Alberto Contador exhibe su poder¨ªo

No hubo di¨¢logo, sino un mon¨®logo de Alberto Contador, solo entrecortado por la voz poderosa de Nairo Quintana que le discuti¨® el triunfo a pesar de sufrir un pinchazo en el segundo tramo de la etapa, y subiendo una cuesta. Pero la voz de Contador era un vozarr¨®n, una tormenta en aquel intenso sirimiri que se colgaba de las cejas de los ciclistas y les avisaba del riesgo que corr¨ªan en cada descenso. Sergio Luis Henao se qued¨® sin voz ante el poderoso solista de Pinto, que a los seis kil¨®metros y medio ya hab¨ªa plantado su bandera, ense?ado los dientes y exhibido las piernas para ganar por cuarta vez la Vuelta al Pa¨ªs Vasco, ¡°la primera carrera que gano cuatro veces en mi vida¡±, dijo antes de subir al podio. Y dijo m¨¢s. Dijo que quiz¨¢s volver¨ªa otra vez a esta carrera ¡°porque nos estamos replanteando el futuro e igual lo alargamos un poco m¨¢s¡±.

Por m¨¢s puertos que se suban y se bajen, por m¨¢s recodos y revueltas que sorprendan a los ciclistas, vueltas como la Vuelta al Pa¨ªs Vasco se resuelven en el final de los finales, es decir, la contrarreloj final, tan mon¨®tona y tan intensa como cualquier contrarreloj. Y eso que la de Eibar ten¨ªa de todo: subidas duras (hasta el santuario, por otra vertiente), descensos peligrosos, con la lluvia midiendo la habilidad de los ciclistas, rectas estrechas que a¨²n se estrechaban un poco m¨¢s con bordillos como ¨¢ngulos sorprendentes y pasos de cebra, con sus mont¨ªculos y su pintura deslizante. O sea, todo un manual del buen ciclista que intimida a los timoratos y reta a los intr¨¦pidos porque hay mucho que ganar y mucho que perder. Dif¨ªcil elecci¨®n

En el punto intermedio (6,6 km) Contador ya aventajaba a Nairo en 23 segundos y a Henao, en 46. Dif¨ªcil cambiar el rumbo de las manecillas del reloj cuando hab¨ªa concluido el tramo m¨¢s exigente y quedaba el tramo m¨¢s peligroso. M¨¢s a¨²n, cuando Nairo, que circulaba a un ritmo poderoso, tuvo que cambiar de bicicleta (la segunda vez en la Vuelta, preso de su mala suerte). Fue un momento, pero cuesta recuperar el aliento. A¨²n as¨ª se present¨® en la meta de Eibar con el mejor tiempo hasta entonces mejorando el del australiano Adam Yates. El colombiano fijaba el reloj en 29,18 minutos. Pero por detr¨¢s Contador volaba, controlando la situaci¨®n, manejando la exhibici¨®n. Henao, su interlocutor, se hab¨ªa quedado sin habla en el punto intermedio. Y lleg¨® Contador con 29,13 minutos a su espalda. 23 segundos despu¨¦s llegaba Henao, que hab¨ªa partido con seis segundos de ventaja respecto al espa?ol.

Contador, Henao y Nairo fijaron el podio final, dejando por detr¨¢s al franc¨¦s Pinot, a Purito Rodr¨ªguez y a Samuel S¨¢nchez que hizo una meritoria contrarreloj. Tras quedarse llamando a las puertas del cielo en la Paris-Niza y en la Volta, Contador encontr¨® su talism¨¢n en la Vuelta al Pa¨ªs Vasco. Hasta la contrarreloj, hab¨ªa atacado, semiatacado, casiatacado, se hab¨ªa mostrado, hab¨ªa perseguido sombras y hab¨ªa ense?ado su sombra a los rivales en tramos cortos como quien ense?a sus credenciales un instante y luego las guarda para el momento decisivo. Y en Eibar las ense?¨® a los cuatro vientos. Ahora le toca parar, seguir entrenando en Canarias, en Suiza, hasta que la Dauphin¨¦ le vuelva a examinar las piernas antes del Tour, su objetivo, su misi¨®n, su ambici¨®n. Su destino.