Ensayo general con equipo de Froome en los Alpes
Pinot le gana a Bardet la etapa reina del Dauphin¨¦, controlada por el Sky del l¨ªder
Aunque solo un col se llame la Madeleine, hablando de bicicletas todos los Alpes son proustianos inevitablemente, territorio del recuerdo y de Alberto Contador, que sinti¨® una llamada a la que no pudo responder oui. En M¨¦ribel, la subida a la que la memoria del aficionado Tour solo asocia la figura de Bernard Th¨¦venet bajo el aroma Luis Oca?a cosecha 73 y el diluvio, se hizo rey el ciclismo populista de siempre de los franceses, el de los corredores del orgullo que para confortar a los seguidores cuyo amor se disputan y a s¨ª mismos atacan y buscan la etapa al d¨ªa siguiente de haberlo perdido todo. Para organizar su ataque, Romain Bardet, Pili, utiliz¨® a todo su equipo durante toda la etapa; Thibaut Pinot, Mili, se aprovech¨® de su rueda. Gan¨® Mili a Pili, que roz¨® tambi¨¦n el maillot amarillo y tampoco lo toc¨®. Por detr¨¢s, fr¨ªo y controlador, ajeno a Proust, al aire y la luz de los Alpes, a la poes¨ªa y a las vacas pastando en los prados esmeralda, y al significado de la Madeleine y su asfalto tan franc¨¦s de grano gordo, el gigante que ascendieron a ritmo sostenido contra la percusi¨®n sincopada de Contador irredento, Chris Froome de amarillo casi Tour aprovech¨® la etapa reina para seguir con sus pruebas de cara al Tour. Tocaba ensayo general con equipo. Examin¨® y puso buena nota a Mikel Landa y Sergio Henao, sus escaladores que nunca han corrido el Tour.
En Colombia, en su Tunja, Nairo Quintana retrasa estos d¨ªas sus entrenamientos para sentarse como espectador analista ante el televisor. El tercer hombre del Tour estudia, toma nota e interpreta. A veces le cuenta lo que piensa a los que con ¨¦l ven la etapa. El viernes, el d¨ªa en que Froome le dio fuerte a Contador en su misma cara, Nairo, quien cuando huele o ve los Alpes se siente transportado, dijo que le hab¨ªa sorprendido que el brit¨¢nico se levantara del sill¨ªn para atacar, y que se mantuviera buen rato de pie. El s¨¢bado, seguramente apreciar¨ªa como Wouter Poels, ya clave para Froome en el Tour del 15, y los nuevos Landa y Henao supieron mantener continuo el ritmo m¨¢s apropiado para su jefe, quien simplemente aceler¨® en los ¨²ltimos 800 metros, y de pie sobre los pedales de nuevo, para mantener su liderato y para, de nuevo, poder mirar por el retrovisor a Contador incapaz de aguantar su aceler¨®n.
Al ataque conjunto de Bardet y Pinot, Contador intent¨® sumarse con su Roman Kreuziger y con su peso espec¨ªfico, para cambiar la carrera, no para simplemente adornarla. En la etapa del domingo, m¨¢s abierta a ataques lejanos e incontrolables por Laffrey y el Noyer, donde despu¨¦s de que Agostinho le preparara el terreno, Oca?a lanz¨® el ataque para su llegada triunfal a Orci¨¨res-Merlette en 1971, el chico de Pinto, condenado al ataque desesperado, seguramente lo intentar¨¢ de nuevo. Y de nuevo Froome, el director y su batuta, aprovechar¨¢ para seguir ensayando ritmos con su orquesta, aunque esta vez, seguramente, ser¨¢ m¨¢s complicado. Mientras, Nairo, se subir¨¢ a un avi¨®n. El jueves le esperan los Pirineos, el Tourmalet de la Ruta del Sur, la carrera de su regreso a Europa.
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