La rebeli¨®n de las masas futboleras
¡°La gente no ha hablado a¨²n¡±. G. K. Chesterton
?Se alza el proletariado contra la dictadura? ?Estamos presenciando el comienzo de la rebeli¨®n de las masas futboleras? Huele a que s¨ª.
La afici¨®n del Manchester City pit¨® con rabia el himno de la UEFA ¡ªel que acaba con el triunfal ¡°the Champioooooons¡±¡ª antes de su partido de Liga de Campeones contra el Sevilla el mi¨¦rcoles pasado. Ya hab¨ªan hecho lo mismo los del Bar?a en el Camp Nou. La diferencia fue que la UEFA respondi¨® a los ¡°buuuuuus¡± de los ingleses amenazando con sancionar al City por ¡°perturbar¡± el himno de su competici¨®n estrella.
La UEFA solo ha castigado al Barcelona hasta ahora por la exhibici¨®n de banderas independentistas catalanas en la final de la Champions en Berl¨ªn. Curioso que el comit¨¦ disciplinario de la organizaci¨®n que manda en el f¨²tbol europeo no haya tomado medidas contra el Bar?a por las pitadas al himno. Quiz¨¢ sea cuesti¨®n de tiempo. O quiz¨¢ sea demasiado tarde. Porque puede que ya no haya manera de frenar las ondas expansivas rebeldes que se extienden por el continente. Es probable que m¨¢s sanciones generar¨ªan reacciones m¨¢s beligerantes de parte de los aficionados.
Las causas del malestar son espec¨ªficas al City y al Barcelona, pero tambi¨¦n lo suficientemente generales como para pensar que otros clubes se sumar¨¢n a la revuelta. Es que ya no importa cual sea el supuesto delito: la UEFA carece de toda credibilidad moral para acusar a nadie de nada. Y carece de ella no solo debido a que su presidente, Michel Platini, ha sido suspendido mientras se investiga si recibi¨® un pago millonario ilegal, ni a que se investiga tambi¨¦n a su vicepresidente, ?ngel Mar¨ªa Villar, sino porque la UEFA y su madre mafiosa la FIFA est¨¢n tan ¨ªntimamente ligadas que apenas tiene sentido diferenciar entre las dos.
Platini y Villar son tambi¨¦n altos mandos de la FIFA, como lo son varios de los dem¨¢s europeos y latinoamericanos que han sido imputados o investigados por la justicia de Suiza o EE?UU, todos presuntamente por haberse enriquecido de manera il¨ªcita. El dinero proviene en todos los casos, en el fondo, de las grandes multitudes que siguen el f¨²tbol, de los que pagan por ver los partidos en televisi¨®n o en vivo. Y los aficionados se est¨¢n cansando por fin de tanta tomadura de pelo.
La gota que puede haber colmado el vaso es que la soberbia de la UEFA haya llegado al extremo de otorgarse el derecho a prohibir la libre expresi¨®n en los campos. De acuerdo. Alg¨²n l¨ªmite hay que imponer. Gritos o c¨¢nticos que podr¨ªan incitar la violencia contra grupos de personas que por un accidente de la naturaleza nacieron con determinadas caracter¨ªsticas es algo que el f¨²tbol hace bien en suprimir. Pero ?qu¨¦ hace la UEFA meti¨¦ndose en la pol¨ªtica interna de un pa¨ªs? ?Caer¨¢n multas para cualquiera que luzca una bandera no oficial de un club? Por ejemplo, ?una bandera escocesa en Glasgow? ?una bandera kurda enEstambul? ?Una pancarta que apoye a Podemos en v¨ªsperas de las elecciones espa?olas?
Y en cuanto a su dichoso himno ¡ªpor cierto, otro robo, ya que la m¨²sica la compuso Handel y se toca en la coronaci¨®n de los monarcas ingleses desde 1727¡ª que la UEFA se vaya preparando. Que se calle ya porque los aficionados no se callar¨¢n. Cuentan en Manchester que algunos aficionados del Sevilla se unieron a la pitada de la semana pasada. No ser¨ªa ninguna sorpresa que el gesto se repitiera en otros campos. Si se descuidan los Platini, Villar, Blatter y compa?¨ªa, si insisten en creer que pese a todo siguen siendo los amos, no solo tendr¨¢n que abstenerse de acudir a los estadios, sino que puede llegar el momento en que calculen que mejor no salir de sus casas. Mientras, que sigan los pitos. Esto da se?ales de solo estar empezando.
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