El Valencia frena al Bar?a

El Barcelona se apiad¨® del Valencia. Jug¨® bien, hasta muy bien, con el empate a cero y se despidi¨® de Mestalla antes de tiempo, despu¨¦s de un gol en fuera de juego de Luis Su¨¢rez. La respuesta del Paco Alc¨¢cer fue entonces tan volc¨¢nica como la del 9 del Bar?a: sent¨® a Mascherano y Piqu¨¦ y habilit¨® el tiro de Santi Mina: 1-1. El partido result¨® finalmente un asunto de arietes porque ning¨²n medio ni delantero azulgrana atin¨® a soplar la pelota que de forma reiterada puso Neymar durante media hora sobre la raya de la meta de Dom¨¦nech. Ni Su¨¢rez ni Alc¨¢cer tuvieron la piedad y la clemencia de Messi.

El encuentro muri¨® precisamente con un tiro del 10 a los brazos del meta del Valencia, el mejor resumen de la contienda, presidida por el car¨¢cter samaritano del mejor jugador del mundo, todav¨ªa fuera de forma, sin picante ni chispa en Mestalla. Excelente en la supervivencia, al Barcelona le castig¨® la opulencia, porque cuando pudo disponer de la mejor alineaci¨®n posible, el once que no formaba desde mayo en C¨®rdoba, no pas¨® del empate en la cancha de un contrario que se defendi¨® con mucho car¨¢cter, como si el encuentro fuera una final, la mejor manera de redimirse a la espera de los nuevos empleados de Peter Lim.

Hay partidos que futbol¨ªsticamente se escapan al control de cualquier entrenador, incluso de t¨¦cnicos como Voro, que representa a una especie en extinci¨®n en el hoy mercantilizado mundo del f¨²tbol: el hombre de club, una figura a la que se recurre en situaciones de interinidad, o si se quiere de entretiempo, como la que pasa el Valencia. La mayor¨ªa aplican el sentido com¨²n, hacen de la necesidad virtud y plantean sus partidos como un acto de fe, y m¨¢s si enfrentan a rivales como el Barcelona. Voro siempre se manej¨® bien en la precariedad, tambi¨¦n ayer, cuando su adversario fue precisamente el Bar?a.

Los azulgrana acamparon en cancha ajena nada m¨¢s pisar Mestalla. La pelota no se mov¨ªa del costado izquierdo, absorbido el juego por Neymar, excelente en el control, mejor en la conducci¨®n, desequilibrante en el regate, imposible de defender para Vezo. Los cambios de ritmo del brasile?o desmontaron al Valencia y exigieron una respuesta imposible para el propio Bar?a. No hab¨ªa defensa ni tampoco delantero que pudiera seguir al el¨¦ctrico Neymar. Ni siquiera Messi. El 10 marr¨® tres tiros de gol en media hora, tampoco atin¨® en dos ocasiones Luis Su¨¢rez y el propio Neymar se aturull¨® ante Dom¨¦nech.

Mestalla festej¨® el 0-0 del descanso como la m¨¢s rotunda de las victorias despu¨¦s de contar nueve disparos del Barcelona por uno del Valencia. Igual de solvente en la elaboraci¨®n que en la transici¨®n, al Barcelona le falt¨® finura para definir, le sobr¨® exquisitez para embocar el bal¨®n al marco, sorprendentemente est¨¦ril si se atiende a su hoja de servicios en las ¨²ltimas jornadas, saldadas con goleadas en la Liga y la Copa. Nadie consegu¨ªa sincronizar con el desbordante Neymar. Al Bar?a le cost¨® volver a encontrar el hilo del partido en la reanudaci¨®n despu¨¦s de que Voro corrigiera al Valencia.

Neymar, sin embargo, continuaba percutiendo por su flanco izquierdo mientras se abr¨ªa por el derecho Messi. La diferencia la tuvo que marcar de nuevo el insaciable Luis Su¨¢rez. El uruguayo se apoy¨® en una pared con Messi para arrancar en fuera de juego, controlar el cuero, aguantar la entrada de Abdennour y rematar al primer palo de Dom¨¦nech. Un gol de delantero centro, propio de los arietes que no perdonan una, m¨¢s efectivos que virgueros, superlativos en los estadios m¨¢s duros, como Mestalla, a veces excedidos, como en el pisot¨®n que le dio a Abdennour. El gol, sin embargo, tuvo un efecto sedante sobre el equipo de Luis Enrique para suerte del Valencia.

Los muchachos de Voro se arrimaron hasta la divisoria y los azulgrana empezaron a controlar y a especular, dejaron de jugar bien a f¨²tbol, convencidos de que Mestalla se hab¨ªa rendido por las diez bajas que contaba Voro. El Bar?a se equivoc¨® gravemente y propici¨® la reacci¨®n del Valencia, personificada en Paco Alc¨¢cer, un 9 igualmente fiero, excelso en una maniobra que dej¨® fuera de juego a los centrales y habilit¨® a Santi Mina. El golazo premi¨® el esp¨ªritu irreductible del Valencia y castig¨® el juego administrativo del Bar?a, que adem¨¢s acab¨® con Neymar lesionado, abatido y rendido, met¨¢fora del partido de Mestalla.

El Bar?a se columpi¨® y descont¨® dos puntos en un momento en que las circunstancias le animaban a tirar millas por el ruido del Bernab¨¦u y le exig¨ªan tambi¨¦n una victoria por el sinuoso silencio del Atl¨¦tico.