Dustin ¡®Marley¡¯, el rastafari del tenis
Alem¨¢n de origen jamaicano, recorri¨® Europa en una caravana para poder acceder al circuito
Un jugador que rompe la norma. Luce collares y pendientes, y se le suele ver por los torneos con cascos, enfrascado con la m¨²sica. As¨ª es?Dustin Brown (Celle, Alemania, 30 a?os), que el jueves elimin¨® a Nadal en la segunda ronda de Wimbledon.
102 del mundo, el mestizo jugador alem¨¢n es hijo de un jamaicano y una mujer germana. Por su aspecto (mide 1,96), algunos bien podr¨ªan confundirle con un vecino del barrio de Brixton, en el que se congrega, al sur de Londres, una nutrida comunidad jamaicana a ritmo de reggae. Dustin, cuentan, es un tipo de lo m¨¢s singular. El hecho de que juegue con cordones amarillos en un pie y naranjas en el otro ya ofrece alguna pista.
La de Brown, diestro y longil¨ªneo, un tenista al que le gusta el todo o nada, es una de esas que se sale de lo habitual en el tenis. Naci¨® en Alemania, en una localidad de Baja Sajonia en la que tuvo que afrontar m¨¢s de un episodio de racismo. A los 11 a?os emigr¨® junto a sus padres a Jamaica, donde comenz¨® a dar los primeros pelotazos mientras ellos se sacaban el jornal en una oficina de turismo.
Floreci¨® el talento y a la vez el deseo firme de convertirse en un profesional del tenis. Su madre Inge intent¨® por todos los medios conseguir ayuda federativa para sufragar la formaci¨®n de Brown, pero Jamaica es, ante todo, una tierra de velocistas en la que el tenis no tiene apenas calado. Ante la negativa, unos a?os despu¨¦s, la progenitora ide¨® un plan para que su hijo pudiera despegar definitivamente en el mundo de la raqueta.
Regresaron a Alemania y una vez all¨ª, concentraron una parte importante de sus ahorros en una caravana para el chico. Es iba a ser su centro de operaciones. Cocina, ba?o y tres camas, no hac¨ªa falta m¨¢s. Ah¨ª se inspiraba el joven Dustin, por entonces 20 a?os, con las letras de Bob Marley. Con esas cuatro ruedas se recorrieron todo el pa¨ªs y media Europa durante cinco a?os, en los que los tres vivieron con lo justo. "Llegu¨¦ a comer pasta un mes seguido", admite.
Pero poco a poco el destino le fue sonriendo. Obtuvo ayudas de la Federaci¨®n Alemana y fue abri¨¦ndose paso en los challengers. Y en 2010, la recompensa con la entrada en la lista de los 100 mejores jugadores de la ATP. A partir de ah¨ª, crecimiento y algunos vaivenes (su mejor r¨¢nking es el puesto 82). Tambi¨¦n alguna que otra haza?a, como el triunfo contra Nadal el a?o pasado en el c¨¦sped de Halle, que ahora ha repetido sobre la hierba de Wimbledon.
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