Trauma superado
Hace poco m¨¢s de un a?o, Espa?a sufri¨® el peor varapalo de su historia al perder ante Francia en los cuartos de final de su mundial. La decepci¨®n fue astron¨®mica, superando el angolazo de los Juegos de Barcelona, hasta ese momento la mayor pesadilla vivida. Todo estaba preparado para que al amparo de su p¨²blico, asaltase por tercera vez en la final el trono de EE?UU. Un equipo superlativo, cierta supuesta debilidad en los NBA si se los comparaba con sus versiones ol¨ªmpicas (luego result¨® que vinieron los mejores jugadores actuales como Curry, Harden o Davis) y un pa¨ªs entregado a la causa. Pero Francia se cruz¨® en el camino en una tarde donde nada sali¨® como se pod¨ªa esperar y la herida empez¨® a sangrar desde el mismo instante que termin¨® el partido. Se masacr¨® a Orenga, se pit¨® a Jos¨¦ Luis S¨¢ez, se puso en duda el modelo, se habl¨® de demasiada tolerancia con los jugadores y el futuro se llen¨® de nubes oscuras. Adem¨¢s, la mejor generaci¨®n de la historia del baloncesto espa?ol corr¨ªa el peligro de marcharse por la puerta de atr¨¢s, pues el pasaporte para R¨ªo estaba muy caro y la tardanza en elegir seleccionador y el goteo de bajas durante los meses siguientes (Calder¨®n, Ricky, Navarro y Marc) no hicieron sino incrementar la sensaci¨®n de peligro.
Pues bien, esa herida dej¨® de sangrar para siempre con el grito de Pau al convertir la canasta definitiva en un encuentro que recordaremos para los restos. Despu¨¦s de cuarenta y cinco minutos que pusieron a prueba nuestros corazones, se logr¨® la triple corona. Meterse en la final, clasificarse para los juegos, y superar definitivamente las secuelas de aquel infausto d¨ªa de Septiembre del a?o pasado. Las tres tienen una enorme importancia. Ma?ana jugaremos por el tercer oro europeo en los ¨²ltimas cuatro ediciones, lo que habla de un reinado pr¨®spero y longevo. Tener el billete a R¨ªo en el bolsillo permitir¨¢ a los juniors de oro despedirse adecuadamente en la competici¨®n m¨¢s importante de este deporte, y tapar un recuerdo negativo con otro positivo es la mejor manera de superarlo. El pasado es inamovible, pero su relaci¨®n con ¨¦l no. Aquel orgullo herido y todas las dudas que gener¨® han quedado sepultadas. La Espa?a baloncest¨ªstica est¨¢ viva y goza de mejor salud de la que igual previmos, como lo est¨¢ su estandarte, un marciano de nombre Pau Gasol.
Cuando una carrera anda sobrada de logros, tanto individuales como colectivos, cada vez resulta m¨¢s complicado a?adir momentos que formen parte de esos selectivos recuerdos que te vienen a la cabeza de forma instant¨¢nea a la hora de pasar revista a una trayectoria. Ese resumen fotogr¨¢fico, en el caso de Pau Gasol, parec¨ªa ya cerrado, pues la altura e importancia de lo conseguido se antojaba insuperable. Pero lo que est¨¢ haciendo en este Europeo, lo que vimos casi incr¨¦dulos ante Francia, no desmerece, ni mucho menos, a otras haza?as anteriores. Su forma de acaudillar a un colectivo correoso e irreductible, la manera de dominar el escenario, la inteligencia para dosificar sus energ¨ªas y llegar a pleno gas al final del partido unido a un acierto sobresaliente completaron una actuaci¨®n gal¨¢ctica. Siendo siempre destacable, el lograrlo en una fecha tan se?alada y crucial, ante un equipazo como el franc¨¦s alentado por 25.000 aficionados, dispara su grandeza hasta el infinito.
Hoy es un gran d¨ªa. No sabemos cuando llegar¨¢ el siguiente, quiz¨¢s ma?ana mismo, pero jugadores, t¨¦cnicos y aficionados nos merecemos disfrutarlo. El trauma ha quedado definitivamente superado. Un a?o despu¨¦s, volvemos a ser libres para en lugar de dudar, volver a so?ar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.