Nadal crece ante un ap¨¢tico Wawrinka

No fue el d¨ªa de Stanislas Wawrinka, no cabe duda. El suizo, como tantas otras veces, no tuvo un despertar feliz este viernes en Montecarlo, pero esto no significa que el triunfo de Rafael Nadal (6-1 y 6-4, en 66 minutos) deba perder una pizca de valor, porque m¨¢s all¨¢ de la desconexi¨®n inicial del helv¨¦tico, el de Manacor demostr¨® que va por el buen camino: triunfo frente al n¨²mero cuatro del mundo, el ¨²ltimo ganador de Roland Garros, y una gran oportunidad para volver a so?ar. Todo pasa por el cruce con Andy Murray en la semifinales. Si supera al escoc¨¦s (6-2 y 6-0 a Milos Raonic), la opci¨®n de volver a elevar un trofeo de prestigio estar¨¢ otra vez ah¨ª.

A estas alturas, no hay mejor vitamina para Rafael Nadal que su reencuentro con la tierra, supeficie que domina como nadie en el circuito. Y qu¨¦ mejor escenario que Montecarlo, terreno conquistado en ocho ocasiones por el de Manacor, para calibrar su realidad actual. La arcilla es el mejor baremo para ¨¦l y a priori tambi¨¦n era Wawrinka otro term¨®metro id¨®neo para determinar la realidad actual del espa?ol. Sin embargo, el suizo tuvo uno de esos d¨ªas tan suyos, esa doble cara que ha marcado su trayectoria. Los demonios volvieron a liberarse y desdibujaron por completo el primer parcial.

Desconect¨® el suizo y cuando volvi¨®, la bola terrestre del espa?ol volvi¨® a caer a plomo, con peso y bote alto

En esa primera manga, Wawrinka nunca dio la impresi¨®n de estar sobre la pista. Fall¨® una y otra vez el de Lausana, que mantuvo otra guerrilla interna consigo mismo y con 3-1 (40/15) en desventaja, decidi¨® que lo m¨¢s oportuno era lanzar su raqueta contra el suelo, a ver si espabilaba, y rematarla con la rodilla despu¨¦s de cogerla al vuelo. A la reprimenda del juez de silla y el consiguiente castigo por los malos modales, se uni¨® la pitada del p¨²blico de la pista Rainiero III.

Cerr¨® el suizo ese primer set (27 minutos) con 15 errores (29 en total) y porcentajes baj¨ªsimos en el servicio (38% de puntos ganados con segundos). Caminaba de un lado a otro con desaire, como si la cosa no fuera con ¨¦l. Nadal, mientras, a lo suyo. Independientemente del desv¨ªo de su oponente, el balear se dedic¨® a hacer lo que deb¨ªa hacer. Mantuvo la concentraci¨®n, no se dej¨® arrastrar por la inercia ap¨¢tica de Wawrinka y fue puliendo cada uno de sus golpes hasta ofrecer una versi¨®n muy notable, solidez y buen hacer.

Sellado el desprop¨®sito inicial, al suizo s¨ª le dio por desperezarse y jugar en el segundo set. Entonces, hubo otro partido, y entonces s¨ª, en un ensayo ahora v¨¢lido, se pudo corroborar que Nadal camina con paso firme en su preparaci¨®n sobre la tierra. Ya hab¨ªa ofrecido un buen pu?ado de indicios 24 horas antes, frente a Dominic Thiem, y lo confirm¨® ante un adversario de calibre superior. Se mantuvo en pie Wawrinka y replic¨® la rotura que le hab¨ªa propinado el espa?ol al quinto juego (3-2), pero, no resiti¨® otro demarraje y volvi¨® a ceder su saque (5-4). Buenas noticias: la bola terrestre de Nadal volvi¨® a caer a plomo, con peso y bote alto. Esa, m¨¢s all¨¢ del marcador, es la mejor se?al.?