Nadal funde a Nishikori
El espa?ol eleva su juego para batir al nip¨®n (6-4 y 6-3). En semifinales, Djokovic (doble 7-6 a Tsonga)
![Alejandro Ciriza](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fff56c9de-8d8d-4f81-a772-c84b51075421.png?auth=73935b78dfea10f9a0df8fca8d833a8b182033cbe5a21f29529d99bcdbde5685&width=100&height=100&smart=true)
![Nadal celebra su triunfo contra Nishikori.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/UJTQXMER3JKNBW3T2L2RGBHQME.jpg?auth=866d522c3f2a54784a0997005e5b42457d3f653ebf194b02bd294e197006cf82&width=414)
Ese brazo victorioso mene¨¢ndose en forma de serrucho, en direcci¨®n al box de su equipo, dice mucho. Hablaba de un campe¨®n que no solo acababa de firmar el pase a las semifinales de Indian Wells, despu¨¦s de fundir a Kei Nishikori (6-4 y 6-3, en una hora y 33 minutos), sino de un hombre que tras un largo periodo de lucha interior va reconoci¨¦ndose poco a poco ante el espejo. Ten¨ªa motivos Rafael Nadal para sonreir y celebrar el triunfo como hac¨ªa tiempo que no lo hac¨ªa, pues acababa de completar uno de sus mejores partidos de este curso, ante el n¨²mero seis, y de superar el list¨®n (los cuartos) que hace un a?o fue infranqueable para ¨¦l en ese escenario donde el sol cae sin clemencia.
En un ambiente seco, a 33? de combusti¨®n des¨¦rtica y californiana, Nadal ofreci¨® trazos optimistas y ahora chocar¨¢ con el inmenso Novak Djokovic (doble 7-6 a Jo-Wilfred Tsonga). Si en los duelos previos progres¨® a base de oficio (intermitencia contra Fernando Verdasco) y de un ejercicio de fe (bola de partido en contra con Alexander Zverev), esta vez mostr¨® un repertorio argumental mucho m¨¢s amplio. Venci¨® y convenci¨® el espa?ol, que en una semana de turbulencia medi¨¢tica, en la que Indian Wells y el tenis hab¨ªan quedado relegados a un segundo plano, obliga de nuevo a mirar hacia la pista y a subrayar la mejor¨ªa. Porque, en un contexto adverso, Nadal ha sido capaz de abstraerse y canalizar toda su energ¨ªa a trav¨¦s de la raqueta.
Frente a Nishikori, un jugador de lo m¨¢s inc¨®modo, el balear se mimetiz¨® con la meteorolog¨ªa de Palm Springs y entr¨® en calor. Si en los dos choques anteriores del torneo fragu¨® sus victorias desde la resistencia, en esta ocasi¨®n fue el que llev¨® la iniciativa y decolor¨® a un adversario que lleg¨® a lanzar su herramienta contra el cemento y que punto tras punto se quitaba la gorrilla y rebuscaba en el interior, como si all¨ª fuese a encontrar la soluci¨®n. Pero no, de ning¨²n modo. Nadal le anul¨® con un mejunje de tiros profundos y cambios de alturas, a base de fiabilidad (16 errores no forzados de uno y 26 del otro) y un porcentaje de primeros servicios (88%) que se convirtieron en un imposible para el japon¨¦s.
Y eso que abri¨® fuego primero el nip¨®n, con una rotura al tercer juego del partido. El¨¦ctrico y veloz, como un jugador de videojuego, Nishikori es capaz de indigestar a cualquiera, pero esta vez Nadal supo replicar y transformar la inercia. Desde ese 1-3 a favor del japon¨¦s, el de Manacor se alz¨® y firm¨® una serie de 8-1 a su favor, con la que se adjudic¨® el primer parcial y allan¨® el segundo. Encontr¨® una respuesta t¨ªmida, en forma de break, pero no titube¨® lo m¨¢s m¨ªnimo y asfixi¨® al jugador que medio a?o atr¨¢s, en agosto, le hab¨ªa superado en Canad¨¢; entonces, sobre cemento, 6-2 y 6-4 para la bala de Michael Chang.
Su bola gana fuerza con el calor californiano. Y ¨¦l, irreductible, dio por fin un paso adelante
Alcanz¨® de este modo Nadal las semifinales, un bot¨ªn minimo de 360 puntos para el ranking y desprendi¨® muy buenos p¨¢lpitos. En curvatura ascendente y en franca evoluci¨®n, de la mente al cuerpo y viceversa, Nadal se pareci¨® m¨¢s a ese Nadal himalayesco de los viejos tiempos. Triple campe¨®n en Indian Wells (2007, 2009 y 2013), su bola gana fuerza conforme sube la temperatura en California. Y ¨¦l, irreductible donde los haya, dio por fin un paso adelante.
En su horizonte se interpone ahora un resalto gigantesco: el tot¨¦mico Novak Djoker Djokovic. Entre ambos totalizan nada m¨¢s y nada menos que 47 enfrentamientos, el gran cl¨¢sico. Del primero (2006, Roland Garros) al ¨²ltimo (2016, Doha), un margen cronol¨®gico de 10 a?os. Cinco triunfos en los ¨²ltimos cinco careos para el actual n¨²mero uno, que no cede ante el ganador de 14 grandes desde aquella final 2014 en la arena de la Philippe Chatrier. Dif¨ªcil, dificil¨ªsimo, casi una utop¨ªa para una mayor parte de la audiencia ten¨ªstica. Pero, ?acaso dijo alguien que esto iba ser f¨¢cil??
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