Cuando la voluntad no es suficiente
Sin soluciones t¨¦cnicas ni t¨¢cticas, Nadal arranca 2016 en falso: "El sabor de boca no es bueno"
El diagn¨®stico, por crudo que sea, est¨¢ claro: Rafael Nadal no est¨¢ bien. Los pr¨®ximos meses dir¨¢n si el de Manacor consigue corregir el rumbo y morder otro trofeo, de mayor o menor post¨ªn, pero el presente expresa que su arranque en este 2016 deja mucho que desear. El espa?ol, apeado en las semifinales del torneo de R¨ªo de Janeiro por el 45? del mundo, el uruguayo Pablo Cuevas (6-7, 7-6 y 6-4, despu¨¦s de tres horas y 28 minutos), no encuentra la luz en el juego ni se encuentra a s¨ª mismo sobre la pista. Tras un cierre de 2015 esperanzador, con muy buenos indicios, los interrogantes vuelven a rodear al ganador de 14 grandes, cuyo deseo por repuntar choca frontalmente con las sensaciones que desprende.
Donde antes percib¨ªa rendijas para trazar un passing o una banana, ahora se ofusca y falla golpeos y bolas f¨¢ciles
Los dos primeros meses de la temporada dicen que los resultados no son buenos. Nadal cedi¨® en la final de Doha ante Novak Djokovic, como nunca antes hab¨ªa claudicado ante el serbio; despu¨¦s vino el batacazo australiano, en el estreno contra Fernando Verdasco; y en ¨²ltima instancia, durante el proceso de transici¨®n hacia los primeros Masters 1.000 del a?o (Indian Wells y Miami, en marzo), dos actuaciones discretas en Buenos Aires y R¨ªo, sobre tierra batida, su territorio fetiche. Lejos de ofrecer s¨ªntomas optimistas y reducir el episodio de Mebourne a un hecho accidental, la gira en Sudam¨¦rica no hace sino incrementar la incertidumbre.
En ambos escenarios, Nadal fue avanzando a trompicones, con una versi¨®n lineal y mon¨®tona, insuficiente para sortear a dos rivales (Dominic Thiem ni Cuevas) que en otros tiempos apenas le hubieran hecho cosquillas al se?or de la arena. Pero m¨¢s all¨¢ de los tropiezos est¨¢ el fondo de la cuesti¨®n. Hoy d¨ªa, el de Manacor es un adversario cada vez m¨¢s vulnerable y menos intimidatorio. Su plan estrat¨¦gico pretende resolver los pulsos por una v¨ªa m¨¢s directa, acorde al patr¨®n moderno de juego, pero a la idea no le acompa?an una derecha que ha perdido fuerza ni un f¨ªsico actualmente menos din¨¢mico.
De unos meses aqu¨ª, Nadal ha ido trabajando e introduciendo algunas variantes, pero sobre la pista no se adivinan soluciones t¨¦cnicas ni t¨¢cticas; padece con los segundos servicios y su capacidad para producir tiros ganadores es limitada. Donde antes percib¨ªa rendijas para trazar un passing o una banana, ahora se ofusca y falla bolas relativamente f¨¢ciles. ¡°Llevo tres partidos perdiendo de esta manera, estando a muy pocos puntos de ganar, tanto en Australia, como en Buenos Aires, como aqu¨ª. A veces un poquito de suerte viene bien, aunque yo no crea en ella; tiene la suerte el que lo hace mejor, y supongo que no habr¨¦ sido yo", lament¨® el n¨²mero cinco, que el pr¨®ximo 3 de junio cumplir¨¢ 30 a?os.
Evidentemente, cuando uno pierde as¨ª, el sabor de boca no es bueno
Sea como fuere, los destellos de los ¨²ltimos meses del a?o pasado no han tenido continuidad y el debate sobre el declive recobra vida; no en vano, este ha sido el arranque m¨¢s sombr¨ªo del ¨²ltimo lustro. En 2015, a estas alturas hab¨ªa atado al menos un t¨ªtulo (Buenos Aires) y en Australia se march¨® en los cuartos. Un a?o antes hab¨ªa firmado tres finales (incluida la de Melbourne, frente a Stanislas Wawrinka) y en 2013 hab¨ªa logrado ya los trofeos de S?o Paulo y Acapulco. ¡°Evidentemente, cuando uno pierde dos semanas seguidas con opciones de pasar a la final, con muy buenas opciones de ganar dos t¨ªtulos y pierde las dos, el sabor de boca no es bueno¡±, resolvi¨® con poso amargo.
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