Un no gol del mao¨ªsta Breitner a ¡®superPaco¡¯
El internacional alem¨¢n dio medio mill¨®n de pesetas a unos obreros cuando en Espa?a estaba prohibido el derecho a la huelga
La 75-76 era la segunda temporada de Breitner en el Madrid. Lleg¨® reclamado por Miljanic, que dio una sacudida al club. Meti¨® preparaci¨®n f¨ªsica a tope y conceptos t¨¢cticos nuevos. Breitner era lateral izquierdo de Alemania y del Bayern de M¨²nich. Dado que entonces s¨®lo pod¨ªa haber dos extranjeros (el otro era Netzer), result¨® chocante que Miljanic fichara a un lateral izquierdo. Pero le coloc¨® en el medio del campo, de interior derecho, y funcion¨®.
Breitner ten¨ªa una personalidad especial. Era un hombre que iba en muchas cosas por libre y su llegada produjo impacto en el Madrid. Llevaba pelo a lo afro y una corta barba. Fumaba puros. Puros peque?os, sin tragarse el humo, pero que no dejaban de dar el cante. Y era de izquierdas, cosa inquietante en el Madrid de ese tiempo. El secretario de la gerencia, Jos¨¦ Luis L¨®pez Serrano, que hablaba alem¨¢n, era el contacto de Netzer y Breitner con el club. Un d¨ªa le lleg¨® Breitner con un p¨®ster y le pidi¨® que le hiciera un cuadro con ¨¦l. L¨®pez Serrano le dijo que en pocos d¨ªas lo tendr¨ªa. La sorpresa fue cuando lo desenroll¨®: era una enorme imagen de Mao.
¡ªFui a ver a Don Raimundo, que me dijo: ¡°Hazte el despistado¡±.
Breitner le reclamaba el cuadro. No se olvidaba. L¨®pez Serrano vio que no pod¨ªa disimular m¨¢s y acudi¨® de nuevo a Saporta. ?ste le dijo:
¡ªEst¨¢ bien. H¨¢gaselo, pero en un sitio de confianza y que no se entere nadie.
Y as¨ª lo hizo L¨®pez Serrano.
En otra ocasi¨®n, un grupo de trabajadores de la Standard acudi¨® a un entrenamiento del Madrid. Estaban en huelga, y pidieron a los jugadores una ayuda para la caja de resistencia. La huelga no estaba entonces reconocida en Espa?a. Toda huelga era, por definici¨®n, salvaje. Los jugadores se excusaron. Les dijeron que sin autorizaci¨®n del club no pod¨ªan tomar una decisi¨®n as¨ª. Por simpat¨ªa, consiguieron distraer unos pocos balones para que los utilizaran para una rifa. Pero Breitner s¨ª atendi¨® a su demanda y les dio medio mill¨®n de pesetas. Era un buen dinero en la ¨¦poca.
Cuando en el club se supo, le pidieron a L¨®pez Serrano que le citara para encontrarse con Antonio Calder¨®n, que era el gerente, y Raimundo Saporta. Se vieron los cuatro. Calder¨®n le record¨® que en Espa?a toda huelga iba contra la ley. Breitner no se inmut¨®:
¡ªYo con mi dinero hago lo que quiero.
El club puso sordina a esas cosas, que s¨®lo trascendieron poco a poco, con el tiempo.
En eso lleg¨® el partido de Sevilla, justo despu¨¦s de una gran machada europea del Madrid, que el mi¨¦rcoles previo elimin¨® al Derby County en la Copa de Europa. Era el 9 de noviembre de 1975. Franco agonizaba, morir¨ªa 11 d¨ªas despu¨¦s. La prensa se agolpaba en las puertas de La Paz. El equipo m¨¦dico habitual le¨ªa cada d¨ªa el parte m¨¦dico de turno.
