Las visitas
Fuera del Bernab¨¦u el Madrid se ha ido dejando la Liga mentalmente hasta en las victorias
En M¨¢laga al Madrid le ocurri¨® una de esas cosas de equipo hundido en la melancol¨ªa. Ocurri¨® cuando Cristiano fall¨® el penalti. El equipo de alguna forma interioriz¨® el gol cuando el portugu¨¦s cay¨® en el ¨¢rea, y no se sobrepuso a la victoria mental: la crey¨® de verdad, y el hecho de que Cristiano hubiese fallado el penalti no le sac¨® de sus ensimismamientos. A veces uno se hace a una idea con tanta fuerza que la realidad no puede combatirla. La realidad, de hecho, es el menor de los problemas. Y entre eso y la resistencia de Navas, y la mala suerte del M¨¢laga, el Madrid se fue deshaciendo con una tristeza de gigante sordo crey¨¦ndose ganador. Hasta Isco apareci¨® afeitado, como si hubiese fiesta.
Lo peor para un grande no es presentar excusas: es tener parte de raz¨®n
Fuera del Bernab¨¦u el Madrid se ha ido dejando la Liga mentalmente hasta en las victorias, logradas sin la suficiencia pr¨¢ctica del equipo que juega mal, como el Bar?a, y se va con los tres puntos con dos jugadas y media. Ni Zidane se ha sobrepuesto a ese fatalismo tan madridista de hacer cosas en Espa?a que no har¨ªa ni loco en Europa, acompa?ando las temporadas m¨¢s divertidas en que se quedaba octavo en Liga y hab¨ªa que ganar la Champions para jugarla el a?o que viene. No se sabe si por exceso de soberbia o peor a¨²n: la ausencia de ella. Con todo, lo peor es que el drama no es identificable ni se justifica un exceso de apocalipsis en el club m¨¢s apocal¨ªptico del mundo: hay lesionados esenciales, hay penaltis fallados, hay partidos (Betis) que se tuvieron que ganar. Lo peor para un grande no es presentar excusas: es tener parte de raz¨®n. Como si no estuviese por encima incluso de eso.
Frustraci¨®n po¨¦tica
En Espa?a el madridismo pasar¨¢ fr¨ªo hasta mayo. Los a?os en que el Madrid se dejaba la Champions en octavos lo peor era toda esa gente abrigada que se encontraba uno al salir del bar: tipos altos y envarados, augustos, que llevaban la cabeza envuelta en bufandas como nosotros, pero ellos del fr¨ªo y nosotros de la verg¨¹enza. Hab¨ªa una frustraci¨®n po¨¦tica que afectaba a nuestro calendario de salidas pero sobre todo una sensaci¨®n de irrealidad provocada por el desajuste t¨¦rmico. Los inviernos se conceb¨ªan como meses conservadores: no se romp¨ªa ninguna relaci¨®n, no se tiraba el curso y el Madrid estaba l¨ªder o a punto de estarlo, ¡°vivo en todas las competiciones¡± (¡°vivo en todas las competiciones¡± era tambi¨¦n el lema nuestro). Si despu¨¦s del fracaso segu¨ªamos ah¨ª es porque en un club tan absolutamente pasmoso se puede perder un t¨ªtulo a las seis de la tarde y ganar otro a las ocho.
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