Una carrera en las entra?as del ¡®Ogro¡¯
El grand¨ªsimo alpinista suizo Ueli Steck escala, en solitario y sin asegurarse, la compleja cara norte del Eiger en 2 horas 22 minutos y 50 segundos
A los pies de la pared norte del Eiger resulta imposible eludir el peso de su dram¨¢tica historia. Los alpinistas que se citan por vez primera en su base dispuestos a escalar su ruta cl¨¢sica (1.800 metros verticales y m¨¢s de 2.500 metros de recorrido laber¨ªntico) se remiten irremediablemente a los hechos terribles que precedieron su conquista, en 1938. Eiger, t¨¦rmino alem¨¢n, significa Ogro. Solo el suizo Ueli Steck parece encontrarse como en el jard¨ªn de su casa en una v¨ªa que ha escalado ya ?41 veces! Y de qu¨¦ manera¡
Hubo un tiempo, en el que los turistas y dem¨¢s curiosos se agolpaban en las terrazas del Kleine-Scheidegg para ver morir a los que aspiraban a llevarse la gloria de la conquista de la cara norte del Eiger. Entre 1934 y 1938 fueron cuatro veranos de asedio y muerte: salvo dos alpinistas italianos, el resto de las tentativas serias se cerr¨® de manera brutal. La norte del Eiger constitu¨ªa el ¨²ltimo gran problema de los Alpes, y el nazismo patrocin¨® su conquista, finalmente, a manos de una cordada mixta de alemanes (Anderl Heckmair, Wiggerl V?rg) y austriacos (Heinrich Harrer, Fritz Kasparek).
Expuesta a s¨²bitos e imprevistos cambios de tiempo, a aludes y a ca¨ªda de rocas, la ruta original que recorre interminablemente la sombr¨ªa y descomunal norte del Eiger puede convertirse en una ratonera de la que escapar es un ejercicio sumamente complicado. Los veranos, cada vez m¨¢s calurosos, desaconsejan hoy en d¨ªa su ascenso, as¨ª que los alpinistas optan ahora por escalar su pared en invierno, cuando el fr¨ªo y el hielo evitan los temidos desprendimientos de nieve y roca. As¨ª, una monta?a que antes se escalaba en gran parte con las manos desnudas, sobre roca, ahora se supera con piolets y crampones sorteando as¨ª secciones t¨¦cnicamente sencillas que enlazan con otras mucho m¨¢s intensas, verticales y complejas.
Muchas cordadas necesitan en la actualidad dos o tres d¨ªas para escalar la ruta original; escalarla con un solo vivac en la pared es un buen ejercicio. Escalarla en el d¨ªa, cuando no se conoce la pared, es algo notable. Escalarla en solitario, como Ueli Steck, sin asegurarse, y en ?2 horas y 22 minutos? es una gesta que remite a las mejores figuras del atletismo¡ con la salvedad de que un resbal¨®n, para un atleta, es una an¨¦cdota, mientras que en el caso de Steck significar¨ªa la muerte. Las diferentes secciones de la pared est¨¢n bautizadas y todos los que aspiran a escalarla pueden recitarlas de memoria, como quien recorre las galer¨ªas de un museo: la ¡®fisura dif¨ªcil¡¯, la ¡®traves¨ªa Hintertoisser¡¯, el ¡®primer y segundo nevero¡¯, el ¡®Vivac de la muerte¡¯, la ¡®rampa¡¯, la ¡®fisura delicada¡¯, ¡®la traves¨ªa de los Dioses¡¯, la ¡®ara?a¡¯¡
Kilian Jornet, campe¨®n del mundo de carreras por monta?a y de esqu¨ª de monta?a, escalador ocasional, descubri¨® la norte del Eiger el pasado 8 de noviembre, atado a Ueli Steck: tardaron algo m¨¢s de 5 horas en escalar el muro, y el atleta catal¨¢n confes¨® haber ¡°recibido una clase magistral de alpinismo¡±. Dos d¨ªas mas tarde, la cordada formada por el alpinista Nicolas Hojac y el mismo Ueli Steck, bati¨® el r¨¦cord de ascensi¨®n en pareja: 3 horas y 46 minutos, rebajando en 39 minutos la anterior marca. Cinco d¨ªas m¨¢s tarde, de nuevo a la carga, Steck se enfrent¨® al m¨¢s querido de sus r¨¦cords, o c¨®mo escalar la pared en solitario de la manera m¨¢s r¨¢pida. Steck era casi un desconocido hasta que en 2007 sacudi¨® al mundo del alpinismo fijando una marca que, entonces, pareci¨® insuperable: 3 horas y 45 minutos. Un a?o m¨¢s tarde, ya sin asegurarse en los tramos cr¨ªticos, invirti¨® un tiempo dif¨ªcil de digerir: 2 horas y 47 minutos.
Entre medias, rebaj¨® el peso de su equipamiento, prescindi¨® de la cuerda, adelgaz¨® 5 kilogramos y entren¨® con el equipo ol¨ªmpico suizo de esqu¨ª de fondo.
Entre medias, rebaj¨® el peso de su equipamiento, prescindi¨® de la cuerda, adelgaz¨® 5 kilogramos y entren¨® con el equipo ol¨ªmpico suizo de esqu¨ª de fondo. Filmado en algunos tramos, se observa claramente c¨®mo al escalar en roca con piolets y crampones, uno de sus piolets resbala¡ ?qu¨¦ fortaleza mental se precisa para afrontar el vac¨ªo sin red? En 2008, el puls¨®metro del suizo lleg¨® a alcanzar las 190 pulsaciones por minuto, mientras que el pasado d¨ªa 16 apenas rebas¨® las 160. ?La diferencia? En esta ¨²ltima ocasi¨®n la huella estaba hecha en las largas secciones de nieve y, en dos de los tramos m¨¢s delicados, Steck pudo agarrarse a viejas cuerdas fijas que le permitieron avanzar con rapidez y sin someterse a la tensi¨®n espantosa del que sabe que no puede fallar. As¨ª, en la cima par¨® el cron¨®metro 25 minutos antes que en 2008, seis minutos mejor que el tiempo invertido por el tambi¨¦n suizo Dani Arnold en 2011. Las temperaturas impropias de este noviembre le permitieron vestir m¨¢s como un atleta que como un alpinista, con unas botas ultraligeras en los pies, desconocidas hace siete a?os.
Ueli Steck es deudor de otros visionarios del alpinismo como Reinhold Messner, Erhard Loretan, Mark Twight o Steve House, tipos que siempre defendieron que un gran alpinista deb¨ªa ser tambi¨¦n un gran atleta. Todo para ser m¨¢s veloz y eficaz, todo por conquistar las grandes paredes del Himalaya donde a¨²n quedan retos inimaginables. Justo hacia esas moles de nieve y hielo mira ya el cron¨®metro de Ueli Steck.
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