Piqu¨¦ no tiene quien le defienda
Lo m¨¢s llamativo del caso Piqu¨¦, cuyo insulto al ayudante de un ¨¢rbitro le ha costado cuatro partidos de sanci¨®n, reside en la defensa que de ¨¦l ha hecho el Bar?a. ¡°Me cago en tu puta madre¡±, asegura el juez de l¨ªnea que le espet¨® Piqu¨¦ por un qu¨ªtame all¨¢ un fuera de juego en el partido de la Supercopa ante el Athletic. El club azulgrana, en su intento por demostrar la inocencia de su futbolista, afirma en su pliego de descargos que no exist¨ªa ¨¢nimo alguno de ofender y que la locuci¨®n ¡°tu puta mare¡± es t¨ªpica catalana. As¨ª que la gravedad de un improperio, en versi¨®n Bar?a, reside en su nivel de aceptaci¨®n popular. Dicho de otro modo: que no hay culpa, ni por consiguiente castigo, en que un jugador le lance al ¨¢rbitro un sonoro ¡°vete a tomar por el culo¡±, dada la enorme raigambre castellana que tiene la expresi¨®n. Lo mismo valdr¨ªa para un ¡°me cago en tus muertos¡± si sale de la boca de un futbolista aut¨®ctono de Andaluc¨ªa, donde el t¨¦rmino posee incluso un tono cari?oso. Vistos los hechos, no es extra?o que el Bar?a las pase putas (perd¨®n, todo se pega), en los juzgados, ya sea por su pol¨ªtica de contrataci¨®n de menores o por el coste del fichaje de Neymar, que cifraremos en infinito a la espera de que alguien lo aclare.
Y que conste que lo ocurrido con Piqu¨¦, m¨¢s all¨¢ de que no resulte edificante, no es motivo para lapidarle. Insultos hay en todos los campos. Sucede, sin embargo, que el magn¨ªfico defensa del Bar?a es una rara especie dentro de su gremio. M¨¢s que nada porque en cada aparici¨®n dice algo de inter¨¦s, lejos del discurso inane que maneja la mayor¨ªa. Otra cosa es que el chico se pringue en todas las batallas. Es capaz de lanzar bombas f¨¦tidas en el avi¨®n del equipo (un no parar de re¨ªr debi¨® ser aquello); de mofarse de Cristiano y el cantante (es un decir) al que el portugu¨¦s llev¨® a su fiesta de cumplea?os; de enfrentarse a la Guardia Urbana de Barcelona en plan machito ib¨¦rico (¡°voy a hablar con tu jefe y se te va a caer el pelo¡±) o de celebrar un t¨ªtulo al grito de ¡°que se jodan los de Madrid¡±. Piqu¨¦ quiere elevar el caca, pedo, culo, pis a la categor¨ªa de arte y no lo logra. Como siga as¨ª, llegar¨¢ un momento en que los ni?os tengan f¨¢cil poner un mote al gracioso de clase que se tire un eructo furtivo: ¡°?Ha sido el Piqu¨¦!¡±.
La vuelta atr¨¢s de la Vuelta
La Vuelta a Espa?a, tan admirable de un tiempo a esta parte, acaba de sufrir un ninguneo considerable merced a la decisi¨®n de los corredores de boicotear su primera etapa, la que el s¨¢bado arranc¨® en Marbella. La raz¨®n es que durante unos kil¨®metros la prueba transcurr¨ªa a la vera de la playa, sobre un piso arenoso. Consideraron los ciclistas que aquello era peligroso. As¨ª que instaron a la organizaci¨®n a que rectificara, pero ya no hab¨ªa tiempo. La salom¨®nica decisi¨®n adoptada fue que el resultado de la contrarreloj por equipos no computara en la clasificaci¨®n general. Fuera o no peligroso, no debe serlo m¨¢s que cualquier tramo de pav¨¦s en el Tour, en el que los corredores intentan sobrevivir entre adoquines dando botes sobre la bicicleta, como si de un toro mec¨¢nico se tratara. Y eso sin abrir la boca, porque si la abren lo mismo se tragan una bo?iga que en el asfalto haya dejado un rumiante del lugar. Por no hablar de cualquier llegada al sprintque se precie, donde decenas de bicicletas intentan hacerse un hueco donde no lo hay, tubular contra tubular, a la velocidad de la luz. El s¨¢bado, el equipo ganador, el BMC, corri¨® a una media de 54 kil¨®metros/hora, que para el peligro que hab¨ªa no est¨¢ nada mal. El recorrido de la Vuelta se conoce desde enero, tiempo suficiente para que los directores de los equipos se hubieran informado de que la playa de Marbella es una de esas que tienen arena.
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