La defensa del Real Madrid toma la delantera

No hubo chicha en el Trofeo Bernab¨¦u, festivo y tur¨ªstico en la grada, pero un chasco en el c¨¦sped. Volvi¨® Cristiano, Bale sigui¨® a su antojo y Jes¨¦ suplant¨® a Benzema, pero no hubo sincron¨ªa y el ataque liberal que proclama Rafa Ben¨ªtez se qued¨® en barbecho. Tanto, que al rescate llegaron Nacho y Marcelo, improvisados goleadores. Dos defensas para tomar la delantera. El equipo no ha sido un prodigio goleador en pretemporada, pero con su n¨®mina de atacantes el gol solo puede estar en la sala de espera. Mayor inquietud para Ben¨ªtez ser¨¢n los deslices a la hora de cerrar el ¨¢rea propia. Contra el Galatasaray los hubo, faceta que tampoco se le hab¨ªa visto al Madrid en su trasiego estival.

A partir de un cierto desajuste ofensivo, en el que tambi¨¦n se dispers¨® Isco, que tom¨® la delantera a James, el Madrid fue un equipo borroso, con poco chasis. Toda una concesi¨®n al Galatasaray, que lleg¨® con cara de telonero y pronto advirti¨® que esta vez no hab¨ªa cocodrilos en Chamart¨ªn. Paso a paso, por inercia y desconexi¨®n blanca, acab¨® por plantarse ante Keylor Navas en media docena de ocasiones con cierta intriga. Se movi¨® a sus anchas por el eje, con Sneijder como gu¨ªa. El holand¨¦s, sin fogatas alrededor, a¨²n templa y torea. Y sin sofocos hasta es capaz de golear. Suyo fue el empate, un remate cruzado desde el balc¨®n del ¨¢rea, imposible para Keylor, escrutado por Casilla en el banquillo y De Gea en la posible sala de embarque desde Manchester.

Pasada la hora, Sneijder dej¨® el Bernab¨¦u con aplausos. En Madrid dej¨® huella. Sin ¨¦l, y ya con la rueda de cambios, el Galatasaray se licu¨®. Mucho antes le pas¨® a Danilo, la ¨²nica novedad de entrada de los madridistas. Impreciso, el brasile?o no tuvo dictado. Lo contrario que Marcelo, otro defensa al rescate. Suyo fue el gol ganador tras una jugada de trapecista, plena de habilidad y talento. Antes, el tanto de Nacho fue consecuencia de un cabezazo de manual.

No fue el Madrid impenetrable y cosido que se hab¨ªa advertido en pretemporada. Abundaron los desequilibrios y, como en tiempos recientes, de nuevo agriet¨®, con los atacantes en su descampado y el resto sin amparo. Al equipo le supuso una hombrada recuperar la pelota, cortocircuitar a su rival, que en muchos momentos se sinti¨® en zapatillas. Se sucedieron las alternancias entre Bale, CR y Jes¨¦, pero sin que ninguna echara apenas un vistazo al retrovisor. Isco, acostado a la derecha, no encontr¨® la ruta. La suya es la del gal¨¦s, cuesti¨®n decidida en detrimento del malague?o.

Ben¨ªtez sostiene que Bale debe estar a gusto, y el chico seguro que lo est¨¢. El asunto es si lo est¨¢ el grupo, sobrecargado de jugadores para ir de frente a la porter¨ªa, ya sean armadores como Jes¨¦, Benzema, Isco, James y Modric o depredadores como Cristiano. La posici¨®n acerca a Bale al gol, pero reduce su potencial, sus dotes de velocista, su explosiva zancada. Por el camino recto se exige mayor sutileza con los pies, mayor agilidad en los minifundios. A Bale le costar¨¢ y la gente le despidi¨® con algunos pitos. Quiz¨¢ encuentre el gol, pero otra cosa ser¨¢ dar carrete al juego. Tampoco se le vio fino a Cristiano, ni cuando parti¨® desde la izquierda ni cuando hizo de ariete. Un caso circunstancial. A¨²n en rodaje, al portugu¨¦s se le espera porque siempre llega. Su hoja de servicios no admite dudas, por mucho que ante el Galatasaray fallara un gol parvulario, un remate sencillo desde el punto de penalti, sin agobios en el per¨ªmetro.

Sin fluidez, el Madrid qued¨® a merced de sus postizos goleadores. El mundo al rev¨¦s. Pero a estas alturas del curso todo es posible. A partir del domingo, ya en Liga, comienza la realidad.