Himalayistas con escolta
El Gobierno de Pakist¨¢n crea el primer cuerpo de polic¨ªa de altura para proteger de los ataques yihadistas a senderistas y escaladores extranjeros
El campo base del Nanga Parbat (8.125m) en su vertiente Diamir es, en verano, un peque?o milagro verde, un inopinado vergel rodeado de tremendas monta?as. All¨ª, entre hierba, agua cristalina y marmotas, uno puede asistir en perfecta seguridad al espect¨¢culo de los aludes de nieve y roca que deja escapar el Nanga Parbat, cuya cima destaca casi exactamente 4.000 metros por encima. Este impagable lugar conoci¨®, la noche del 22 al 23 de junio de 2013 el episodio m¨¢s terrible de toda la historia del himalayismo. Varios hombres disfrazados con el atuendo del ej¨¦rcito de Pakist¨¢n ejecutaron a los 11 alpinistas de seis pa¨ªses diferentes que descansaban en el campo base. Pudo ser mucho peor, puesto que esa noche 50 escaladores m¨¢s dorm¨ªan en los campos de altura de la monta?a, inaccesibles para la c¨¦lula yihadista que reivindic¨® la matanza. Mes y medio despu¨¦s, el 6 de agosto, cayeron acribillados a balazos, en la localidad de Chilas, tres de los polic¨ªas que investigaban la masacre del Nanga Parbat.
En respuesta, el Gobierno de Pakist¨¢n anunci¨® hace apenas unos d¨ªas la creaci¨®n de un equipo de polic¨ªas especializados en proteger a senderistas y alpinistas que busquen recorrer las monta?as enmarcadas en el distrito de Gilgit-Baltist¨¢n. De momento, el ej¨¦rcito ha formado espec¨ªficamente a un total de 125 polic¨ªas que se encargar¨¢n, en varias fases, de proteger a los monta?eros hasta una altura de 5.700 metros sobre el nivel del mar. La unidad, que ya ha desplazado al distrito de Gilgit-Baltist¨¢n a 50 efectivos, ha sido bautizada en ingl¨¦s con las siglas HAP (High Altitude Police) y es la primera de estas caracter¨ªsticas que existe en los pa¨ªses que acogen las 14 monta?as de m¨¢s de 8.000 metros del planeta.
Todas las expediciones que contratan porteadores en Pakist¨¢n para acarrear el material hasta el campo base deben suministrar a los trabajadores, adem¨¢s de un sueldo, calzado adecuado y material para combatir el fr¨ªo, premisa que el ej¨¦rcito ha debido asumir para sus efectivos: el uniforme tradicional era incompatible para ofrecer a la HAP el confort necesario para el trabajo en alta monta?a. La selecci¨®n de los nuevos efectivos policiales se ha llevado a cabo de acuerdo al inter¨¦s de los implicados, su estado f¨ªsico y su habilidad para desenvolverse en monta?a. El Gobierno espera destacar, quiz¨¢s en verano cuando la temporada est¨¢ en su apogeo, otros 50 efectivos para acompa?ar a los numerosos trekkings y expediciones que recorren los caminos que llevan a las altas monta?as.
Hasta la fecha, todo trekking o expedici¨®n deb¨ªa acoger por mandato del Ministerio de Turismo a un oficial de enlace del Ej¨¦rcito, normalmente alguien no iniciado en el monta?ismo pero que acompa?aba a los turistas y ten¨ªa la funci¨®n de velar por su correcto comportamiento y certificar que escalaban las monta?as por las que hab¨ªan pagado un permiso. De ahora en adelante se a?adir¨¢ previsiblemente una escolta armada, si bien las autoridades locales claman que la zona de Gilgit es segura.
Ahora mismo, cinco peque?as expediciones tratan de lograr el primer ascenso invernal al Nanga Parbat. Dos de ellas se han unido en una sola (la del vasco Alex Txik¨®n, el italiano Daniele Nardi y el pakistan¨ª Al¨ª Sapdara trabajan junto a los polacos Bielecki y Czech) y operan desde el mismo campo base que conoci¨® la matanza, ahora un lugar extremadamente fr¨ªo e inh¨®spito. Simone Moro se halla en la vertiente opuesta de la monta?a, muy seguro de estar a salvo de cualquier amenaza terrorista: ¡°si creyese que existe semejante peligro, me hubiera quedado en casa¡±, dijo el italiano poco antes de partir.
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