El Madrid se redime de la eliminaci¨®n de Copa con una goleada al Getafe

De un trago y sin respirar, as¨ª se comi¨® el Getafe la copa que se le indigest¨® al Madrid. Un espantoso embuche para un equipo, que en el primer tiempo pag¨® todos los sapos que estos d¨ªas atormentan al Real. Un analg¨¦sico para los de Rafa Ben¨ªtez, que hasta el intermedio arrollaron a su adversario desde el primer parpadeo del partido. Desde ese instante, el Getafe, exprimido como un lim¨®n, fue un gui?apo, un grupo de clarisas, p¨¢rvulos frente a hombres. Ni media le concedi¨® el Madrid, que se deb¨ªa un fiest¨®n para aliviar nuevas tormentas, en el c¨¦sped y en el palco. De inicio hubo una sonora pitada para Ben¨ªtez y, pese al torrente de goles locales, hubo reproches al presidente, pero esta vez sofocados por otro sector de la grada.

Nada mejor para el Madrid que por fin prevaleciera el f¨²tbol, aunque solo fuera durante 45 minutos. No hay mejor salvavidas. Y, m¨¢s a¨²n, cuando alguien toca la corneta. Pocos interpretan mejor que Pepe, al que los a?os han disciplinado sin restarle intensidad. Lleva unos encuentros en plenitud y ante los azulones fue el primero en poner en vilo a los de Fran Escrib¨¢. No hab¨ªa tiempo para el palique, por el riesgo de que la hinchada, impaciente, cargara las u?as. Pepe se arranc¨® como lateral derecho, con firmeza y decisi¨®n, y articul¨® un centro que hubiera sellado M¨ªchel. El bal¨®n despeg¨® sin altura, pero en combusti¨®n y por delante todos los zagueros visitantes. Como nada parece inmutar a Benzema, el franc¨¦s, ese pecho fr¨ªo al que se podr¨ªa suponer con la mente en otros asuntos, caz¨® un remate terminal. No hab¨ªan transcurrido cinco minutos y Pepe hab¨ªa marcado el territorio y Benzema despejado la cabeza.

El gol desat¨® al Madrid, con el Getafe ya en la merienda desde la sobremesa. Ante la mirada rival, los blancos iban en patines, con mecha tambi¨¦n para regatear la pelota a su adversario. Una invasi¨®n total, con todos los madridistas enchufados, con permutas constantes de los laterales, esta vez Lucas V¨¢zquez y Danilo, y de los volantes, y de los tres atacantes. Un Madrid coral.

Si Pepe hab¨ªa atizado la fogata inicial, Benzema se encarg¨® de templar. Este franc¨¦s anota con el capote, en la pradera transita con cara de ¨¢ngel. Suyos fueron los dos siguientes remates, un gran cabezazo a servicio de James desviado por Guaita y una trenza con tres toques para el segundo gol. Hasta tres acomodos le consintieron a Karim a un palmo del ¨¢rea chica. Y no es el galo alguien que tirite en las zonas calientes.

James y Modric a la partitura

Jugaba bien y muy bien el Madrid, a su antojo, con el Getafe enchironado en todas las zonas. En todo el primer acto no hubo quien aflojara. Con James y Modric a la partitura, los tres delanteros mezclaron como buenos socios. En esta ocasi¨®n, los tres como mosqueteros. Qued¨® reflejado en el tercer emboque, una asistencia con la coronilla de Cristiano para Bale, al que la zaga ech¨® un vistazo mientras el gal¨¦s escond¨ªa la pelota lejos del alcance de Guaita. Al banquete tambi¨¦n se sum¨® CR, que cerr¨® un contragolpe marca de la casa. El Getafe estaba en Getafe, y en Chamart¨ªn un poco de paz. No del todo, pero esta vez el equipo se gan¨® un mimo.

Con 4-0 quedaba un mundo por delante, todo un segundo tiempo. Result¨® sobrante, minutos de garraf¨®n. El Madrid, dimitido, se dio por satisfecho, no quiso m¨¢s sangre. Agua bendita para el grupo azul¨®n, que ya se ve¨ªa sacado a gorrazos del Bernab¨¦u. Los blancos bajaron la guardia y con el guante de seda de Pedro Le¨®n, el Getafe encontr¨® m¨¢s alivio con un tanto de maquillaje de Alexis. Al Madrid le quedaba ser ceremonioso. Lo entendi¨® Ben¨ªtez, que retir¨® a Modric y Pepe para que los agasajara la afici¨®n, y se cuid¨® de dar carrete a James hasta el final. En estos d¨ªas de resaca de cl¨¢sico y sainetes coperos hay que cuidar todos los detalles, porque la grada sigue a la que salta. De momento, una bocanada de tregua despu¨¦s de que el equipo se redimiera un rato.