Un terreno de juego minado
Todo alpinista debe decidir si asume la exposici¨®n a los peligros objetivos de la monta?a: aludes de nieve, desprendimientos de roca, grietas, tormentas¡
En el a?o 2000, un desprendimiento de rocas arranc¨® de la pared norte de las Grandes Jorasses (Alpes) al director del Equipo Nacional de J¨®venes Alpinistas, Pepe Chaverri, y a dos de sus pupilos, David Larri¨®n y Pablo Salas cuando estaban a punto de finalizar la ascensi¨®n de la v¨ªa Mc Intyre-Colton. La tragedia bien pudo haber dado carpetazo al equipo, reci¨¦n creado, pero la Federaci¨®n Espa?ola de Monta?a, con buen criterio, decidi¨® dar continuidad a un proyecto que hoy en d¨ªa sigue vivo y que ha sido liderado, sucesivamente, por parte de los mejores alpinistas del pa¨ªs: Jordi Corominas, Chiro S¨¢nchez, Sim¨®n El¨ªas y Mikel Zabalza. Entonces qued¨® claro que el accidente en las Grandes Jorasses no fue causado por imprudencia o temeridad, sino por un factor que determina la realidad del alpinismo: los peligros objetivos. Dichos peligros cobran formas variadas, desde los desprendimientos de rocas a los aludes, pasando por las grietas, las cornisas, la rotura de seracs, las tormentas o los vientos huracanados. Todo alpinista debe decidir, en un momento de su trayectoria, si acepta convivir con ¨¦ste tipo de amenazas, en las que la acci¨®n del ser humano poco tiene que ver. Estar o no estar, no hay mayor debate.
En la actualidad, diferentes federaciones auton¨®micas de monta?a disponen de sus propios equipos de j¨®venes alpinistas con la meta puesta en dotar a estos de las herramientas t¨¦cnicas indispensables para escalar en monta?a as¨ª como para formarles en la gesti¨®n del riesgo que entra?a el alpinismo, que se desarrolla en un terreno de juego muchas veces minado.
Pol Rodr¨ªguez, Jos Cotrina y Alex Vicedo, fallecidos el domingo tras ser sepultados por un alud en las monta?as de Kirguizist¨¢n, pertenec¨ªan al grupo catal¨¢n de tecnificaci¨®n del FEEC, que tan buen trabajo lleva a?os realizando en todas las disciplinas de monta?a. Tradicionalmente, los equipos de tecnificaci¨®n se fijan un proyecto final en el que poner en pr¨¢ctica todos los conocimientos adquiridos durante el periodo formativo, donde se escala en nuestra geograf¨ªa y en Alpes, antes de dar un salto a monta?as m¨¢s remotas de Asia o Latinoam¨¦rica. El conocimiento acerca de la tipolog¨ªa y causas que desencadenan los aludes ha crecido enormemente estos ¨²ltimos a?os, pero tambi¨¦n es cierto que es imposible saber cu¨¢ndo va a desencadenarse una avalancha. Con los conocimientos actuales, se pueden se?alar con cierta normalidad las laderas y orientaciones m¨¢s expuestas a aludes, en funci¨®n del momento de la temporada y de la climatolog¨ªa local, pero una vez sobre el terreno todo se complica enormemente y lo que hoy es seguro, ma?ana puede no serlo. Respecto a los peligros objetivos, la ¨²nica forma de no sufrir su amenaza es quedarse en casa, pero el alpinismo se practica en la monta?a, de forma libre.
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