El Atl¨¦tico remonta ante el Eibar y Fernando Torres marca su gol 100
La salida de ?liver en la segunda mitad desatasca a los de Simeone el d¨ªa que el delantero se convierte en goleador centenario
El f¨²tbol, capaz de trasladar del cielo al infierno a un jugador en cuesti¨®n de minutos, volvi¨® a demostrar que, en el Atl¨¦tico, tiene un fil¨®n en Sa¨²l. Fue el jugador rojiblanco, ayer central de urgencia por las ausencias de God¨ªn y Savic, quien provoc¨® que el Eibar se pusiera por delante con un fallo impropio de un futbolista como ¨¦l y quien acab¨® por voltear el partido a favor de su equipo con un cabezazo que retumb¨® en el fondo sur del Calder¨®n. Solo le rob¨® el protagonismo el ojo derecho del Calder¨®n: Fernando Torres, que consigui¨® sumar su gol 100 con la camiseta rojiblanca para cerrar una pel¨ªcula, llena de rabia, con cierto encuadre Tarantinianoque se disfrut¨® a orillas del Manzanares, y en la que no hizo falta desplegar la alfombra roja.
El reparto fue diferente al habitual y, en ausencia de Juanfran, los rojiblancos cargaron el juego sobre Carrasco, dulce en el giro de cintura, amargo a la hora de ponerle la guinda al pastel. El mejor destinatario de las internadas del belga fue Correa, pero la defensa del Eibar no dej¨® margen al argentino para cargar la pierna una vez descubierto el hueco.
Esa es una de las mejores virtudes del Eibar. Te ahoga las ideas cuando consigues aclararlas. Lo pag¨® especialmente Griezmann, de nuevo referencia arriba, y al que le ca¨ªan encima una y otra vez Dos Santos y Lillo, dos centrales limitados pero de entrega irreprochable. El franc¨¦s solo tuvo una oportunidad de disparar a porter¨ªa en la primera mitad. No consegu¨ªa encontrar el Atl¨¦tico a su jugador m¨¢s en racha. Gran parte de culpa la tuvieron la colecci¨®n de imprecisiones que despleg¨® Gabi, carente de tacto incluso en el pase m¨¢s modesto. Se le acerc¨® a menudo Koke ya que Thomas, el acompa?ante del capit¨¢n en la contenci¨®n, apenas pudo con Escalante, un jugador con un factor multiplicador admirable.
Mientras que el Atl¨¦tico segu¨ªa intentando averiguar la manera de empujar hacia atr¨¢s a la adelantada defensa rival, al Eibar no le costaba confiar la pelota a Enrich, ¨²nico delantero tras la ausencia de Borja Bast¨®n, v¨ªctima de la famosa cl¨¢usula del miedo. Una y otra vez el bal¨®n sal¨ªa despedido del c¨¦sped y tomaba altura poniendo a prueba la potencia de Sa¨²l, pareja de baile de Gim¨¦nez, y al que ayudaba a menudo Lucas, el tercero en discordia en la in¨¦dita defensa rojiblanca.
Hubo momentos en los que el partido parec¨ªa un examen sorpresa. De esos que te colocan una pregunta que te sabes pero eres incapaz de responder. Al Eibar no le iba mal el resultado y consigui¨® bloquear durante gran parte del partido al rival. Se desesperaba Simeone mientras trataba de motivar a Carrasco que, tras encontrarse con el rodillo de Capa, pas¨® de la inspiraci¨®n a la desgana.
Sa¨²l se redime
Y en medio de esa indecisi¨®n un bal¨®n sencillo, un pase de G¨¢mez a Sa¨²l se convirti¨® en la peor pesadilla del central. Trat¨® de domarlo con la zurda, pero lo pis¨® y se cay¨®, lo recogi¨® Enrich que se lo entreg¨® a Keko para que libre de marca superase a Oblak con un remate ajustado al palo. Se le vino el mundo encima a un jugador demasiado acostumbrado a manchar el expediente. Se contagi¨® el Atl¨¦tico de ese sentimiento y reaccion¨® el p¨²blico para evitar que se extendiera de manera incorregible. Lograron su objetivo los aficionados pues el Atl¨¦tico encaden¨® dos ocasiones que, por primera vez, hicieron peque?a a la defensa del Eibar. En un saque de esquina cerrado, Gim¨¦nez se adelant¨® a Riesgo como un ob¨²s para empujar con rabia el empate. Y de sentimientos, pasionales, sabe mucho el Atl¨¦tico, que se transform¨® en el animal m¨¢s voraz. Y cuando eso ocurre suelen redimirse quienes sienten como propio el desastre. Ah¨ª apareci¨® Sa¨²l para cabecear un nuevo saque de esquina y abrillantar su ficha.
Pero el momento estelar, al menos para su protagonista y para el p¨²blico, estaba por llegar. Fernando Torres, aclamado desde el calentamiento, culmin¨® la remontada al enviar a la red un centro de Vietto desde la banda izquierda que le permit¨ªa cerrar el ¨¢lbum centenario como goleador del Atl¨¦tico, una tarea que se le hab¨ªa resistido.
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