El maravilloso mundo de Mr. E
120.000 aficionados abarrotaron el Aut¨®dromo Hermanos Rodr¨ªguez para presenciar el Gran Premio de M¨¦xico
Un Mercedes S400 color plata fue el veh¨ªculo m¨¢s importante en el Gran Premio de M¨¦xico. Una gran pegatina color naranja pegada en el parabrisas identificaba al due?o del coche con solo tres letras: Mr. E. El autom¨®vil de Bernie Ecclestone, patr¨®n de la F¨®rmula 1, era el ¨²nico con acceso a todas las zonas del Aut¨®dromo Hermanos Rodr¨ªguez de la Ciudad de M¨¦xico. Su coche blindado presid¨ªa el P¨¢doc, la zona m¨¢s exclusiva del circuito con billetes de 5.000 d¨®lares de media, y donde los invitados especiales, empresarios y celebridades disfrutaron el regreso de la F¨®rmula 1 a M¨¦xico tras 23 a?os de ausencia.
La zona de hospitalidad de Force India fue la m¨¢s concurrida. El exc¨¦ntrico Vijay Mallya, el due?o de la escuder¨ªa, supo dar al equipo la condici¨®n de anfitri¨®n. Los invitados de Sergio Checo P¨¦rez se pasaron por all¨ª antes de que comenzara la carrera. Entre ellos, Alejandro Fern¨¢ndez, el popular cantante de m¨²sica ranchera y Fher, vocalista de Man¨¢, el grupo de pop.
¡°El verdadero triunfador de esta tarde fue el p¨²blico mexicano¡±, coment¨® Carlos Slim Domit despu¨¦s de la carrera conquistada por el alem¨¢n de Mercedes, Nico Rosberg. El hijo del magnate Carlos Slim y uno de los patrocinadores de P¨¦rez tiene raz¨®n. Mientras el GP de Alemania tuvo que salir del calendario de la F1 este a?o por primera vez desde 1960 por problemas financieros y con algunos circuitos sufriendo bajas asistencias, como Malasia, los mexicanos han mostrado m¨²sculo. 120.000 personas abarrotaron el Aut¨®dromo en la primera carrera desde 1992.
La afici¨®n no pudo ver triunfar a un mexicano en su tierra. A pesar de ello, el ambiente dej¨® huella en los pilotos. ¡°Esto es incre¨ªble¡±, dijo en el podio Lewis Hamilton a Nigel Mansell, el ¨²ltimo ingl¨¦s que se coron¨® en el Aut¨®dromo durante el Gran Premio de 1992 con la escuder¨ªa Williams. Hamilton, que termin¨® segundo este domingo, dijo que las gradas atestadas de aficionados le recordaban un estadio de f¨²tbol.
Hamilton se refer¨ªa a la caracter¨ªstica m¨¢s llamativa del nuevo Aut¨®dromo Hermanos Rodr¨ªguez. La remodelaci¨®n en 2015 elimin¨® La Peraltada, una pronunciada curva que dio finales cardiacas en los quince premios anteriores celebrados en M¨¦xico, como el t¨ªtulo de John Surtees para Ferrari en 1964 y el arriesgado rebase de Mansell a Gerhard Berger en 1990. Para este a?o, el trazado dibuj¨® varias curvas que exigieron a los pilotos bajar la velocidad para pasar entre dos gigantescas gradas, dando a los aficionados una inmejorable vista de los monoplazas antes de que se enfilaran a la recta, la segunda m¨¢s r¨¢pida del campeonato despu¨¦s de Monza.
¡°Fue una carrera donde pas¨® de todo, y donde Checo corri¨® muy bien a pesar de que tuvo problemas con las llantas¡±, coment¨® Slim. En una tarde para el olvido de Ferrari, donde sus dos pilotos tuvieron que abandonar la carrera, el mexicano Esteban Guti¨¦rrez era el ¨²nico con una sonrisa de oreja a oreja. "Esta carrera estuvo fuera de lo normal". Guti¨¦rrez no se refer¨ªa a los desperfectos de su equipo sino, de nueva cuenta, a la afici¨®n. "Super¨® completamente nuestras expectativas comparado a otros circuitos y a lo que esper¨¢bamos aqu¨ª", coment¨®.
El fant¨¢stico mundo de Mr. E solo mostr¨® la multiculturalidad de M¨¦xico durante los minutos en los que se enton¨® el Himno Nacional, cantado por 50 ni?os ind¨ªgenas mixes de entre 5 y 12 a?os originarios de Santa Mar¨ªa Tlahuitoltepec, Oaxaca.
A pesar de que el precio de algunas entradas era estratosf¨¦rico, muchos se quedaron con las ganas de presenciar la vuelta de la F¨®rmula 1 a M¨¦xico.?Afuera del Aut¨®dromo, Adri¨¢n Andrade esperaba a un amigo con una bandera tricolor en la mano. Intent¨® comprar los boletos de 5.000 pesos (300 d¨®lares), pero se agotaron. "Es mucho dinero, pero estaba dispuesto a pagarlos", dijo. Tendr¨¢ que aguardar al pr¨®ximo a?o para poder echar un vistazo al maravilloso mundo de Mr. E.?
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