por encima de los presentes hasta situarse en el mismo plano que Messi
Uruguay no solo resisti¨®. Se despleg¨® sacando provecho de cualquier entrega fallida de los jugadores argentinos. Cada p¨¦rdida de bal¨®n encontraba la r¨¦plica de un movimiento coordinado de Lodeiro, Rol¨¢n y Cavani, avanzadilla de un ataque general. No es un secreto que a esta selecci¨®n argentina le cuesta replegarse y robar la pelota. La defensa es una actividad inc¨®moda para la mayor¨ªa. La variante de Biglia por Banega ayud¨® a compensarlo. Y as¨ª alcanzaron el descanso. Empatados, desgastados, y golpeados por partes iguales. Martino lo vio desde la tribuna porque el ¨¢rbitro lo expuls¨® por protestar.
No hay registro del entrenador argentino en el cl¨¢sico de 1916. Entonces, el que alineaba era el viejo Juan Domingo Brown, el capit¨¢n de Alumni. En La Serena, los sucesores evocaron a los pioneros. ¡°?M¨¢s r¨¢pido!¡±, gritaba Messi. Result¨® extra?o ver a este hombre introvertido interpretar el papel de capit¨¢n, mandar, orientar. Se molest¨® con sus compa?eros cuando jugaron a m¨¢s de dos toques porque cada segundo a?adido era un tiempo que ganaba la feroz defensa de Ar¨¦valo en las basculaciones. Fue un partido vibrante, agotador, por momentos magn¨ªficamente bien jugado, y en ocasiones desagradable e interrumpido. Casi siempre emocionante.
Hasta el gol de Ag¨¹ero, pasada la hora, Messi no consigui¨® generar desequilibrios serios. Muslera le sac¨® dos balones sobre la raya. Luego Rolan tuvo ocasi¨®n de empatar, pero su cabezazo rebot¨® en el pie de un defensa. Lo mismo que Abel Hern¨¢ndez, cuyo disparo desde media distancia por poco no sorprende a Romero.?
Argentina se impuso sufriendo hasta el ¨²ltimo c¨®rner. Por el camino volvi¨® a recordar que m¨¢s all¨¢ de las intermitencias y los errores, sigue siendo el equipo que mejor ha jugado al f¨²tbol en esta Copa Am¨¦rica. Son constancia de ello algunas combinaciones memorables y el doble ca?o de Pastore, obra maestra de un cl¨¢sico inmortal.
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