Que levanten la mano
Que levanten la mano los que hace 15 d¨ªas se imaginaron a los jugadores de la selecci¨®n subiendo con una sonrisa de oreja a oreja a lo m¨¢s alto del caj¨®n. Que levanten la mano los que adivinaron no que Pau Gasol iba a ser el mejor del campeonato, algo presumible, sino que lo lograr¨ªa con un apabullante dominio pocas veces visto anteriormente. Que levanten la mano lo que pensaron que no iban a acordarse de Marc, Navarro, Ricky o incluso Alex Abrines, la ¨²ltima baja. Que levanten la mano los que despu¨¦s de los primeros partidos y sobre todo al caer en el mismo camino que Grecia y Francia, mantuvieron intactas sus ilusiones. Que levanten la mano lo que a mitad de campeonato segu¨ªan confiando en V¨ªctor Claver. Podr¨ªamos seguir, pero no creo que aument¨¢semos una reducida n¨®mina donde se encontrar¨ªan, siendo risue?os, los jugadores, sus familias y los optimistas m¨¢s irreductibles. Vaya por delante que el que escribe no formar¨ªa parte de ella. Es posible que ahora, en el colosal ¨¦xito del tercer oro europeo, un pasaporte ol¨ªmpico y tres o cuatro actuaciones heroicas, el vag¨®n de los incondicionales, los que supuestamente nunca dudaron, se llene de polizones. Pero reconozc¨¢moslo, un guion as¨ª no nos lo esper¨¢bamos. Se podr¨ªa decir que es un sue?o hecho realidad, pero es que hasta hace cinco d¨ªas, no hab¨ªa sue?os sino pesadillas.
Esto hace que la sensaci¨®n sea a¨²n m¨¢s placentera y conecte en t¨¦rminos de satisfacci¨®n con el Mundial de Jap¨®n de 2006. En aquel entonces, viajamos al otro lado del mundo sin un objetivo definido. Desde la aparici¨®n de los j¨²niors de oro sospech¨¢bamos que est¨¢bamos ante algo especial pero no hab¨ªa sido concretado todav¨ªa m¨¢s all¨¢ de una medalla de plata europea. Es m¨¢s, los ¨²nicos que hablaban de un posible triunfo fueron los jugadores, a los que seguramente se les tachar¨ªan de ilusos. ?Oro en un Mundial, pero qu¨¦ dicen? Ocurri¨® lo que ocurri¨® y Espa?a se volvi¨® loca con sus h¨¦roes. A partir de ah¨ª, cualquier campeonato part¨ªa con la misma premisa: su favoritismo, compartido cada cuatro a?os en las citas ol¨ªmpicas con EE UU. Uno a uno y siempre que Pau estuviese en la plantilla, la selecci¨®n fue cosechando ¨¦xito tras ¨¦xito, de lo cual evidentemente participamos toda la afici¨®n. Pero ya no era lo mismo que la primera vez. No sorprend¨ªan, simplemente confirmaban lo buenos que eran.
Resulta inevitable la individualizaci¨®n de este exitazo, aunque la fuerza del colectivo es evidente en esta selecci¨®n.
Lo de ahora ha tenido el aroma de lo ocurrido hace nueve a?os. Inesperado, ag¨®nico en algunas de sus etapas para concluir con una explosi¨®n con ese j¨²bilo que solo se logra si primero has sufrido de lo lindo. Incluso ha dado tiempo para saborearlo adecuadamente, pues, como pas¨® en Tokio ante Grecia, la ¨²ltima etapa ha sido tranquila y sosegada y las pulsaciones no han subido en ning¨²n momento hasta guarismos preocupantes.
Resulta inevitable la individualizaci¨®n de este exitazo,aunque la fuerza del colectivo, plasmada sobre todo en una defensa que ha ido jornada a jornada afil¨¢ndose, es evidente en esta selecci¨®n. De Gasol ya queda poco por decir, otra vez imperial en la final. La inclusi¨®n en el mejor quinteto de Sergio Rodr¨ªguez, crucial en los peores momentos del campeonato, reconoce su impagable impacto. Llull ha ido de menos a m¨¢s, como el equipo, y qu¨¦ decir de ese Claver denostado y recuperado, o del Felipe Reyes de siempre. Rudy, Ribas, Mirotic, Hern¨¢ngomez, San Emeterio, Aguilar o Vives. Y por supuesto Scariolo, que ejerci¨® de perfecto capataz.
Todos tuvieron su papel, desde el largo mon¨®logo de Gasol hasta los que no tuvieron casi ni frase. Pero todos se merecen una enhorabuena descomunal pues la obra ha quedado para los anales como una de las mejores. De los que no podemos levantar la mano pues dudamos, hasta los m¨¢s fieles. Espa?a es campeona de Europa. Otra vez. Qu¨¦ grandes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.