Ocaso del capit¨¢n Francesco Totti
A los 39 a?os el mejor jugador de la historia de la Roma teme que el club haya decidido postergarle para evitar que renueve
James Pallotta, gestor de fondos de capital riesgo, tiene una fortuna estimada en diez mil millones de d¨®lares. Es estadounidense de nacimiento, vive en Massachussets, y en 2012 adquiri¨® la Roma, hasta entonces embargada por las deudas contra¨ªdas con el banco Unicredit, y se autoproclam¨® presidente. Su resonante apellido italiano remite al bal¨®n pero ni entiende mucho de f¨²tbol ni habla la lengua del Dante. Para hablar con Francesco Totti, el capit¨¢n del equipo, con quien se ha entrevistado una vez personalmente esta temporada, Pallotta precisa del auxilio de un traductor.
Dicen quienes trabajan con el club que viaja poco a Italia. Tambi¨¦n apuntan que su gesti¨®n se limita, principalmente, a labores de supervisi¨®n desde su cuartel en la Costa Este, donde observa sin aparente alarma el quehacer del director deportivo, Walter Sabatini, responsable del asombroso tr¨¢fico de jugadores que cada curso entran y salen de la sociedad (55 de baja y 37 de alta en 2015, seg¨²n el portal Transfermarkt) y que han supuesto un gasto en comisiones a agentes superior a los 50 millones de euros en las cuatro ¨²ltimas temporadas. Pallotta parece tan indulgente con Sabatini como indiferente al destino de Totti, desde cuyo entorno se anuncian nubarrones. Se?alan que el due?o del club ha dado orden a los administradores de persuadirle para que no renueve cuando acabe su contrato el pr¨®ximo junio. Si este mi¨¦rcoles no disputa ni un minuto contra el Madrid en la ida de los octavos de final de la Champions no ser¨¢ solo por razones deportivas.
Ganador del scudetto en 2001 y campe¨®n del Mundial en 2006, Totti es, a sus 39 a?os, una leyenda dolorosamente en activo en el club en que debut¨® como hincha y como juvenil. El mejor futbolista que ha tenido la Roma en su historia y uno de los mejores mediapuntas europeos de siempre, vivi¨® condicionado por su personalidad y su cultura a establecerse en un plano secundario. Los focos de la industria rara vez le iluminaron. Pero la adoraci¨®n de los aficionados locales trasciende el hecho futbol¨ªstico y explica los sentimientos de una comunidad y un hombre incapaz de abandonar sus rutinas romanescas, su mamma Fiorella, su caf¨¦ en el barrio, sus amigos de la infancia, sus vespinos y sus escapadas de inc¨®gnito al centro empleando un casco de motociclista para pasar inadvertido.
Totti rechaz¨® una oferta del Madrid en 2004, como tantas otras, porque hay algo en su memoria infantil que reprimi¨® la clase de ambici¨®n que alienta a los h¨¦roes deportivos de su talla. Ante la disyuntiva de los t¨ªtulos o la identidad, ¨¦l eligi¨® lo inexorable, como tantos romanos, seducido por el embrujo de una ciudad que captura el esp¨ªritu de sus habitantes como ninguna.
Totti sospecha que sus d¨ªas de f¨²tbol se aproximan al ocaso. Cree que Pallotta ha resuelto no prolongar su contrato de tres millones de euros brutos anuales, resabio de los veinte que lleg¨® a ingresar. Entiende que los cinco ¨²nicos partidos en los que ha participado esta campa?a, todos en la Serie A, ninguno completo, ninguno en Champions, son un indicio irrefutable no solo de su decadencia f¨ªsica sino de un impulso empresarial por recortar gastos con la complicidad del entrenador, que tiene orden de no hacerle jugar, no sea cosa de que los hinchas le vean hacer m¨¢s maravillas y la interrupci¨®n del contrato se convierta en un problema pol¨ªtico.
Luciano Spalletti fue innecesariamente excesivo en su explicaci¨®n de por qu¨¦ Totti tiene pocas posibilidades de disputar unos minutos esta noche contra el Madrid, cuando un periodista le pregunt¨® este martes que si no consideraba la experiencia como un factor relevante en la eliminatoria.
¡°Francesco¡±, dijo el entrenador romanista, ¡°ha sentido dolores antes de ir a Carpi. Despu¨¦s se ha entrenado siempre con el grupo. Si este mi¨¦rcoles se entrena con normalidad ser¨¢ posible que sea utilizado, seg¨²n su condici¨®n y el curso del partido. Se habla de la experiencia. Si fuera por la experiencia nosotros ganar¨ªamos siempre. Jugar¨ªamos con Maicon, De Sanctis, Keita, Totti, De Rossi... Pero se necesita fuerza, se necesita correr, se necesita sacrificio, seriedad, y disponibilidad de ayudar a los compa?eros. Para m¨ª no todos los jugadores son iguales. Para m¨ª deben tener prioridad los que demuestran estos valores. Y no me refiero a la seriedad en el campo de juego sino tambi¨¦n en el entrenamiento. Yo no entreno m¨¢s que para intentar conseguir resultados¡±.
Ya saben los aficionados que Totti est¨¢ se?alado. Ya sabe Totti que ingres¨® en la eternidad, como las piedras del Coliseo. Ya sabe la eternidad que hoy, ahora, ya mismo, manda Pallotta.
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