Nadal: ?hora de cortarse un brazo?
Quiz¨¢ el problema sean los 12 a?os que ha jugado al l¨ªmite de sus posibilidades f¨ªsicas y mentales. Pero no es un disparate proponer que necesita cambiar de t¨¦cnico
Si Rafa Nadal fuera el Real Madrid despedir¨ªa a su entrenador. Cualquier club de f¨²tbol de primer nivel lo har¨ªa, no solo el Madrid de sus amores, en las circunstancias deportivas que vive hoy el gran tenista espa?ol. Por si existiera alguna duda de que el juego de Nadal est¨¢ en crisis desde que volvi¨® de una larga lesi¨®n a principios de a?o, la derrota en Wimbledon la semana pasada ante el rasta alem¨¢n Dustin Brown, 102 en el r¨¢nking mundial, lo confirm¨®.
La soluci¨®n propuesta por John McEnroe despu¨¦s de aquel partido ¡ª¡°?Que se consiga un maldito nuevo entrenador!¡±¡ª no sali¨® de la nada. Hace ya varios a?os que en el mundo en el que se mueve McEnroe, otro grande del tenis en su d¨ªa, se murmura que Toni Nadal, el t¨ªo de Rafa que lo ha entrenado desde la infancia, no aporta cosas nuevas a su juego. Un tenista que conoce bien a Rafa Nadal y que le desea todo lo mejor lleva dici¨¦ndolo en privado desde al menos 2011, lament¨¢ndose al mismo tiempo por ver imposible que despida a su t¨ªo. ¡°Antes de cortar con Toni, Rafa se corta un brazo¡±, coment¨® aquel tenista.
Cualquiera con un m¨ªnimo conocimiento de Rafa Nadal sabe que lo m¨¢s importante en su vida, m¨¢s que los 14 trofeos grand slam que ha ganado, es la familia. La lealtad incondicional es lo que caracteriza a los Nadal, una versi¨®n pac¨ªfica mallorquina de la famiglia siciliana, un clan Corleone sin pistolas. La terrible cuesti¨®n a la que se podr¨ªa enfrentar Rafa Nadal ahora es si decirle adi¨®s a su t¨ªo le doler¨ªa m¨¢s que decir adi¨®s, con 29 a?os reci¨¦n cumplidos, a la posibilidad de volver a la cima del tenis mundial.
No hay duda es de que la fortaleza mental que permiti¨® a Nadal dar el salto a la ¨¦lite del tenis a los 17 a?os la consigui¨® gracias a su t¨ªo Toni
Aunque antes hay que preguntar si McEnroe y otros expertos tienen raz¨®n; si Toni es realmente el problema y si existe la garant¨ªa de que un cambio de entrenador le proporcionar¨ªa la frescura perdida. La respuesta es que no. Igual que Nadal no sabe si el haber remplazado a Carlo Ancelotti por Rafa Ben¨ªtez devolver¨¢ la gloria al Real Madrid, tampoco sabe a ciencia cierta si sustituir a su t¨ªo es lo que necesita para exprimir lo mejor de s¨ª en los pocos a?os que a su cuerpo le quedan para poder mantenerse al m¨¢ximo nivel competitivo.
Pero, ?qu¨¦ otra opci¨®n le queda? ?Seguir trabajando, como dice ¨¦l? ?Seguir ensayando su drive y su rev¨¦s hora tras hora, como ha hecho desde los cuatro a?os, bajo el sol mediterr¨¢neo? ?Seguir ejercit¨¢ndose como un demonio en el gimnasio? No hay que ser un psic¨®logo para ver que su principal problema hoy es mental. Es un t¨®pico pero por eso no deja de ser verdad que el punto diferencial entre ¨¦l y casi todos sus rivales desde que apareci¨® como un cometa en el tenis profesional en 2004 ha sido su cabeza. Roger Federer, su gran rival, posee m¨¢s talento natural, y Nadal es el primero en reconocerlo. Pero Nadal ha ganado dos tercios de los partidos en los que se han enfrentado y lo ha hecho debido a su mayor convicci¨®n en los puntos decisivos, por su capacidad para resistir, aguantar e imponerse en el duelo psicol¨®gico invisible que le da a un partido de tenis, en cualquier contexto, su particular magia.
