Kyrgios descorcha el champ¨¢n
El australiano, uno de los j¨®venes m¨¢s talentosos del circuito, eleva en Marsella el primer t¨ªtulo de su carrera
Es, se dice, el primero de los muchos t¨ªtulos que est¨¢n por venir. En todo caso, cuando Nick Kyrgios empu?a una raqueta, se olvida del show y hace lo que mejor sabe hacer, jugar al tenis, el placer est¨¢ garantizado. El australiano, un joven iracundo que hasta hoy ha sido m¨¢s noticia por sus esc¨¢ndalos sobre la pista que por sus resultados, elev¨® en Marsella el primer t¨ªtulo de su carrera. Lo hizo despu¨¦s de firmar una semana excepcional, en la que no cedi¨® un solo set y en la que solo entreg¨® una vez el servicio en cinco partidos. El ¨²ltimo, el que le permiti¨® descorchar el champ¨¢n por primera vez, frente al croata Marin Cilic, batido por 6-2 y 7-6.
Nacido en Canberra, aunque de genes griegos y malasios, Kyrgios ha ocupado espacio medi¨¢tico en los dos ¨²ltimos a?os por sus malas formas. Sobre una pista, el australiano ha vociferado, sesteado, lanzado raquetas e incluso hablado por tel¨¦fono desde la silla de descanso. Tambi¨¦n, en pleno partido, se permiti¨® la licencia de decirle a Stanislas Wawrinka que su novia se hab¨ªa acostado con su amigo Thanasi Kokkinakis, con el objetivo de desestabilizar al suizo. Por todo eso le marca de cerca la ATP, que ya le ha castigado econ¨®micamente en varias ocasiones.
Al margen de su insolencia, Kyrgios es un tenista soberbio. Tiene una derecha de acero y un f¨ªsico que le permite abarcar toda la pista. En su historial competitivo ya figura un triunfo contra Rafael Nadal (Wimbledon 2014) y otro contra Roger Federer (Madrid 2015). Le auguran, siempre que se centre, un futuro espl¨¦ndido. John McEnroe, sin ir m¨¢s lejos, es uno de sus padrinos. "No querr¨ªas ser recordado como un payaso sino como un jugador", le advirti¨® el pasado mes de septiembre el estadounidense, como toque de atenci¨®n. "Est¨¢ jugando el rol de chico malo del tenis. Ahora tiene 20 a?os y todav¨ªa tiene tiempo de cambiar eso. Hay mucha atenci¨®n sobre ¨¦l y esa presi¨®n le est¨¢ pudiendo", le recrimin¨® un mes antes.
Aunque est¨¢ por ver, el tenis le espera a Kyrgios, cuyo mayor meta hab¨ªa sido hasta ahora la final que perdi¨® en 2015 en Estoril. Tan bueno es su porvenir que Lleyton Hewitt, recientemente retirado y a los mandos ya del hist¨®rico equipo aussie de la Copa Davis, ha comenzado a asesorarle de modo privado. Ayer, antes de la final en Francia, le comunico a trav¨¦s de Twitter su convocatoria para el pr¨®ximo compromiso de su equipo, del que Kyrgios hab¨ªa sido apartado por aquellas insinuaciones hacia Wawrinka en Montreal.
La llamada de su pa¨ªs coincide con su primer t¨ªtulo, que lleg¨® tras derrotar en la final a Cilic, n¨²mero 12 del mundo; previamente ya hab¨ªa descabalgado a dos top-10: Tomas Berdych (8) y Richard Gasquet (10). Y eso que a Marsella hab¨ªa aterrizado tocado de un hombro, motivo que le oblig¨® a renunciar la semana pasada a Rotterdam. "No esperaba ganar aqu¨ª despu¨¦s de 15 d¨ªas fuera por la lesi¨®n", admiti¨®; "desde la primera ronda jugu¨¦ muy bien y las victorias me ayudaron a ganar confianza".
Cargado de pendientes y cadenas, Kyrgios colecciona ahora m¨¢s metal. Pero en forma de trofeo. ?El primero de muchos? Tal vez.
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