La redenci¨®n de los ¡®Springboks¡¯
Sud¨¢frica recupera su versi¨®n m¨¢s s¨®lida ante Escocia (34-16) y ser¨¢ primera de grupo si vence a Estados Unidos
Dos semanas despu¨¦s de jugar el papel de v¨ªctima en la heroicidad nipona, Sud¨¢frica puede esgrimir que sus cimientos han aguantado. Que esa p¨¢gina grandiosa no tendr¨¢ consecuencias matem¨¢ticas. Agotado entonces el margen de error, la plantilla ha respondido a las exigencias de su historia. Escocia ha hincado este s¨¢bado la rodilla ante unos Springboks poderosos que ser¨¢n primeros de grupo si cumplen el mi¨¦rcoles en su compromiso ante Estados Unidos. Escocia deber¨¢ ganar a Samoa el s¨¢bado para ser segunda y no dar opci¨®n a Jap¨®n.
Sud¨¢frica afrontaba el partido con una duda de liderazgo tras las bajas de su capit¨¢n, Jean de Villiers, y su alternativa, Victor Matfield. El estandarte lo llevaba el medio mel¨¦ Florie du Preez, encargado de la distribuci¨®n del bal¨®n como de la gesti¨®n emocional de unos Springboks que rozar¨ªan su adi¨®s al torneo con una derrota. Contra la incertidumbre, certezas. Y el cuadro africano envi¨® a sus camisetas blanquecinas a las trincheras. Con el maul como bandera, su argumento hacia la excelencia, desbordaron a Escocia en una de sus actuaciones m¨¢s constantes de este a?o tan irregular.
Aunque los Springboks acusaron faltas de disciplina en los primeros minutos, que permitieron a los escoceses pasar de su propia 22 a la contraria, el XV del Cardo marr¨® sus balas en el saque de touch. Se libr¨® Sud¨¢frica de esa picadura inicial, de las dudas que conlleva perseguir, y avanz¨® concienzudamente hacia la l¨ªnea de marca. Tras 16 fases, lograron posar bajo palos, con el m¨²sculo de seis brazos sobre el bal¨®n en un ensayo que el v¨ªdeo otorg¨® al delantero Bismarck Du Plessis.
La batalla por el territorio era sudafricana; sus camisetas estaban en campo contrario tres cuartas partes del tiempo. Resultaba inevitable que los escoceses buscaran cualquier v¨ªa para contener el avance de la muralla blanca. Ah¨ª estaba el talentoso Handr¨¦ Pollard para castigarlo con puntos. Ni el pie daba resultado a Escocia; lo intentaba Duncan Weir, sustituto en el puesto de apertura del lesionado Finn Russell, pero el bal¨®n siempre le volv¨ªa m¨¢s atr¨¢s. La culpa la ten¨ªa el zaguero sudafricano, un Willie le Roux cuya lectura rara vez registra imperfecciones.
S¨®lida victoria de Jap¨®n
Logre o no un billete para cuartos de final, Jap¨®n ha superado este s¨¢bado su mejor registro en un Mundial tras vencer a Samoa (26-5) y obtener su segundo triunfo del torneo. El cuadro nip¨®n necesita vencer en la ¨²ltima jornada a Estados Unidos y un tropiezo de Escocia o Sud¨¢frica para superar la fase de grupos.
Jap¨®n domin¨® el territorio desde el primer instante y Samoa, v¨ªctima de su indisciplina, vio dos tarjetas amarillas que dejaron al equipo con dos jugadores menos durante seis minutos. Insisti¨® el conjunto asi¨¢tico, que consigui¨® el ensayo de castigo cuando la defensa oce¨¢nica derrib¨® ilegalmente un maul que se dispon¨ªa a entrar en zona de marca. Sin pericia ofensiva, Samoa encajar¨ªa su segundo ensayo en el tiempo a?adido del primer tiempo. Yamada, que recibi¨® el bal¨®n junto a la banda derecha, tuvo el equilibrio necesario para mantenerse en el campo y posar el oval con su zambullida.
Los Cerezos Valientes se centraron en ampliar la ventaja con cualquier golpe de castigo a su alcance, rechazando buscar m¨¢s ensayos. No lleg¨® a inquietar el triunfo final Samoa, pese a la marca de Paul Perez.
En la penumbra, a Escocia le vino una respuesta tras la amarilla a Jannie du Plessis por un placaje peligroso sobre la cabeza. Poco le import¨® la inferioridad al maul sudafricano, que avanz¨® impenetrable desde la marca de 22 escocesa hasta las puertas del ensayo, concretado por Pietersen tras un pase bien ejecutado el capit¨¢n Du Preez. Los Springboks hab¨ªan trasladado sus minutos m¨¢s consistentes del torneo al marcador (20-3)
A Escocia le quedaban las excepciones, y as¨ª amag¨® con volver. Silenciado su pie, a Weir le quedaba la vista. El apertura se anticip¨® a un pase ambicioso de Pollard y arm¨® un contragolpe imparable concretado por Tommy Seymour tras un par de fases altruistas de sus compa?eros; era m¨¢s importante terminar la faena colectiva que la gloria del ensayo. Amag¨® con cambiar la inercia psicol¨®gica el XV del Cardo, pero lo impidi¨® la amarilla a Laidlaw por un placaje sin bal¨®n sobre un Habana que ya empezaba a galopar.
As¨ª se enfrentaba Sud¨¢frica a su sino de 2015, el de dejar escapar resultados favorables en el tramo final, asignatura que se convierte en asequible con un pateador como Pollard, capaz de restablecer por partida doble la barrera de los 10 puntos. Primero con un drop que a sus ojos pareci¨® rutinario; m¨¢s tarde, materializando una penalizaci¨®n evitable de Visser por no liberar al placado. Y tras las peque?as tazas, lleg¨® la marca de Habana para echar la persiana. Despu¨¦s de todo, Jap¨®n sirvi¨® de despertador.
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