Las v¨ªsperas son de partido de campanillas. Se especula sobre si el Madrid estar¨¢ cansado. Falta Amancio, baja tras la machada. Se estrena por fin la ampliaci¨®n del S¨¢nchez Pizju¨¢n, extendida en el tiempo como la obra de El Escorial. Ahora tiene capacidad para 70.000 espectadores. La recaudaci¨®n llega a los veinte millones de pesetas, r¨¦cord hist¨®rico. El Sevilla es quinto, despu¨¦s de tres temporadas en Segunda. Tres a?os sin ver al Real Madrid, campe¨®n de la Liga anterior y l¨ªder invicto de esta. Es el Sevilla de Superpaco, uno de los grandes metas de la ¨¦poca, de Gallego, regresado del Bar?a, de Hita, Ja¨¦n, Blanco y Biri-Biri, entre otros.
Al descanso se llega con 0-0. El p¨²blico lo est¨¢ pasando bien, porque el partido es emocionante y el Sevilla no es menos que el Madrid. Antes del minuto de la reanudaci¨®n, Breitner avanza por el callej¨®n del ocho. Blanco le marcaba:
¡ªMe hizo un recorte y solt¨® un ca?onazo. Tirar¨ªa desde unos veinte metros o algo m¨¢s. Me volv¨ª, vi que Paco volaba bien, pero el bal¨®n apareci¨® en la red. Era la porter¨ªa del Gol Norte, donde ahora van los Biris. Paco protest¨® desde el primer momento. ?l estaba seguro de que no hab¨ªa entrado el bal¨®n.
Paco, que regenta ahora un estupendo restaurante en Punta Roche (C¨¢diz), tuvo clara la cosa desde el primer momento: ¡°Yo vol¨¦ bien, mis manos cubrieron la escuadra y el bal¨®n pas¨® por fuera, al menos a medio metro del palo. Me levant¨¦, fui a recogerlo detr¨¢s de la porter¨ªa, ?y vi que estaba dentro!¡±.
Protest¨®, algunos compa?eros le secundaron. ?Pero el bal¨®n estaba dentro! Gallego reclamaba tanto como Paco, y lleg¨® a forzar un cuadro de la red, para demostrar que hab¨ªa pasado el bal¨®n por ah¨ª. Blanco piensa que eso fue un error, porque de existir una prueba se hab¨ªa alterado. El caso es que L¨®pez Cuadrado dio gol. El p¨²blico, claro, tom¨® parte por la versi¨®n del no gol, en especial los que estaban m¨¢s cerca del palo izquierdo de la porter¨ªa, que lo hab¨ªan visto bien.
Pirri recuerda que el partido se embarull¨®:
¡ªEl p¨²blico se indign¨®, todo se alter¨®. Est¨¢bamos jugando muy bien, a partir de ah¨ª perdimos el hilo y el Sevilla se creci¨®. Yo le pregunt¨¦ a Breitner y ¨¦l pensaba que su tiro no hab¨ªa cogido puerta, ?pero el bal¨®n estaba dentro!
El Sevilla mand¨® el resto del partido y empat¨® por medio de Biri-Biri. El lunes hubo gran expectaci¨®n en el programa de la moviola, pero las im¨¢genes de entonces, en blanco y negro, lejanas y una sola toma, no aclararon nada. El forcejeo de Gallego con la red para abrir un cuadro no contribuy¨® a dar cr¨¦dito a la versi¨®n del Sevilla.
El martes la selecci¨®n se concentr¨® en Madrid, con vistas a un partido en Ruman¨ªa el domingo siguiente. Ah¨ª circul¨® el As Color de mano en mano. As Color sal¨ªa el martes, cubriendo el d¨ªa de descanso de la prensa deportiva. La portada la ocupaba la foto de Agust¨ªn Vega, n¨ªtida, en color, y en ella se pod¨ªa apreciar claramente que el bal¨®n estaba atravesando la red por el lateral, muy arriba. El titular era: ¡°No fue gol¡±.
Para Sevilla fue una satisfacci¨®n moral, pero el empate, claro, no se movi¨®. En la concentraci¨®n de Espa?a hab¨ªa varios jugadores del Madrid y ninguno del Sevilla. Paco iba a veces en la ¨¦poca, pero en esa ocasi¨®n Kubala llev¨® de titular a Miguel ?ngel y de suplente a Deusto.
Pirri piensa que se libraron de una buena: ?lo que hubieran tenido que escucharle a Superpaco si llega a estar en la concentraci¨®n!
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