Kiko Casilla da vida al Madrid
Los madridistas llegan vivos a la ¨²ltima jornada tras verse angustiado ante un Valencia que se agigant¨® en el segundo acto
La trama acab¨® bien para el Madrid, pero el equipo casi se pega un tiro en el pie cuando ten¨ªa el horizonte despejado para echar un pulso por la Liga en la ¨²ltima jornada. As¨ª ser¨¢, pero con todo a favor manej¨® muy mal el segundo tiempo con el m¨¢s que cuestionable intervencionismo de Zidane. Con el Valencia a un paso de irse a la lona, pero con el orgullo que no hab¨ªa tenido antes del descanso, el franc¨¦s no logr¨® gobernar el juego, limit¨® la delantera a Jes¨¦ y anticip¨® m¨¢s de la cuenta el homenaje a Arbeloa, al que el mism¨ªsimo Cristiano, autor del primer y tercer tanto, cedi¨® con honores su puesto. Con 3-1 a favor quedaba m¨¢s de un cuarto de hora y hac¨ªa un buen rato que los de Ayestar¨¢n hab¨ªan entronizado a Kiko Casilla tanto como los madridistas hab¨ªan hecho con Diego Alves. Andr¨¦ Gomes hizo el 3-2 y el Madrid, confuso porque se vio ganador antes de la cuenta, se enred¨® solo con un final de congoja. En parte le alivi¨® un asistente, tan decisivo en la expulsi¨®n de Rodrigo ¨Cal parecer el chico le llam¨® ¡°cag¨®n¡±- como lo fue en el segundo tanto local, con Benzema en fuera de juego. Los valencianistas se fueron calientes con los ¨¢rbitros.
Nada hac¨ªa presagiar el convulso final del encuentro a la vista de c¨®mo hab¨ªa arrancado. Lo hizo con tal serenidad que hab¨ªa que discernir si el Madrid no cre¨ªa en la Liga o bien hab¨ªa advertido desde el calentamiento las lega?as del Valencia. Hace tiempo que los de Mestalla suspiran porque baje el tel¨®n a un curso tan volc¨¢nico, tan calamitoso. En tierra de nadie, el destino le condujo a Chamart¨ªn, plaza que por un d¨ªa hasta puede reanimar a una momia si se tira de amor propio y algo de frenes¨ª. Pese al empe?o de su portero, Diego Alves, el Valencia, son¨¢mbulo, pas¨® de puntillas todo el primer tiempo. Luego, reaccion¨® con un golpe de pecho encomiable y acept¨® un encuentro en las cuerdas, golpe a golpe, hasta que Rodrigo caz¨® un gol. A partir de entonces, los de Ayestar¨¢n maquillaron con creces su sosaina actuaci¨®n inicial. Tal fue su despegue que el Madrid se colg¨® de Kiko Casilla, autor de un pu?ado de fant¨¢sticas intervenciones.
En un reto que termin¨® marcado por dos porteros iluminados, hasta que se activ¨® Cristiano mediado el primer periodo el partido no tuvo volumen. Nadie tiraba una cerilla, solo posesiones anodinas. Ambos aseados con la pelota en las zonas tropicales del juego. En el c¨¦sped no hab¨ªa quien apretara la mand¨ªbula, ni rastro de ese Madrid que suele madrugar en los partidos de Liga en casa. Un f¨²tbol de tertulia pe?azo hasta que Kroos filtr¨® un pase para CR, que nunca est¨¢ de paso cuando hay contienda, ya sea en beneficio del colectivo o de sus rentas individuales. El portugu¨¦s encar¨® a Diego Alves, que comenz¨® su recital. Cuando para, para de todo, lo imposible y lo dem¨¢s.
No se rindi¨® CR tras su primera frustraci¨®n ante el portero brasile?o. De inmediato, desde la media luna del ¨¢rea visitante, aceler¨® en dos pasos y sac¨® un remate cruzado, un latigazo con la cadera. Ni Alves pudo hacer nada. Por entonces, ganaban Bar?a y Atl¨¦tico. Con una gota de Cristiano, se animaron algo m¨¢s los de Zidane, que cerraron de mejor manera el primer tiempo. Antes del pol¨¦mico tanto de Benzema, justo antes del descanso, el Madrid pincel¨® la mejor jugada del choque y el Valencia por fin hizo tiritar a Kiko Casilla. De costa a costa del campo, con media docena de jugadores como protagonistas, finalmente el bal¨®n vol¨® al ¨¢rea, donde cabece¨® Lucas V¨¢zquez, de nuevo el m¨¢s animoso de los blancos. Alves, por supuesto, se interpuso. Dos minutos despu¨¦s, Parejo dej¨® la puerta abierta a Alc¨¢cer, que, en contra de c¨®mo suelen resolver los depredadores, quiso rizar el rizo con un pase terminal a su asistente. Parejo no lo esperaba y el bal¨®n lleg¨® a Cancelo que remat¨® no se sabe c¨®mo. Una pifia.
Al Valencia solo le quedaba ganarse el intermedio cuando Cristiano pedale¨® por la izquierda, hizo la bicicleta y su centro lo remat¨® Benzema de espuela en evidente fuera de juego. Tras otra parada fabulosa de Alves, Cancelo desvi¨® la pelota hacia su porter¨ªa, donde a¨²n anidaba Benzema, que emboc¨®. Con raz¨®n protestaron los valencianistas. No por la derivada final de la jugada, sino por la primera posici¨®n del galo. Quiz¨¢ los valencianistas hicieron virtud del cabreo. Por lo que fuera, su tr¨¢nsito tras el intervalo nada tuvo que ver.
El Madrid, que pareci¨® m¨¢s arrollador al regreso de la caseta, se agriet¨® m¨¢s de la cuenta ante un contrario que mejor¨® de lo lindo con la entrada de Santi Mina y Andr¨¦ Gomes. Hasta tres remates a los palos lamentaron los visitantes, que, por momentos, encapsularon a los de Zidane. Sin Bale, y retirados Benzema y CR, el equipo se qued¨® sin salida. Le toc¨® agigantarse a Kiko Casilla, meritorio para quien no ha tenido carrete en todo el curso. Cuando Chamart¨ªn ya estaba solo dispuesto a homenajear a Arbeloa, el partido se volvi¨® una angustia para los madridistas. El Valencia puso de su parte, lo mismo que el Madrid, que por mucho que Arbeloa se haya ganado los honores, quiz¨¢ estos llegaron antes de tiempo. Zidane sabr¨¢, pero dio la sensaci¨®n de adelantar demasiado la victoria. No por las prestaciones de Arbeloa, sino porque su entrada simbolizaba un festejo cuando hab¨ªa partido. Para suerte del t¨¦cnico, el Madrid llega vivo a A Coru?a. Kiko Casilla le dio vida.
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