El ¡®abuelo¡¯ Anand, de 46 a?os, gana con grandes apuros al prodigio Yi Wei, de 17

Anand dio claras muestras de nerviosismo en los proleg¨®menos de la final: pidi¨® a los organizadores que ajustasen al m¨¢ximo el momento de recogerle en el hotel, con el fin de estar el menor tiempo posible en la parte trasera del escenario, en contacto visual con su adversario antes de que el ¨¢rbitro les presente al p¨²blico; y tampoco estuvo muy colaborador en una foto especial tomada desde el techo. Mientras tanto, Yi Wei daba la imagen contraria, y se present¨® entre bambalinas con un regalo para Beatriz Men¨¦ndez, coordinadora de la organizaci¨®n, por las atenciones recibidas durante las ¨²ltimas tres ediciones.

A toro pasado es f¨¢cil especular con que al chino tal vez le falt¨® concentraci¨®n en ese momento. Pero es un hecho evidente que su juego en la primera partida estuvo claramente por debajo de su nivel habitual; Anand se impuso sin gran esfuerzo y con poca historia. Fue, en realidad, la peor de las cuatro.

Entonces vimos a una faceta poco frecuente en Yi Wei, quien logr¨® una ventaja microsc¨®pica con las piezas blancas, sin damas, muy apropiada para el Anatoli K¨¢rpov de su juventud m¨¢s brillante, aqu¨¦l que sacaba agua de una piedra, pero no en principio para un joven de estilo m¨¢s bien agresivo. Sin embargo, el chino apret¨® las tuercas con virtuosismo, logr¨® una posici¨®n estrat¨¦gicamente ganadora¡­ pero a costa de apurarse mucho de tiempo. Y con menos de medio minuto disponible omiti¨® una maniobra tan sencilla como elegante, que hubiera mandado al indio a la lona. En lugar de ello, Anand sali¨® del ata¨²d, y se present¨® en la tercera partida con un punto de ventaja.

Xu Jun, el entrenador de Yi Wei, ha dado varias muestras en los ¨²ltimos tres a?os de hacer muy bien su trabajo. En este caso aprovech¨® los minutos de descanso para sugerir a su pupilo que atacase con negras en el caso de que el pentacampe¨®n del mundo repitiese la tranquila Apertura Italiana del asalto inaugural. Anand se asust¨® y entreg¨® un pe¨®n a cambio de cierta compensaci¨®n, pero no tanta como para llegar al equilibrio. Sin embargo, Yi Wei volvi¨® a apurarse de tiempo, lo que le impidi¨® apretar tanto como hubiera podido. Nuevo empate, que dejaba al indio a medio punto de su noveno triunfo en Le¨®n.

Y adem¨¢s, el portentoso chino ten¨ªa la ventaja de jugar blancas. Pero entonces Yi Wei sufri¨® en propia carne lo que muy probablemente ya le hab¨ªa dicho su entrenador: que los grandes campeones veteranos, como Anand, atesoran un enorme arsenal de recursos defensivos. Al indio le bastaba el empate, pero no lo persigui¨® con un juego pasivo, sino con una exhibici¨®n de creatividad defensiva. Esta vez, al contrario de las dos anteriores (y especialmente en el segundo asalto), el chino careci¨® de oportunidades objetivas de ganar, aunque porfi¨® cuanto pudo en busca de la victoria, incluso con s¨®lo dos segundos para hacer su pr¨®xima jugada.

Tras una recepci¨®n con grandes aplausos del p¨²blico en el vest¨ªbulo del auditorio, el campe¨®n comenz¨® la rueda de prensa reconociendo la gran val¨ªa de su rival: ¡°Su fama es bien merecida, como se ha visto hoy. He tenido la suerte de ganar la primera partida, y eso ha marcado el duelo. Creo que he ganado porque ¨¦l no ha sabido manejar bien su tiempo¡±. El perdedor exhibi¨® deportividad: ¡°Ha sido un gran honor enfrentarme a Anand. Una magn¨ªfica experiencia, de la que he aprendido mucho. Ciertamente, me gusta pensar y calcular en los primeros compases de las partidas, y quiz¨¢ hoy me he excedido en ello¡±. Medio en broma, medio en serio, Anand apostill¨®: ¡°Hoy ha sido un combate entre mi falta de pr¨¢ctica en los ¨²ltimos meses y el desfase horario que ¨¦l ha sufrido por no haber llegado a Le¨®n hasta el jueves [Anand lleg¨® el martes desde la India]¡±.

La conclusi¨®n es que Yi Wei reconfirm¨® su gran clase, que probablemente le convertir¨¢ en candidato al t¨ªtulo mundial dentro de pocos a?os. Pero Anand sigue siendo mucho Anand, un campe¨®n menospreciado por muchos aficionados porque no ha brillado tanto como K¨¢rpov y Kasp¨¢rov. Pero lograr la corona cinco veces en tres formatos distintos, ganar el Torneo de Candidatos a los 44 a?os, estar a punto de ganarlo de nuevo, con 46, mantenerse entre los diez o quince mejores del mundo a esa edad¡­ son argumentos de gran peso. Nadie m¨¢s ha hecho todo ello, y tampoco nadie excepto ¨¦l ha triunfado nueve veces en Le¨®n.