N¨¢usea en Z¨²rich
Conozcan al nuevo jefe; igual que el viejo jefe.
Letra de una canci¨®n del grupo musical The Who.
El 23 de agosto de 1972, en el calor tropical de Miami Beach, Richard Nixon fue coronado candidato presidencial del partido republicano. Fuera del edificio donde se celebr¨® el evento, la Convenci¨®n Nacional Republicana, unos universitarios hab¨ªan montado un puesto con un cartel que pon¨ªa: ¡°Pasen a recoger su bolsa de v¨®mito gratis¡±.
La historia demuestra que fueron los universitarios, no los votantes republicanos, los que acertaron. Dos a?os despu¨¦s Nixon, envuelto en el esc¨¢ndalo de Watergate, dimitir¨ªa como presidente de Estados Unidos.
El 26 de febrero de 2016, en el fr¨ªo g¨¦lido de Z¨²rich, se celebrar¨¢n las elecciones al cargo de presidente de la FIFA. Los que volaremos en avi¨®n antes de esa fecha deber¨ªamos hacer un esfuerzo para recolectar el m¨¢ximo n¨²mero de bolsas de v¨®mito posible. As¨ª, llegado el gran d¨ªa, podremos contribuir a que se monte un puesto similar al de los universitarios de Miami Beach a la entrada de la sede de la FIFA.
Lo nauseabundo del proceso electoral que se consumar¨¢ a finales del mes que viene es que se est¨¢ llevando a cabo como si nada, como si el tsunami de esc¨¢ndalos que ha empapado a la FIFA durante el ¨²ltimo a?o no hubiera ocurrido. Ya van m¨¢s de 30 individuos vinculados al m¨¢ximo organismo del f¨²tbol que han sido imputados o est¨¢n siendo investigados por la justicia. Pero los cinco candidatos que ahora se presentan provienen todos de esa misma cloaca fifera y los 209 individuos que les votar¨¢n, jefes de las varias federaciones mundiales, son casi todos los mismos que tuvieron la magn¨ªfica cara dura de volver a votar por abrumadora mayor¨ªa a Blatter por quinta vez consecutiva un par de d¨ªas despu¨¦s de que el FBI detuviera a siete de sus compinches en un hotel de Z¨²rich.
Otra prueba m¨¢s de que sigue siendo business as usual en la FIFA se produjo esta semana. El mi¨¦rcoles se iba a organizar en Bruselas un foro en el que los candidatos ser¨ªan interrogados por cuatro parlamentarios europeos y un par de periodistas. ESPN iba a transmitir buena parte del evento en directo por todo el mundo. Dos de los candidatos, el suizo Gianni Infantino y el jeque Salman bin Ebrahim Al-Jalifa de Bahr¨¦in, hab¨ªan anunciado antes que no participar¨ªan pero hasta el lunes se supon¨ªa que s¨ª acudir¨ªan los otros tres, J¨¦r?me?Champagne de Francia, Tokyo Sexwale de Sud¨¢frica y el pr¨ªncipe Ali bin Hussein de Jordania. Pero de repente Ali anunci¨® que al final no se presentar¨ªa en Bruselas, Sexwale dijo que si el pr¨ªncipe no iba, ¨¦l tampoco, y se qued¨® solo Champagne. ESPN ah¨ª anunci¨® que se retiraba del evento. El Champagne sin burbujas no ten¨ªa mucho inter¨¦s.
?Por qu¨¦ desde?aron la que posiblemente sea la ¨²nica oportunidad de presentar sus caras y sus programas al escrutinio del gran p¨²blico futbolero al que, al fin de cuentas, deben su lealtad? Porque tres de ellos ten¨ªan compromisos m¨¢s importantes. Uno, el jeque, estaba en un congreso de la federaci¨®n asi¨¢tica, los otros dos, Ali e Infantino, estaban de visita en aquel nido de v¨ªboras conocido como la Conmebol, la asociaci¨®n de las federaciones de f¨²tbol de Sudam¨¦rica, en Asunci¨®n, Paraguay.
Champagne explic¨® los motivos de sus rivales. El candidato ganador no ser¨ªa elegido en funci¨®n de su capacidad de convencer o debatir, dijo. Todo se decidir¨ªa tras ¡°una sucesi¨®n de acuerdos hechos a puerta cerrada en hoteles de cinco estrellas¡±. O sea, una vez m¨¢s business as usual. Me das tu voto y a cambio yo te doy x puesto o y dinero para tu federaci¨®n o para lo que sea.
Tampoco vayamos a pensar que Champagne es el bueno de la pel¨ªcula. Entre 1999 y 2010 ejerci¨® altos cargos en la FIFA, convirti¨¦ndose en los ojos y o¨ªdos de Blatter, cuyo legado a¨²n hoy no deja de poner p¨²blicamente por las nubes.
No. Lo que los tiempos exigen en la FIFA es una revoluci¨®n. Una revoluci¨®n no puede admitir que ministros o consejeros o amigos del derrocado dictador hereden su puesto. Se necesita sangre nueva. Si no, como ocurri¨® con Nixon, ser¨¢ cuesti¨®n de tiempo antes de que el nuevo presidente tambi¨¦n tenga que dimitir. Posiblemente como consecuencia de las implacables investigaciones de la justicia de Estados Unidos y Suiza, que seguir¨¢n sacando a la luz m¨¢s esc¨¢ndalos y deteniendo a m¨¢s de los colegas de Don Sepp Blatter.
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