Tanto Dortmund como Klopp
En un partido el¨¦ctrico y magn¨¦tico, tambi¨¦n sim¨¦trico de estilos, el ext¨¦cnico ¡®borusser¡¯ logra con el Liverpool un empate que se resolver¨¢ en Anfield
Volvi¨® J¨¹rgen Klopp a su casa y se llev¨® el aplauso prolongado de una afici¨®n que le vener¨® hasta el final sin condiciones. Era un duelo de lo m¨¢s emotivo para el t¨¦cnico porque no hac¨ªa ni 10 meses que dirigi¨® a los borussers en la final de la Copa de Alemania, a un equipo que le devolvi¨® la grandeza con laureles y un juego atractivo basado en la presi¨®n y el ataque directo. Pero ya est¨¢ en el Liverpool y cuando rod¨® el bal¨®n no hab¨ªa lazos que valieran sino un duelo el¨¦ctrico y magn¨¦tico, un espect¨¢culo -aderezado por la fabulosa hinchada amarilla- maravilloso alrededor del bal¨®n que acab¨® por llevarse¡
Aunque T¨¹chel, el sucesor en el banquillo alem¨¢n, ha prolongado la idea instalada de la presi¨®n avanzada, se notan sus ra¨ªces guardiolistas en el juego posicional y en la persistencia en sacar el bal¨®n limpio desde atr¨¢s. Algo peligroso ante el Liverpool porque pocos t¨¦cnicos logran un acoso avanzado tan inc¨®modo y bien ejecutado como Klopp, por lo que rest¨® precisi¨®n al juego, que no ritmo. Entre otras cosas porque el Dortmund tambi¨¦n presionaba bien arriba, hasta el punto de que el portero Mignolet se marc¨® dos bailes con la pelota entre los pies no aptos para taquic¨¢rdicos, puesto que en una ocasi¨®n sent¨® a Aubameyang y en la otra quebr¨® a Reus.
Pero ante tanta agitaci¨®n apareci¨® Weigl, ese joven valor curtido en el M¨²nich 1860 que es el digno heredero de Busquets como director de orquesta desde el eje. Ofreci¨® una clase magistral de anticipaci¨®n y pase, como en ese que lanz¨® a la ruptura por el costado de Schmelzer, despu¨¦s completado con un centro hacia atr¨¢s que Durm chut¨® y que Sakho pudo desviar a tiempo cuando en el estadio ya se empezaban a brincar. Tambi¨¦n se apoy¨® Weigl en Mkhitaryan, la llave que hac¨ªa temblar al Liverpool con sus esl¨¢lones y carreras con el cuero atado a la bota. En uno de esos zigzagueos descont¨® a dos rivales para soltar un latigazo que le cuchiche¨® al palo y en otro encontr¨® a Aubameyang, que dispar¨® con la zurda, demasiado suave. Resulta que encontrar a los delanteros era una tarea de lo m¨¢s complicada porque tanto Aubameyang como Origi ¨Cclones sobre el c¨¦sped porque ofrec¨ªa movilidad y carreras endiabladas- sufr¨ªan un dos contra por parte de los centrales.
Aubameyang lo prob¨® con carreras en diagonal adornadas con alg¨²n que otro regate pero sin filtrar el pase definitivo. Y lo mismo parec¨ªa ofrecer Origi, que jug¨® en detrimento de Sturridge en lo que parec¨ªa un pecado. No lo fue. Sucede que Klopp le ha devuelto el gen ingl¨¦s al Liverpool despu¨¦s de que el norirland¨¦s Brendan Rodgers fabricara un equipo de mezclas y de buen gusto estropeado por su ojo para los fichajes. As¨ª, no les importa ahora a los reds no atesorar demasiado la pelota entre los pies porque les alcanza con las jugadas a bal¨®n parado ¨Cla tuvo Lovren tras un centro de Milner- y sobre todo las contras, con ataques cortos de pases largos, nada que guste m¨¢s a una afici¨®n que vener¨® a Bill Shankly y sus sucesores del Boot Room. Alberto Moreno lanz¨® un bal¨®n hacia arriba que salt¨® una l¨ªnea de presi¨®n y Milner lo prolong¨® con la cabeza para el desmarque de Origi. Varias zancadas para sacudirse de encima a Piszczek y remate cruzado y raso a gol. No se amilan¨® el Dortmund, con m¨¢s remates de Aubameyang y Reus antes de alcanzar el entreacto y otro de Hummels tras reanudarse el encuentro. Fue tras un saque de esquina e hizo diana para reafirmarse como uno de los centrales m¨¢s completos que hay en la actualidad.
No dio tregua el encuentro, con un Liverpool de ¨¢reas, fuerte en la suya y puntual en la contraria. Le bastaban dos pases para plantarse en el sal¨®n rival, para que Coutinho por dos veces y Clyne en otra ocasi¨®n probaran los excelentes reflejos de Weidenfeller. Ida y vuelta, duelo de correcaminos y correcalles, en el que tambi¨¦n ped¨ªan su turno Reus, aunque su falta no cogi¨® el efecto necesario para batir a Mignolet, y Sahin, que dot¨® de sentido el ataque del Dortmund como Weigl lo hiciera antes. Pero las piernas empezaron a pesar a falta de media hora y las ideas se quedaron en eso. Ya le iba bien al Liverpool, que trat¨® de cantar una nana tras el sobresfuerzo, y ya nada replic¨® el Dortmund, que acept¨® a rega?adientes la bandera blanca hasta que se encuentren de nuevo en Anfield, en la nueva casa de Klopp.
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