Enfermos de f¨²tbol
Estamos hipnotizados con el movimiento circular del bal¨®n, convocados a la expresi¨®n de los instintos elementales y la Eurocopa, en estado de excepci¨®n
Que la Eurocopa de Francia estuviera prevista y organizada hace dos a?os no contradice que haya adquirido un aspecto extempor¨¢neo. El dinero nunca duerme, sentencia Gekko en Wall Street, del mismo modo que el bal¨®n nunca se detiene, as¨ª es que las antiguas crisis de abstinencia veraniegas ¡ªqu¨¦ hacemos sin f¨²tbol, c¨®mo organizamos nuestras vidas¡ª han encontrado el contrapeso de la sobredosis, hasta convertirnos en espectadores bul¨ªmicos. Entiendo que no deben exagerarse las analog¨ªas con enfermedades reales en tiempos de hipersensibilidad social, ni debe frivolizarse con los anatemas contempor¨¢neos. O no deber¨ªa si no fuera porque el f¨²tbol se ha convertido en una patolog¨ªa social, bien porque la amenaza terrorista ha transformado los h¨¢bitos para disfrutarlo, bien porque el hooliganismo ha reaparecido con los viejos estandartes de guerra ¡ªlo vimos en Marsella con la trifulca de rusos e ingleses¡ª o bien porque al aficionado se le ha privado de cualquier momento de descanso o de abstracci¨®n. Est¨¢ secuestrado, no ya sobreexpuesto al s¨ªndrome de Stendhal en la connotaci¨®n est¨¦tica del deporte, sino al del Estocolmo y a los mensajes subliminales que implican la tiran¨ªa publicitaria o la idolatr¨ªa.
Hay f¨²tbol todos los d¨ªas de la semana, a todas las horas. Hay f¨²tbol todos los meses. La Liga empieza en agosto y la Eurocopa termina en julio, de forma que el f¨²tbol compite contra s¨ª mismo y relativiza el inter¨¦s de sus manifestaciones emblem¨¢ticas y de sus categor¨ªas. Lo demuestra incluso la iniciativa de organizar tambi¨¦n ahora una Copa Am¨¦rica con el pretexto del centenario, desquiciando el insomnio del adicto y precipit¨¢ndose una rivalidad desproporcionada entre Europa y las estrellas sudamericanas.
Esta Eurocopa sorprende a Europa en su crisis identitaria. Que rusos e ingleses se hayan peleado como en los a?os 80 se antoja el antecedente de una exacerbaci¨®n patri¨®tica
Estamos enfermos de f¨²tbol, hipnotizados con el movimiento circular del bal¨®n, convocados sistem¨¢ticamente a la expresi¨®n de los instintos elementales. Me sucedi¨® cuando Eslovaquia logr¨® el gol del empate contra Gales en la tarde del s¨¢bado. No pod¨ªa estar m¨¢s lejos culturalmente del partido, ni m¨¢s separado de la televisi¨®n, pero el 1-0 de Bale hab¨ªa incorporado el inter¨¦s del despech¨®. Y me hice eslovaco unos minutos, consciente de que la devoci¨®n y la aversi¨®n a los ¨ªdolos balomp¨¦dicos contradice cualquier atisbo de neutralidad en el ¡°caldero de las pasiones¡±.
Y van a exacerbarse las pasiones, sobre todo porque esta Eurocopa sorprende a Europa en su crisis identitaria y en su resaca nacionalista. Que rusos e ingleses se hayan peleado a la usanza de los a?os 80 se antoja el antecedente de una exacerbaci¨®n patri¨®tica que amenaza el adanismo del bar¨®n de Coubertain y que sobrentiende una batalla identitaria.
F¨²tbol en estado de excepci¨®n. Militares en los estadios, yihadistas al acecho, polic¨ªas antidisturbios para aislar a las hinchadas. Y enfermos cat¨®dicos al otro lado del televisor con el poder ajeno del mando a distancia.
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