Un Real Madrid con luces y sombras se impone al Celta

El Madrid conquist¨® un valioso triunfo en el fort¨ªn de Bala¨ªdos como un mutante, con tres versiones bien diferentes: de entrada fue un equipo imperial, luego se encomend¨® a todos los santos del sobrenatural Keylor Navas y acab¨® y¨¦ndose por el sumidero ante un Celta con diez durante m¨¢s de media hora. Un Madrid en la noria, con subidones y bajones, luces y sombras, tan estable por momentos como inestable de forma repentina cuando lo ten¨ªa todo a favor. No se rindi¨® el cuadro vigu¨¦s, que estaba en la lona hasta que su rival le dio vidilla, se carg¨® a hombros de Nolito y termin¨® por aterrorizar al l¨ªder, tan espantoso en el tramo concluyente como bienaventurado en el amanecer del partido.

Nada hac¨ªa prever la flojera del Madrid tras la expulsi¨®n de Cabral, al poco de iniciarse el segundo tiempo. Un derrumbe que le pudo costar un disgusto de a¨²pa tras haber noqueado al Celta en las dos ¨¢reas. Primero, con una puesta en escena total, avasalladora. M¨¢s tarde, con otra exhibici¨®n de su portero, que para, para y para, y vuelve a parar. Est¨¢ hechizado, y quien quiera batirle tiene que afilar alguna escuadra, como hizo Nolito con su estruendoso gol para el 1-2. No hay otra forma terrenal de superar a Keylor, que con su estado de gracia ha cambiado la condici¨®n de v¨ªctima que suelen acarrear los porteros ante los atacantes. Hoy es el verdugo de todos. Las delanteras acaban por tenerle p¨¢nico. En Vigo dej¨® media docena de intervenciones de clase alta, con la mano derecha, con la izquierda, achicando porter¨ªa. Un repertorio soberbio.

Hasta los "momentazos" del costarricense se observ¨® a un Madrid total, en el que de principio a fin todos sumaron con creces. Un conjunto con poso en todas las l¨ªneas en un ruedo tan crudo frente a un equipo que llegaba con el pecho caliente tras un inicio de temporada deslumbrante. All¨ª donde fue descuartizado el Bar?a, el Madrid tom¨® nota desde el calentamiento. Su puesta en marcha fue contundente, rotunda. Le escondi¨® la pelota al Celta, le arrest¨® en todos los espacios, le puso contra las cuerdas hasta convertirle en un rival de cart¨®n piedra, lo que nadie hab¨ªa conseguido.

El grupo de Ben¨ªtez se despleg¨® con una potestad extraordinaria, sin trivialidades, a por todas. Esposado el conjunto gallego, que a duras penas adivinaba si quiera el color del bal¨®n, antes de los diez minutos apareci¨® CR como un cometa fulgurante desde la posici¨®n de ariete. A un quite de Casemiro, se activ¨® Lucas y enfil¨® a CR mientras Jony desgastaba la suela y se pasaba de frenada. El luso, en paralelo a la porter¨ªa, arm¨® un remate terminal, y no era f¨¢cil¡­ Pero era Cristiano, que juega menos pero sigue puntual con el gol. Sin tiempo para lamentos, aturdido como estaba, el Celta sigui¨® neutralizado, zarandeado por fuera y por dentro, abrasado por dos laterales encomiables como Marcelo y el mejor Danilo del curso, enclaustrado por un Casemiro de apabullante, sometido por dos revoltosos como Jes¨¦ y Lucas por los costados, desnortado por Kroos y Modric como costureros en ataque.

En pleno fragor blanco lleg¨® la segunda estocada. Marcelo, imponente, quiz¨¢ en el mejor momento de su carrera, combin¨® con CR y el portugu¨¦s enlaz¨® con Jes¨¦, que filtr¨® la pelota hacia el carril derecho, donde hab¨ªa un cr¨¢ter por el que lleg¨® al sprint Danilo, que cerr¨® la jugada sin miramientos, como acostumbraba en el Oporto, huella que hasta ahora no hab¨ªa dejado en el Madrid. El cuadro de Berizzo qued¨® penalizado por su estrategia con los laterales, que tienen ¨®rdenes de seguir a sus pares all¨¢ donde pisen. Nolito no recul¨® en auxilio y 0-2. Un marcador acorde con el juego, colonizado por el Madrid, un Madrid que sin venir a cuento se entreg¨® a Keylor Navas. Ganador en el ¨¢rea del Celta, al Madrid le toc¨® entonces medirse en su propia porter¨ªa. Cuesti¨®n de fe con ese guardameta iluminado. La fe que nunca perdi¨® el Celta pese a irse al descanso jurando en hebreo por la majestuosidad del arquero. Orellana, Aspas, Pablo Hern¨¢ndez, Nolito¡­ Uno tras otro se estrellaron frente al costarricense en los mejores momentos de los locales.

El equipo vigu¨¦s, que tiene f¨²tbol y alma, tampoco hizo volar la toalla cuando el ¨¢rbitro expuls¨® a Cabral tras un agarr¨®n de Pablo Hern¨¢ndez a Sergio Ramos. Se supone que le tarjete¨® por segunda vez por protestar, no cabe otra explicaci¨®n para condena tan rigurosa. ?Fin de partido? Para nada. El Madrid se evapor¨®, creyente como es de que cerrar¨ªa el duelo a la contra. Pero este Celta tiene orgullo y con todo a cuestas apareci¨® el mejor Nolito, su duende. Poco a poco hizo tiritar a su jer¨¢rquico adversario, que perdi¨® por completo el hilo del partido y concedi¨® muchas vidas m¨¢s al cuadro vigu¨¦s. Cierto que CR pudo clausurar la jornada, pero estuvo parvulario y fl¨¢cido ante Sergio. Acogotado, el Madrid no respir¨® hasta la ¨²ltima acci¨®n, el gol de Marcelo con el que se baj¨® el tel¨®n a un choque que dej¨® el rastro de tres equipos en uno: el coral, el de Keylor y el del desmadre con el que baj¨® la persiana a un Celta que nada debe reprocharse. Si se lo cree es cosa seria. El Madrid, con el list¨®n mucho m¨¢s alto, a¨²n no. Suma y suma, pero no se le interpreta salvo en lo que concierne a la porter¨ªa.