Rafa Iriondo, el primero y el ¨²ltimo de la fila
Fallece el ¨²ltimo superviviente de la delantera m¨ªtica del Athletic de los a?os 50
A Rafa Iriondo costaba mucho desdibujarle la sonrisa. Se la borr¨® la muerte este mi¨¦rcoles, a los 97 a?os, mientras quiz¨¢ por su cabeza circulaban im¨¢genes de San Mam¨¦s o del Benito Villamar¨ªn o de Atocha o de Garellano. O de su gato marr¨®n y juguet¨®n que le rodeaba por el sill¨®n desde donde ve¨ªa el f¨²tbol con la mirada fija y las emociones controladas. Rafa Iriondo ha sido el ¨²ltimo de la fila m¨¢gica, aquellos cinco de abajo en la fotograf¨ªas que conformaron la delantera m¨ªtica del Athletic. Se fueron yendo, Panizo, Venancio, Gainza, Zarra. Y ¨¦l ha sido el ¨²ltimo, ¨¦l que era el primero en esa retah¨ªla que todo aficionado al f¨²tbol tan bien conoce. Iriondo era el 7 cuando los delanteros se contaban del 7 al 11 por estricto orden de ubicaci¨®n en el campo. Por eso Iriondo, que era extremo derecho, iba el primero y le segu¨ªa Venancio, el interior derecho, y Zarra, el delantero centro, y Panizo, el interior izquierdo y acababa con Gainza como extremo izquierdo.
Iriondo iba viendo como sus compa?eros y amigos le dejaban cada vez m¨¢s solo. Especialmente dura para ¨¦l fue la muerte de Telmo Zarra, su gran amigo, convecino de vivienda en el centro de Bilbao y socio empresarial cuando el f¨²tbol qued¨® atr¨¢s por razones de edad. Y ni a¨²n as¨ª se le borraba la sonrisa, bajo aquellos ojillos chispeantes que propon¨ªan una gran ternura y que se hac¨ªan grandes cuando recordaba las gestas rojiblancas y segu¨ªan siendo grandes cuando aparec¨ªa Sevilla en la memoria, -donde etren¨® al Betis- ¡°y donde siempre nos trataron de maravilla y nunca se olvidaron de ¨¦l¡±, sol¨ªa repetir su familia.
La delantera m¨ªtica del Athetic de aquellos a?os 50 demostr¨® que no hace falta ganar muchos t¨ªtulos para ser m¨ªtica y grande e inolvidable. Y sin embargo pasaron a la historia con la grandeza de los ¨ªdolos de carne y hueso. Suele pasar. Lo mismo ocurre con Iribar que solo gan¨® dos Copa y, sin embargo, fue y es considerado uno de los mejores porteros del mundo.
Iriondo, que hab¨ªa nacido en Gernika, sobrevivi¨® al bombardeo de la Villa Foral en la Guerra Civil, al t¨¦rmino de la cual tuvo que hacer la mili en el cuartel de Garellano, en Bilbao. Lleg¨® al Athletic por casualidad y necesidad. El equipo rojiblanco ten¨ªa que refundarse sobre los escombros de la guerra. Buscaba jugadores donde los hubiera o pareciera. A Iriondo lo ficharon porque hab¨ªa jugado un partido oficial, con el Gernika. Desde entonces jug¨® 13 temporadas en el Athletic, tras debutar junto a Zarra en Mestalla con empate a dos goles, todos marcados por vizca¨ªnos: Zarra, los del Athletic; Mundo y Gorostiza, los del Valencia. Iriondo consigui¨® cuatro Copas y una Liga y anot¨® 117 de los 550 tantos marcados por la delantera m¨ªtica, muchos de los cuales surgieron de sus botas. Jug¨® despu¨¦s en el Barakaldo, en la Real Sociedad, en el Indautxu y como entrenador lo fue del Athletic, (con el que gan¨® una Copa), de la Real Sociedad y del Betis con el que consigui¨® la famosa Copa de los penaltis, cuando Esnaola bati¨® a Irbar en el lanzamiento decisivo. Pero, la memoria ten¨ªa sus rincones. Y lo mismo te hablaba de la felicidad de Sevilla que de aquella temporada en la que ejerci¨® de entrenador-jugador en el Indautxu, el segundo equipo de Bilbao donde coincidi¨®, en Segunda Divisi¨®n, con Zarra y Panizo, los tres ya veteranos. ¡°Estuvimos a punto de ascender a Primera pero no pudo ser. En el ¨²ltimo partido nos pitaron un penalti en contra. Y luego otro. Y Luego otro. Tres penaltis en contra. Estaba caro que no pod¨ªamos ascender¡±, recordaba hace unos pocos a?os, cerrando la frase con su habitual muletilla: ¡°A todo te acostumbras...¡± Pero no a perder, porque como recordaba su hijo, cuando eso ocurr¨ªa llegaba a casa se tomaba una aspirina y se iba a la cama¡±. Era su ritual de la derrota. Ni se acostumbraba a que las mujeres fueran a verle jugar ¡°porque no le gustaba que escuchasen los improperios que dec¨ªa la gente cuando hac¨ªan algo mal¡±, aseguraba hace unos pocos a?os su mujer.
Luego el f¨²tbol, pas¨® de las piernas a los ojos, mientras los a?os se suced¨ªan en la tranquilidad de su hogar en el centro de Bilbao. ?l segu¨ªa poniendo voz a la delantera m¨ªtica que habitaba en el recuerdo de los aficionados al f¨²tbol. La voz se extingui¨® este mi¨¦rcoles, un d¨ªa antes de que el Athletic se cruzase en San Mam¨¦s con el Olympique de Marsella. El gato, marr¨®n y juguet¨®n, con su sexto sentido, le dar¨¢ noticias del encuentro.
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