Pau Gasol, el chico que nunca deja de sorprendernos
Desde aquella ruidosa irrupci¨®n en la Copa del Rey de 2001, hemos podido seguir paso a paso la extraordinaria carrera de Pau Gasol. Nos subimos al avi¨®n que le llev¨® a Memphis, nos sorprendimos con su r¨¢pida adaptaci¨®n que le llev¨® a ser debutante del a?o, celebramos su fichaje por los Lakers, festejamos sus dos anillos consecutivos y cada merecida elecci¨®n de All Star; sufrimos con el desplome de su equipo y c¨®mo le cargaron el muerto, nos ilusionamos, al igual que ¨¦l, con su fichaje por los Bulls y volvimos a sonre¨ªr con su primera temporada en Chicago, que le sirvi¨® para convertirse en el p¨ªvot titular en el pasado fin de semana de las estrellas. Cada verano que su cuerpo lo permit¨ªa, nos tranquilizaba su presencia con la selecci¨®n espa?ola, a la que vimos proclamarse campeona del Mundo, doble campeona de Europa y otras tantas subcampeona ol¨ªmpica, metiendo el miedo en el cuerpo a los Kobe, Lebron y compa?¨ªa. Cada ¨¦xito de nuestro equipo ten¨ªa una premisa ineludible: su extraordinario rendimiento, que le hizo acreedor a todo tipo de reconocimientos individuales.
Llegados a este punto, cre¨ªmos haberlo visto todo. Apabullantes dominios, n¨²meros fuera del alcance de la mayor¨ªa y un liderazgo sensato, maduro y aceptado por todos, entrenadores incluidos. Este a?o, ante las bajas de su hermano Marc y su compa?ero inseparable de aventuras, Juan Carlos Navarro, el reto de acaudillar un colectivo con menor talento de lo habitual en la ¨¦poca dorada hab¨ªa elevado varios grados la exigencia, sobre todo si ya tienes 35 a?os. La respuesta de Pau est¨¢ siendo a la altura de su leyenda. El s¨¢bado, ante Polonia, a?adi¨® una nueva p¨¢gina, desconocida hasta ahora en las formas, otra de esas actuaciones ¨¦picas que jalonan su trayectoria. El guion fue casi perfecto, pues hubo un momento donde la situaci¨®n no ofrec¨ªa otra cosa que obst¨¢culos. Empezando por su gemelo, que en el calentamiento le mand¨® una se?al, un pinchazo que convirti¨® el inicio del partido en pura angustia colectiva, mayor a¨²n cuando cedi¨® el salto inicial a Mirotic y a los cinco minutos Scariolo le quiso sentar para evitar riesgos. El escalofr¨ªo era inevitable.
El reto de liderar un colectivo con menor talento ha elevado la exigencia, pero ¨¦l ha estado a la altura
Pero no se construye una carrera como la suya sin que el talento vaya acompa?ado con una cabeza bien amueblada y un sentido competitivo fuera de lo com¨²n. Pau hizo un chequeo de la situaci¨®n, la suya propia y la de su equipo, y decidi¨® que el riesgo merec¨ªa la pena. Sabedor de que su abandono iba a suponer el descalabro moral de sus compa?eros y una m¨¢s que probable derrota, quiso mantenerse en pista, mand¨® una se?al de tranquilidad al banquillo, y se puso a jugar de la mejor forma que le permit¨ªan sus molestias. Limit¨® acciones explosivas, y si hasta ahora su radio de acci¨®n han sido los alrededores de la canasta y como mucho, tiros de cuatro, cinco metros, dio dos pasos hacia atr¨¢s y se parapet¨® detr¨¢s de la l¨ªnea de 6,75 para dejarnos con la boca abierta con su incre¨ªble serie, lo nunca visto de un jugador al que le hemos visto de todo.
A golpe de triple, sobre todo en el ¨²ltimo cuarto, Espa?a se vino arriba y despach¨® un partido muy complejo para pedir cita con los griegos el martes. La reacci¨®n del p¨²blico franc¨¦s, olvidando pitos y ovacion¨¢ndole cuando se sent¨® definitivamente en el banquillo, reconoci¨® la categor¨ªa del personaje y lo excepcional de una actuaci¨®n que recordaremos durante mucho tiempo. Como suele decir Panoramix sobre Obelix, ¡°este chico nunca dejar¨¢ de sorprendernos¡±.
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