El Real Madrid de baloncesto, un proyecto ejemplar

El Real Madrid ha completado la temporada perfecta. Lo ha ganado todo y de forma contundente. Su rendimiento ha sido bueno en los entretiempos y extraordinario cuando se han dirimido los t¨ªtulos. La respuesta a la alt¨ªsima exigencia competitiva ha sido inmejorable y ha entrado para siempre en la historia de un club con mucha historia. El ¨¦xito es de unas proporciones may¨²sculas, por lo que no viene mal rascar en busca de sus causas principales.
Lo primero y fundamental es que la doble conquista de las coronas europea y espa?ola en poco m¨¢s de un mes no ha sido producto de la casualidad, ni de una alineaci¨®n astral. Para entender lo ocurrido en este curso hay que remontarse cuatro a?os atr¨¢s, cuando la secci¨®n estaba hecha unos zorros, Messina hab¨ªa fracasado a lo grande y la negativa de nombres m¨¢s ilustres posibilitaron que el Madrid se decantase por Pablo Laso como nuevo t¨¦cnico. ?Bendito d¨ªa aquel! Porque con la llegada de Laso, se puso en marcha una idea, un plan basado en dos pilares fundamentales. El protagonismo de los jugadores espa?oles y un estilo de juego r¨¢pido, din¨¢mico y atractivo para el espectador. Con lo primero se hac¨ªa frente al problema de la identificaci¨®n, muy da?ada cuando de a?o a a?o se cambia media plantilla. Con lo segundo se entroncaba con el tipo de baloncesto que caracteriz¨® al Madrid en sus mejores ¨¦pocas. Ninguna de estas dos cuestiones ha sido negociable, ni siquiera en el peor momento de la traves¨ªa, cuando tras la derrota ante Maccabi en la Euroliga 2014 perdi¨® la liga frente al Bar?a. Cierto que la silla de Laso tembl¨® un poco, pero hubo la suficiente cordura como para tocar la chapa y pintura y dejar el motor intacto.
En este camino de cuatro a?os se ha ido poco a poco, sin atajos, sudando cada pelda?o. Primero se gan¨® la Copa del Rey, luego la Liga, y despu¨¦s de dos intentos fallidos, la so?ada Euroliga. Nada ha sido casual, sino como consecuencia de un proyecto que ha sido capaz de evolucionar para bien a?o tras a?o. Menci¨®n especial merece la gesti¨®n del verano pasado y la lectura de las carencias que hab¨ªan impedido, en una temporada donde el juego fue excelso, alcanzar la cima. Y se lleg¨® a la conclusi¨®n de que a costa de perder algo de brillo, hab¨ªa que traer un poco de lo que Nocioni denomin¨® rusticismo. Gente como el argentino o Ay¨®n, que diesen el plus guerrero y competitivo que faltaba. Acertaron de pleno.
En estos cuatro a?os se han tenido las cosas casi siempre claras, se ha mantenido la apuesta el tiempo razonable para que madurase hasta alcanzar su mejor rendimiento y, a la hora de los an¨¢lisis, el resultado no siempre ha sido el ¨²nico juez. En un club donde en su orilla futbolera se funciona como si no hubiese otro credo que este, tiene mucho m¨¦rito. Por cierto y aunque s¨®lo fuese por una vez, no estar¨ªa de m¨¢s que se tomase nota en las altas instancias del Madrid y comparasen sus modus operandi en un deporte y en otro, y las consecuencias que trae cada uno de ellos.
Y es que cuando las cosas se hacen bien durante el tiempo suficiente, aumentan las posibilidades de obtener la recompensa deseada. Ah¨ª queda la machada de Juan Carlos S¨¢nchez, Alberto Herreros, Laso, los jugadores y todos los que han intervenido en este proceso que ha llevado al Madrid baloncest¨ªstico del cero al infinito en cuatro a?os. T¨ªtulos en las vitrinas, juego ejemplar, afici¨®n entregada y orgullosa. Ideas, estilo, paciencia, trabajo, talento. Mucho proyecto, nada de ventoleras.
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