Bale, bendito problema
A medida que el verano arrancaba hojas del calendario, los debates en torno al Real Madrid iban naciendo, reproduci¨¦ndose y, en algunos casos, muriendo. Muri¨® el de Casillas, que el s¨¢bado debut¨® con el Oporto, y muri¨® el de Sergio Ramos, que este lunes se atar¨¢ al Madrid hasta 2020, tiempo suficiente para que los que le han calificado de pesetero, desertor y fel¨®n afilen los molares a la espera del primer error. Quedan pendientes de resoluci¨®n, entre otros asuntos de menor enjundia, el de la posible llegada de De Gea a la porter¨ªa del equipo blanco y otro tan perverso que cuesta siquiera explicarlo. El creado en torno a Gareth Bale.
Sucede que afamados analistas consideran que en el sistema t¨¢ctico de Rafa Ben¨ªtez, nuevo t¨¦cnico madridista, el gal¨¦s es un problema. Que con aquel simp¨¢tico se?or con aspecto de vendedor de electrodom¨¦sticos, Ancelotti de apellido, Bale tuvo sus momentos de gloria casi por casualidad, en un equipo nada trabajado, nulo en el apartado t¨¢ctico y que gan¨® cuatro t¨ªtulos por alguna extra?a coincidencia astral. Pero ahora, con Ben¨ªtez al mando, un mago de la pizarra, las cuadr¨ªculas y los logaritmos, el equipo va a tener disciplina, orden, simetr¨ªa y equilibrio. Y todo ello no casa con la anarqu¨ªa de Bale. Y mucho menos con su individualismo, un chup¨®n este gal¨¦s, como ya demostr¨® en tantas ocasiones, a ver que recuerde, s¨ª, como en aquel partido contra el Bar?a en el que recibi¨® la pelota en el centro del campo, comenz¨® a galopar, se subi¨® a la grada, se tom¨® un caf¨¦, regres¨® al c¨¦sped y a¨²n segu¨ªa por delante de su perseguidor (Bartra) cuando col¨® la pelota entre la piernas del portero rival, gol que vali¨® poca cosa, solo una Copa del Rey.
Pero resulta que este futbolista capaz de inventarse goles de la nada, de esos que ganan t¨ªtulos, es un problema en este Madrid, en este equipo cuyo f¨²tbol de pretemporada ha sido un dechado en cuanto a disciplina, orden, simetr¨ªa y equilibrio, y un co?azo en cuanto a espect¨¢culo. La culpa, al parecer, la tiene la posici¨®n ocupada por Bale, un jugador de f¨ªsico descomunal, imparable con espacios, due?o de un ca?¨®n en su pierna izquierda, a quien se quiere encajonar en cuatro metros cuadrados de c¨¦sped. ¡°Ah¨ª, en la mediapunta, jugaba en el Tottenham¡±, se dice. Falso. En el Tottenham, Bale jugaba donde le daba la real gana, pero nunca de espaldas a la porter¨ªa y encadenado al borde del ¨¢rea, un lugar ideal para que sus prestaciones pasen a mejor vida en aras del rigor y el m¨¦todo, esas figuras que tanto p¨²blico llevan a los estadios.
El inevitable adi¨®s de Pedro
Y hablando de jugadores que ganan t¨ªtulos, el m¨¢s que probable adi¨®s de Pedro hab¨ªa monopolizado el debate alrededor del Bar?a hasta que el Athletic, en la ida de la Supercopa, aplast¨® al equipo que iba a ser campe¨®n de todo. Pero en los pr¨®ximos d¨ªas se deber¨¢ decidir el futuro de un jugador cuyo rendimiento en el conjunto azulgrana es imposible de cuantificar. No hay n¨²meros, y eso que todos le favorecen, que reflejen con exactitud lo que este futbolista ha significado en los mejores a?os del Bar?a. Guardiola le sac¨® de la nada y durante ocho temporadas ha acompa?ado en el ataque del equipo al dios Messi (cuya condici¨®n divina sufri¨® un serio varapalo en San Mam¨¦s) y a cuantas estrellas han formado la ofensiva azulgrana (desde Ibrahimovic hasta Luis Su¨¢rez pasando por Villa, Alexis o Neymar).
Pedro enterr¨® a Pedrito y cada a?o consigui¨® hacerse un hueco en el firmamento de turno. Pero ya no aguanta m¨¢s. No es indiscutible en el Bar?a ni lo va a ser. Luis Enrique se lo grit¨® bien alto en la Supercopa de Europa: le dej¨® en el banquillo pese a que las paperas imped¨ªan a Neymar jugar. Ese d¨ªa sali¨® y marc¨® el gol del triunfo, como de costumbre, lo que no impedir¨¢ que abandone su club de toda la vida, con 99 goles en la mochila y la sensaci¨®n de que jam¨¢s le ser¨¢ reconocido como merece su papel en el ya desaparecido mejor Bar?a de la historia.
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