El peque?o Brasil de Dunga va al div¨¢n
El 7-1 no sirvi¨® de casi nada. Que esta melanc¨®lica despedida de hoy, con un t¨¦cnico sin imaginaci¨®n, sirva para algo
Por el crimen de un p¨¦simo partido en Concepci¨®n, Brasil y Paraguay se merecieron, despu¨¦s del 1-1 de los primeros 90 minutos, el castigo de decidir en los penaltis de qui¨¦n ser¨ªa la plaza en las semifinales de la Copa Am¨¦rica.?
Como en la ¨²ltima edici¨®n del torneo, le toc¨® al equipo guaran¨ª de nuevo, por 4-3. A este cronista solo le qued¨® tomarse un g¨¹isqui paraguayo, escuchar una guarania y blasfemar en portunhol salvaje, la lengua que hablamos en la triple frontera con los hermanos paraguayos y argentinos.
La selecci¨®n canarinho lleg¨® a ensayar un buen f¨²tbol colectivo en los minutos iniciales, con un Philippe Coutinho beatleman¨ªaco y aventurero, como en el Liverpool, un Elias al estilo del jugador que conocemos en el Corinthians y un Daniel Alves respirando Barcelona. As¨ª lleg¨® el gol de Robinho, rehecho, en el minuto 24 de la primera parte.
Y ah¨ª se qued¨® la ilusi¨®n te?ida de verde y amarillo. En vez de intentar el segundo gol, Brasil, poco a poco, adopt¨® un jueguecito como de notario, precavido, burocr¨¢tico. Un Elias que casi parec¨ªa tener prohibido ir adelante, acompa?ando el ataque, era el retrato del resto de jornada.
La despedida brasile?a, en la primera eliminatoria despu¨¦s de la tragedia del 7-1 contra Alemania, revela en este aniversario de un a?o del Mineira?o, siete errores cabal¨ªsticos:
1) Fuera de campo, el t¨¦cnico Dunga decepcion¨® en la v¨ªspera del partido al mezclar en la misma frase la intenci¨®n de lo pol¨ªticamente correcto y un gesto de racismo: ¡°Creo que soy afrodescendiente, de tanto que les gusta pegarme y lo que me gusta recibir¡±. En un pa¨ªs con fuerte herencia esclavista y de una selecci¨®n brasile?a hist¨®ricamente negra, la frase fue un desastre, como m¨ªnimo. ?Qu¨¦ dir¨ªa el cronista Mario Filho, autor del cl¨¢sico libro ¡®El negro en el f¨²tbol brasile?o¡¯?
2) Dentro del campo, un entrenador sin imaginaci¨®n o capacidad para salir del enredo paraguayo. Quien piensa mal, entrena mal. Es necesario saber usar las palabras. No se puede ser un sem no??o (sin sentido), como decimos aqu¨ª en los tr¨®picos.
3) La Confederaci¨®n Brasile?a de F¨²tbol (CBF) no quiso aprender nada con el 7-1. Simplemente lo ignor¨®, con la ilusi¨®n de que el fracaso de la Copa 2014 fue un hecho surreal y aislado.
4) Si el f¨²tbol canarinho ha perdido relevancia en el mundo, es triste saber que tambi¨¦n est¨¢ por debajo de las selecciones de Am¨¦rica Latina. El fin de un imperio. Ya nadie teme a la camiseta amarilla.
5) En nombre del falso mito de que tenemos que jugar serio, Brasil ya no sonr¨ªe en el campo. Todo bien, no es un equipo de llorones, pero esa cara seria, con la excepci¨®n de Robinho, revela que los muchachos ya no se divierten con el juego.
6) Jos¨¦ Maria Marin, expresidente de la CBF, est¨¢ detenido en Suiza. Del Nero, el actual, tiene miedo hasta de salir de casa, y mantuvo distancia del equipo en la Copa Am¨¦rica por miedo a ser detenido. La gente de Bom Senso F.C., un grupo de atletas que repiensa el f¨²tbol brasile?o, deber¨ªa ser escuchada m¨¢s seriamente.
7) El 7-1 no sirvi¨® de casi nada. Que esta melanc¨®lica despedida de hoy, con un t¨¦cnico sin imaginaci¨®n que vale, apenas, para estorbar al poco talento que nos queda y a la idea de divertirse en el campo, sirva para algo. La samba est¨¢ en el div¨¢n. Que vuelva con su mejor ritmo.
Xico S¨¢, escritor y periodista brasile?o, es columnista de EL PA?S.
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