Los mariachis callaron (si es que cantaron)
La Copa Am¨¦rica se ha convertido en un Comala para M¨¦xico, donde todos est¨¢n muertos, o peor, en pena
Al com¨²n de las derrotas o eliminaciones se asiste con congoja; a esta del equipo mexicano, con el morbo de quien ojea las p¨¢ginas policiales o los divorcios de la far¨¢ndula: esperable e inevitable, ten¨ªa que ser as¨ª, que en esa Comala en que se ha convertido la Copa Am¨¦rica para el Tri, ya estaban todos muertos o, peor incluso, en pena.
Esta selecci¨®n no iba a escapar a su tormentoso destino o a eludir su pesimismo. No iba a hacerlo por matem¨¢ticas elementales: que M¨¦xico nunca ha tenido cincuenta futbolistas seleccionables y suficientemente ya padece para reclutar a veintitr¨¦s en cada Mundial.
De forma tal que nadie puede estar sorprendido con la prematura eliminaci¨®n de la Copa Am¨¦rica y con rivalizar con Jamaica por ser el peor. Es para lo que hab¨ªa y todo lo que se avanzara representaba, simplemente, una posposici¨®n de la agon¨ªa o una autocomplacencia ante los absurdos de este verano de dos copas (querer ser chile de todos los moles, dicta el mexican¨ªsimo refr¨¢n).
El enojo no es porque el Tricolor haya mostrado tan escaso futbol, que lo contrario era poco factible. La genuina molestia de la afici¨®n radica en las formas, en la imagen brindada, en el contexto.
Un seleccionador nacional, Miguel Herrera, que envici¨® su relaci¨®n con la opini¨®n p¨²blica al prestarse a esquivar la veda electoral del pa¨ªs. Lo anterior se a?adi¨® a la sobreexposici¨®n medi¨¢tica (spots publicitarios, entrevistas a granel, asistencia a todo tipo de programas televisivos), que le ser¨ªa cobrada en cuanto algo saliera mal. ?l mismo afirm¨® que no avanzar a cuartos de final ser¨ªa un fracaso, situaci¨®n que ratific¨® tras caer. No obstante, queda la sensaci¨®n de que, vicisitudes y ausencias al margen, algo mejor pudo representar a M¨¦xico en tan relevante competici¨®n, de que el plantel estuvo mal configurado, de que hubo m¨¢s apego a la casualidad que a la capacidad.
Un grupo que, m¨¢s all¨¢ de sus carencias individuales y colectivas, muri¨® de nada o de muy poco. Sin sangre, sin personalidad, sin af¨¢n de defender al l¨ªmite un uniforme. Con m¨¢s miedo al fracaso que ambici¨®n, con la fatalista actitud de ¡°aqu¨ª nos toc¨® jugar¡± y no de triunfar.
Termina otra Copa Am¨¦rica para M¨¦xico, tan distinta a aquella de 1993, cuando por primera vez fue invitado y convirti¨® al certamen en su prioridad, en la vitrina donde exhibirse, en el espejo donde reflejarse, en el sitio donde evaluarse.
Nada queda (¡°Flores secas¡± dir¨ªan Los Tres aqu¨ª en Chile). Esta vez ni los mariachis han callado, porque para ello antes ten¨ªan que haber cantado y a esta fiesta llegaron sin instrumentos ni voz.
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