Danilo di Luca: ¡°Ni lo siento ni me arrepiento¡±
Esc¨¢ndalo por la autobiograf¨ªa del ciclista italiano sancionado a perpetuidad por dopaje
Danilo di Luca se inyecta su ¨²ltima dosis de EPO el domingo 28 de abril de 2013. Ocho horas m¨¢s tarde llaman a su puerta los inspectores del control antidopaje. Di Luca tiene 37 a?os y el deseo de demostrar que no est¨¢ acabado. Comienza a correr su ¨²ltimo Giro gracias a un sponsor amigo, un bodeguero de sus Abruzos. Antes de comenzarlo en N¨¢poles concede entrevistas. Cuenta que ha superado el infierno del dopaje, que se siente un ciclista nuevo que pide una nueva oportunidad despu¨¦s de haber cumplido una sanci¨®n por un positivo que le cost¨® el segundo puesto en el Giro de 2009. Cuenta mentiras.
¡°En el ciclismo todos saben la verdad, pero la verdad es inaceptable¡±, escribe a?os m¨¢s tarde en el pre¨¢mbulo a un libro autobiogr¨¢fico, Bestie da vittoria, que se pondr¨¢ a la venta el martes 26 en Italia. ¡°Cuando los directores dicen ¡®no s¨¦ nada¡¯, mienten. El dopaje conduce a la mentira: mentimos a la mujer, a la familia, a los periodistas, a los masajistas, a los mec¨¢nicos, incluso a los colegas. Mentir es tan natural como respirar. La verdad es que todos se dopan y que todos volver¨ªan a hacerlo. Somos animales, somos bestias. No somos h¨¦roes, somos locos desencadenados¡±.
En Italia se han escandalizado los biempensantes del deporte al leer algunos extractos de una vida tristemente y crudamente titulada Bestias de victoria, juego ir¨®nico con bestias de carga, el verdadero papel que el deporte moderno asigna a sus h¨¦roes.
M¨¢s que por el tono desoladoramente triste con el que Di Luca empieza a contar su vida --¡°tumbado en la cama miro el techo del piso en el que vivo desde el fin de mi matrimonio. La casa parece a¨²n estar envuelta en pl¨¢stico, en el frigor¨ªfico solo hay un par de botellas de agua¡±¡ªla noche en la que le expulsan de su ¨²ltimo Giro, lo que espanta de su narraci¨®n es su sinceridad. No hay, como en tantos relatos de exdopados, palabras dulces de arrepentimiento, no hay pensamientos tiernos ni disculpas pedidas a las v¨ªctimas, los deportistas limpios a los que derrot¨® dopado. Solo hay una descripci¨®n descarnada como el cuerpo de un corredor de un deporte que ya no es el que hab¨ªa amado de ni?o prodigio de rizos dorados. ¡°Nunca habr¨ªa podido no doparme¡±, escribe el ganador del Giro de 2007 en el primer cap¨ªtulo de un libro escrito bajo la advocaci¨®n de Leonardo Sciascia (¡°Somos lo que hacemos. Las intenciones y los remordimientos son interpretables, se les puede retorcer, pero un hecho es un hecho, no contiene lo propio y su contrario¡±) y dedicado a Carlo, que no es otro que Carlo Santuccione, el m¨¦dico que le introdujo en el dopaje y con el que mantiene una relaci¨®n casi paterno-filial. ¡°El dopaje mejora la prestaci¨®n entre un 7% y un 12%. Si no me hubiese dopado no habr¨ªa ganado nunca. No me arrepiento de nada. He mentido, he traicionado, he hecho lo que hab¨ªa que hacer para llegar el primero¡±.
El 24 de mayo le comunican que ha dado positivo. Di Luca ha errado en sus c¨¢lculos. Cre¨ªa que una microdosis de EPO como la que se hab¨ªa inyectado en el brazo izquierdo solo era detectable hasta seis horas despu¨¦s, pero los laboratorios hab¨ªan mejorado sus t¨¦cnicas y ya descubr¨ªan la EPO hasta 24 horas m¨¢s tarde. ¡°Me digo que si hubiera tenido un buen m¨¦dico lo habr¨ªa sabido antes, o que si hubiera estado en un buen equipo, me habr¨ªan protegido¡±, escribe en un libro escrito para contar la vida absurda de los ciclistas, unos seres que se pasan subidos a una bicicleta 330 d¨ªas al a?o. Se termina el Giro, se termina el ciclismo, se termina el deporte para Di Luca, joven brillante y de talento, el killer, que es suspendido a perpetuidad. ¡°No me arrepiento de nada, he hecho mi oficio como lo hacen todos los deportistas. El ciclismo de ahora ya no es el deporte que he amado. Estoy cansado de la soledad, de la mentira, de esconderme, no de andar en bici, porque la bici me lo ha dado todo en la vida, es la ¨²nica cosa que me lo ha dado todo¡±.
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