La inteligencia de Iago Aspas
El delantero del Celta opt¨® por regresar a su feudo para recuperar su mejor versi¨®n tras dos opacas campa?as en Liverpool y Sevilla
Meti¨® la punta de la bota con esa intuici¨®n que da haber crecido jugando al f¨²tbol en la calle y se qued¨® solo, con 60 metros de campo ante s¨ª y el reto de volver a batir a Ter Stegen. Cuando coloc¨® la pelota en la red a¨²n le qued¨® aliento para darse otra carrera hacia el grader¨ªo, que en Bala¨ªdos no est¨¢ cerca del verde. Se subi¨® a la valla publicitaria y alz¨® los brazos, luego fue hacia la gente, con la mano en el coraz¨®n y los labios en el escudo. En las cuatro primeras jornadas no hab¨ªa conseguido marcar, ten¨ªa dolorido un gemelo, pero ni se acord¨® de ¨¦l, Iago Aspas hab¨ªa regresado para vivir ese momento. ¡°Quer¨ªa minutos, sentirme feliz, estar con mi gente¡ y as¨ª llega la confianza¡±.
Hace dos a?os parec¨ªa probable que sucediera lo que ocurri¨®. Apegado a su pueblo, Moa?a, una de esas villas gallegas que ayudan a entender el significado de la palabra morri?a, Aspas elucubraba entonces sobre una partida que parec¨ªa pr¨®xima. Se hab¨ªa presentado con el Celta en Primera Divisi¨®n y no s¨®lo no baj¨® el nivel mostrado un escal¨®n m¨¢s abajo sino que lo aument¨®, ayudado por el cambio de rol que le demand¨® Paco Herrera, que le hizo transitar de la mediapunta a ser una referencia ofensiva m¨®vil, generosa y, obviamente, goleadora. Estaba cerca de una llamada de Vicente del Bosque y con varias ofertas sobre la mesa. Eligi¨® Liverpool, luego Sevilla. No triunf¨®. ?Fracas¨®? ¡°Habr¨ªa que analizar muchas cosas¡±, concede el jugador. En todo caso Henry Ford, el genio americano de la automoci¨®n, dej¨® dicho: ¡°El fracaso es una oportunidad para empezar otra vez con m¨¢s inteligencia¡±.
Aspas jug¨® once partidos con el Liverpool y solo encontr¨® continuidad al inicio de la temporada justo cuando Luis Su¨¢rez cumpl¨ªa sanci¨®n por morder a Ivanovic. Jug¨® bien, pero pareci¨® un cuerpo extra?o: en una delantera de definidores ¨¦l sol¨ªa tocar de primeras, tiraba desmarques y buscaba paredes que no se tej¨ªan. Al regresar el uruguayo, se fue al banquillo como primera opci¨®n, pero casi de inmediato se lesion¨®, un fuerte desgarro muscular que le apart¨® del equipo durante un par de meses. Cuando regres¨®, no s¨®lo emerg¨ªa Sterling sino que Su¨¢rez y Sturridge firmaban los mejores n¨²meros que se recuerdan en Anfield (acabaron entre ambos con 55 goles en todas las competiciones, sin jugar en Europa y eliminados en fecha temprana tanto de Copa como de Copa de la Liga). No hab¨ªa noticias de nada similar desde que en 1983 el d¨²o conformado entre Dalglish y Rush anot¨® 50 dianas.
Aquella Campa?a en Liverpool termin¨® mal para Aspas, que en el partido contra el Chelsea en el que su equipo acab¨® por entregar la opci¨®n de un t¨ªtulo que acarici¨® durante meses, err¨® con estr¨¦pito al botar un c¨®rner en tiempo de descuento. Con todo el equipo en el ¨¢rea en busca del gol a la desesperada, toc¨® raso y corto a los pies de Willian, el brasile?o del equipo londinense. Las redes sociales, los memes y el ¨¢cido humor brit¨¢nico conformaron un c¨®ctel demoledor por m¨¢s que, obviamente, la Liga no se le hab¨ªa ido al Liverpool en aquel saque de esquina. Diez millones de euros hab¨ªa sido el acuerdo de los ingleses con el Celta, por seis se lo vendieron al Sevilla, por poco m¨¢s de cinco lo acaba de recuperar de vuelta el equipo gallego.
Sevilla no fue tampoco una buena estaci¨®n. El mejor a?o de Carlos Bacca y la alternativa de Gameiro al colombiano, le enviaron al fondo del banquillo. All¨ª se retorc¨ªa ante la falta de minutos. Las c¨¢maras captaron varias veces su frustraci¨®n porque el futbolista moderno sale del vestuario con una mano en la boca para que nadie le lea los labios, pero Aspas es un cl¨¢sico cristalino. ¡°Siempre los mismos cambios¡± se le vio mascullar varias veces. Cuando tuvo cancha la aprovech¨®: marc¨® siete goles en cinco partidos de Copa, pero en Europa desapareci¨® en la fase decisiva y en Liga s¨®lo el tercer portero, Barbosa, sum¨® menos minutos que ¨¦l. La vuelta a casa estaba cantada, las partidas de cartas con los amigos; las tertulias con la familia, un clan con un bal¨®n en los pies. Su hermano Jonathan jug¨® tres temporadas en el Celta y ahora apura su carrera en el Racing de Ferrol, su primo Aitor lo hace en el Guijuelo y su t¨ªo Cristobal lo hace en el Coruxo tras pasar, entre otros por Gramenet, Leonesa, Lugo o Tenerife.
Futbolero como pocos, puede recitar las plantillas de cualquier selecci¨®n que vio jugar por televisi¨®n cuando era ni?o y no desmerecer¨ªa como parab¨®lico en cualquier podcast o blog de moda. Celtista hasta la m¨¦dula, en el encabezado de su cuenta de twitter luce un montaje con una imagen que entronca veinte a?os de celeste. La cruz de Santiago que bes¨® el mi¨¦rcoles la llevaba en el pecho desde antes incluso de tener la edad reglamentaria. Expansivo, dinamizador de vestuarios, del Morrazo, tierra de esforzados y rebeldes, fue recogepelotas, extremo y mediapunta, es delantero y podr¨ªa ser secretario t¨¦cnico, entrenador o presidente. Minutos despu¨¦s de sacudirle al Barcelona apunt¨® antes de irse del estadio, sin que le preguntaran por ello, que lo importante era ¡°la viabilidad econ¨®mica del club¡±. Tiene pendiente vestir de rojo.
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