Las dos semanas en el infierno de Sevilla y Celta
A diferencia del Elche este a?o, ambos clubes fueron perdonados en 1995 tras no cumplir todos requisitos econ¨®micos de la Liga
Que el f¨²tbol mueve masas y levanta pasiones qued¨® m¨¢s patente que nunca el 1 de agosto de 1995. Veinte a?os antes de que el Elche pagase con el descenso sus malas pol¨ªticas financieras, Sevilla y Celta corrieron distinta suerte aunque pasaron dos semanas en el infierno futbol¨ªstico. Aquel d¨ªa, con media Espa?a de vacaciones, la Liga de F¨²tbol Profesional (LFP) anunci¨® que Sevilla y Celta eran expulsados de la competici¨®n profesional, tendr¨ªan que jugar en 2?B. El suelo se abri¨® en la capital andaluza y en Vigo, escenas desgarradoras de aficionados descompuestos inundaron los informativos y el tsunami hizo que los Ayuntamientos se volcasen defendiendo a sus equipos.
El motivo de tan radical castigo era simple: los dos clubes sancionados no presentaron un aval del presupuesto de gastos para la temporada siguiente. El real decreto aprobado poco antes, y que completaba la Ley del Deporte de 1990, instaba a las entidades a cumplir ciertas exigencias, si no, pagar¨ªan con el descenso.
Lo m¨¢s clamoroso de todo es que los avales eran de 85 millones de pesetas (510.000 euros) en el caso del Sevilla y de 45 (270.000) en el del Celta, cantidades nimias en el f¨²tbol de ¨¦lite. Ni andaluces ni gallegos se esperaban la aplicaci¨®n de la norma tan a rajatabla y tras un primer momento de incredulidad llegaron las excusas. El Sevilla alegaba que en 1991 present¨® un aval por cinco a?os; el Celta que fue un fallo administrativo, ya que mandaron el documento del curso pasado.
Fernando Mosquera, director del Celta de Vigo entonces, sigue manteniendo que fue un ¡°error humano¡±. ¡°Aquel era el primer a?o de nuestra directiva en el club y ¨¦ramos un poco novatos. Se ped¨ªan nuevos documentos y por un fallo no se enviaron todos¡±. La Liga, que argumentaba que avis¨® con tiempo a los clubes de que faltaban los avales, se mostr¨® inflexible. ¡°Nos perjudic¨® la actitud del presidente del Sevilla (Luis Cuervas), que en la v¨ªspera dijo a la Liga aquello de ¡®No hay cojones para echarnos¡±.
El jaleo se duplic¨® porque Albacete y Valladolid, que hab¨ªan descendido por motivos deportivos, pasaron a ocupar la plaza de los clubes castigados en Primera. Por lo tanto, cuatro equipos y cuatro ciudades se movilizaron en aquel verano. En Sevilla, desde el primer momento miles de aficionados salieron a la calle tanto para exigir explicaciones a sus directivos como para pedir clemencia a la Liga. ¡°La afici¨®n estuvo ejemplar¡±, recuerda Manolo Jim¨¦nez, capit¨¢n del conjunto hispalense por entonces, ¡°se moviliz¨® para apoyar al equipo, incluso tuvimos el cari?o de los b¨¦ticos. Sin nuestros seguidores, no lo hubi¨¦semos conseguido¡±.
El embrollo se arregl¨® ampliando la Liga a 22 equipos en Primera
En Sevilla un hombre centr¨® todas las iras. El presidente Luis Cuervas fue se?alado como principal culpable del desastre y tuvo que dimitir el 5 de agosto tras unos d¨ªas en los que incluso sus negocios jugueteros fueron atacados. El entonces vicepresidente Jos¨¦ Mar¨ªa del Nido tuvo que regresar de sus vacaciones en Eurodisney para asumir el control del club e intentar arreglar el entuerto.
Aquel a?o, el Sevilla hab¨ªa conseguido clasificarse para Europa y contaba con jugadores de la talla de Davor Suker, que quedar¨ªa libre si el equipo acababa en 2?B, donde no se permit¨ªan extranjeros. ¡°Es normal que las grandes estrellas de fuera pensasen en marcharse, pero a la vez hab¨ªa un grupo fuerte de futbolistas de la casa, como Rafa Paz, Martag¨®n, Monchi o yo, que defender¨ªamos al Sevilla en cualquier circunstancia¡±, apunta Jim¨¦nez.
Viendo el terremoto ocasionado, el Gobierno socialista de entonces a trav¨¦s del CSD empez¨® a tantear la clemencia para los desgraciados clubes. La ¨²nica opci¨®n: la Liga de 22 equipos, ya que ya no se pod¨ªa devolver a Albacete y Valladolid a Segunda. La Liga, sobre todo los grandes (Real Madrid, Deportivo y Bar?a), no quer¨ªan ni o¨ªr hablar de aquello, pero finalmente pasaron por el aro y la ampliaci¨®n fue aceptada el 16 de agosto en una rocambolesca asamblea de los clubes y con miles de aficionados del Celta en la puerta. ¡°Fue una pesadilla, lo pasamos muy mal, de los peores momentos de nuestra vida¡±, rememora el c¨¦ltico Mosquera. ¡°El trance fue muy desagradable, pero fue un punto de inflexi¨®n. Tras unos a?os malos, luego se construy¨® el gran Sevilla de los t¨ªtulos¡±, subraya Jim¨¦nez.
Aquel sainete veraniego, sin embargo, no sirvi¨® para inyectar seriedad en el f¨²tbol espa?ol. Un a?o despu¨¦s, el Gobierno de Aznar flexibiliz¨® las exigencias econ¨®micas para los clubes para que no se repitiese un episodio as¨ª, por lo que el endeudamiento se dispar¨® los a?os siguientes. De aquellos polvos procede bastante del lodo actual, con equipos entrampados y debiendo mucho dinero a Hacienda.
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