Sin tridente, no hay Champions ni triplete
Al Barcelona no le bast¨® con Iniesta, el ¨²nico jugador reconocible en el Calder¨®n con el bal¨®n en los pies
El Barcelona sali¨® al campo convencido de que lo mejor que le pod¨ªa pasar es que no pasara nada para que todo se quedara como termin¨® en el Camp Nou. Y en esa nada se perdi¨®. Sin Messi, no tiene f¨²tbol y sin f¨²tbol no tiene nada m¨¢s que un escudo que ayer no represent¨® a un equipo reconocible. No supo si ir o quedarse y en la duda sucumbi¨® el equipo de Luis Enrique, que termin¨® buscando la heroica, a contra natura. El Atl¨¦tico, que remat¨® tres veces para abrir boca, gan¨® el partido por principios y porque lo hizo suyo desde la escenograf¨ªa. Jug¨® el Bar?a a no cometer errores, como si eso le bastara, y se equivoc¨® desde una idea que nunca ha sido la suya. Y perdi¨®.
Resulta una costumbre que el Atl¨¦tico se adelante en el marcador, pero ayer no hab¨ªa motivo en el juego que permitiera pensar que el Bar?a pudiera darle la vuelta al partido
Cada bal¨®n que se pasaron Piqu¨¦ y Mascherano (48), y fueron muchos, cada cesi¨®n a Ter Stegen, y a ratos fue un no parar, cada resbal¨®n de Neymar, un continuo, cada carrera de Messi persiguiendo a Luis Filipe, demasiadas, lejos de acercar al Barcelona a las semifinales le alejaba de la clasificaci¨®n en una cruel cuenta atr¨¢s de un primer tiempo absurdo que termin¨® en el minuto 37. Entonces, en un c¨²mulo de errores, en la visualizaci¨®n de la falta de tensi¨®n con la que el Barcelona afront¨® el partido, Alba despej¨® sin sentido un bal¨®n, regal¨¢ndoselo a Sa¨²l, que centr¨® para que Griezmann clavara un remate imparable por la escuadra. Antes y despu¨¦s, siempre mand¨® el Atl¨¦tico, aunque no tuviera el bal¨®n.
Resulta una costumbre ya que el Atl¨¦tico se adelante en el marcador, pero ayer no hab¨ªa motivo en el juego que permitiera pensar que el Barcelona pudiera darle la vuelta al partido. Sin tridente, el Bar?a de Luis Enrique fue muy poco ante Oblak, apenas nada. Basta con que el rival tenga la voluntad de masticar tuercas si es necesario, como demostraron los de Simeone, para perder el tren de la Champions. Volver¨¢ el Bar?a al Calder¨®n para jugar la final de Copa el 22 de mayo y mientras defender¨¢ su ventaja como l¨ªder en la Liga, pero lo que queda de la competici¨®n europea lo ver¨¢ por la tele. Normal, jug¨® tan poco que supo a nada y nada se llev¨® de Madrid. Y pudo ser peor de no ser porque Ter Stegen estuvo seguro y los centrales llegaron a tiempo de socorrer en m¨¢s de una ocasi¨®n al equipo metiendo el pie a tiempo. Hasta que un penalti le dio la puntilla.
Jug¨® Iniesta con poca ayuda: por delante solo se le adivin¨® la voluntad a Messi, la brega est¨¦ril a Su¨¢rez y de Neymar se supo que estaba en el c¨¦sped porque se le vio resbalar
El Barcelona regal¨® la primera parte y eso en Europa es mucho regalo. Debi¨® pasar por alto que el Atl¨¦tico hab¨ªa conseguido mantener su porter¨ªa a cero en 12 de sus ¨²ltimos 14 partidos jugados en casa en la Champions League. Cuando se fue a por ellos, en busca del gol, ya era tarde. No bast¨® con el liderazgo de Iniesta, el ¨²nico futbolista reconocible cuando el Barcelona cog¨ªa la pelota y se planteaba qu¨¦ hacer con ella ¨CAlba y ¨¦l se pasaron el bal¨®n 54 veces, m¨¢s que ninguna otra pareja y siempre con vocaci¨®n ofensiva¨C, la ¨²nica luz en una noche siniestra para un equipo que lleg¨® el martes tarde y mal a Madrid, avisando de que no especular¨ªa con el resultado de la ida, aunque a la hora de la verdad hizo cualquier cosa menos salir a por el partido, convirti¨¦ndolo en un reloj de arena, como si el descontar del tiempo jugara a su favor. Y cuando quiso, no pudo. Ni una ocasi¨®n clara de gol lo demuestra. Con raz¨®n la hinchada atl¨¦tica lo pas¨® tan bien, porque ni siquiera sufri¨®, solo celebr¨®: del uno al noventa.
Jug¨® Iniesta con poca ayuda, porque por delante del capit¨¢n anoche solo se le adivin¨® la voluntad a Messi (ni un tiro a puerta), la brega est¨¦ril e in¨²til a Su¨¢rez (dos chuts entre los tres palos de los tres que atin¨® a lanzar el Bar?a) y de Neymar se supo que estaba en el c¨¦sped porque se le vio resbalar, y porque prob¨® con un chut, el tercero del equipo de Luis Enrique, tambi¨¦n fallido. Sin el tridente (Messi, por ejemplo, lleva cinco partidos sin marcar), el liderazgo de Iniesta no bast¨®. El Bar?a de Luis Enrique ya no es inmortal. Con Iniesta no alcanza; sin tridente no hay triplete.
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