Y de lo que no hay la m¨¢s m¨ªnima duda es de que la fortaleza mental que permiti¨® a Nadal dar el salto a la ¨¦lite del tenis mundial a los 17 a?os la consigui¨® gracias a su t¨ªo. Toni Nadal se dedicaba a dar clases de tenis a ni?os en el club local de Manacor cuando un d¨ªa le cay¨® su sobrino del cielo. Tuvo el ojo para ver que el peque?o Rafa ten¨ªa un don especial e invirti¨® toda su energ¨ªa, inteligencia y pasi¨®n en convertirlo en un campe¨®n. La disciplina era la clave, consider¨® Toni, y lo entren¨® durante su ni?ez y adolescencia como un sargento de marines con un nuevo recluta. Si con 10 a?os Rafa se presentaba a un partido en un d¨ªa de calor tremendo habi¨¦ndose olvidado de traer una botella de agua, Toni le dec¨ªa que se aguantara, que aprendiera, que jugara hasta el final sin beber. Si a los 14 a?os volv¨ªa a casa como campe¨®n de un torneo en tierras lejanas y la familia le preparaba una fiesta sorpresa, Toni se enfadaba y cancelaba la fiesta, porque a la ma?ana siguiente, temprano, hab¨ªa que volver a entrenar. Nunca se conformaba Toni con el rendimiento de su protegido, siempre hab¨ªa que apuntar m¨¢s alto, siempre hab¨ªa que aguantar, aguantar, aguantar.
Toni Nadal se merece un monumento. Sin ¨¦l Rafa Nadal no hubiera logrado convertirse en el deportista m¨¢s grande de la historia espa?ola. Si alguien lo cuestiona que se fije en lo que hizo en 2013, a?o en el que, tras una lesi¨®n que le hab¨ªa impedido competir durante seis meses, empez¨® el a?o como n¨²mero cinco en el mundo. Personas de su entorno dudaban que volviera a ser lo que fue. Pero conquist¨® su octavo Roland Garros, gan¨® el Abierto de Estados Unidos y acab¨® el a?o en el n¨²mero uno en el r¨¢nking.
El milagro no se ha repetido en 2015. Una vez m¨¢s volvi¨® de una larga lesi¨®n, empez¨® el a?o en el puesto n¨²mero tres y hoy, despu¨¦s de un fracaso tras otro y ahora tras la derrota ante Dustin Brown, ocupa el n¨²mero 10.
En una biograf¨ªa que escribimos juntos propuse que Nadal, una persona gentil y entra?able para los que lo conocen en la intimidad, era Clark Kent fuera de la pista y Superm¨¢n dentro de ella. Contra Brown en la Centre Court de Wimbledon el Clark Kent interior se delat¨®. No solo porque fallaba ocasiones m¨¢s que plausibles de golpes ganadores con alarmante frecuencia sino por sus gestos de impotencia entre puntos. La esencia ganadora que le transmiti¨® su t¨ªo, ese tes¨®n de campe¨®n, ha desaparecido. No demuestra esa descomunal confianza en s¨ª mismo en los momentos de m¨¢xima tensi¨®n, no aguanta como aguantaba antes cuando un partido se pon¨ªa cuesta arriba.
Necesita recuperar el nervio y hacerlo ya. El tiempo se agota. Toni Nadal quiz¨¢ no sea el problema. Quiz¨¢ lo sean los 12 a?os que ha jugado, como nadie, al l¨ªmite de sus posibilidades f¨ªsicas y mentales. Quiz¨¢ ya no d¨¦ para m¨¢s. Pero si existe la posibilidad, como Rafa Nadal tiene que creer, de que quedan m¨¢s torneos grand slam a su alcance, cabe explorar la posibilidad de que su t¨ªo no sea la soluci¨®n. Lo bailao nadie se lo quitar¨¢ a Toni Nadal pero no es un disparate proponer, como McEnroe, que lo que necesita su pupilo hoy es sangre nueva. A Rafa le costar¨ªa un brazo despedirle. ?No ser¨¢ el momento, entonces, de que como ¨²ltimo gran favor a su sobrino, como inconmensurable gesto de amor familiar, el t¨ªo Toni se plantee despedirse a s¨ª mismo?
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