Valentina Vezzali: ¡°Era una can¨ªbal que se com¨ªa a las rivales¡±
La italiana, la ¨²nica mujer en conseguir tres oros ol¨ªmpicos seguidos en esgrima, se acaba de retirar y cuenta c¨®mo entraba en trance cada vez que cog¨ªa el florete
Valentina Vezzali (Jesi, Italia; 42 a?os) es la ¨²nica mujer que ha conseguido ganar tres oros ol¨ªmpicos seguidos en esgrima (2000, 2004 y 2008); contando los triunfos por equipo esos metales suben a seis (adem¨¢s de 16 Mundiales y 13 Europeos). Estuvo compitiendo m¨¢s de 20 a?os. Este verano, por primera vez, seguir¨¢ los Juegos desde casa. No se clasific¨® para R¨ªo y acaba de colgar el florete. Madre de dos hijos, hasta hace poco se divid¨ªa entre entrenamientos, competiciones y su actividad en el Congreso. Recibe a El Pa¨ªs en Roma en el Parlamento italiano despu¨¦s de una de sus numerosas reuniones como diputada de Scelta Civica. Lleva pantal¨®n y chaqueta negros, y zapatos de tac¨®n. Durante la entrevista ¨Cdesde los ventanales de la sala que ha elegido se ven los tejados de Roma¨C le acompa?an su secretaria y el jefe de prensa de la federaci¨®n italiana de esgrima.
Pregunta. Es madre, pol¨ªtica y deportista. ?Cu¨¢ntas horas tiene su d¨ªa?
Respuesta. Me despierto a las 6 o 6.30 para hacer trabajo f¨ªsico, entro al Parlamento a las 9.30, salgo a las 19.30 y me voy al centro de esgrima a tirar hasta las 22. Los fines de semana que no tengo competici¨®n o reuniones, apago el tel¨¦fono y me dedico exclusivamente a mis hijos. Mi filosof¨ªa de vida ha sido siempre m¨¢s calidad que cantidad. Mi madre me ayuda mucho.
P. ?C¨®mo hace para no reventar?
R. Como he hecho toda mi vida, intentando ir siempre m¨¢s all¨¢ del l¨ªmite. No me gusta cuando las cosas se consiguen de manera c¨®moda y f¨¢cil. Me he acostumbrado desde peque?a a dejarme el alma. He de decir que sin mi madre Enrica no habr¨ªa podido hacer nada. Es mi motor.
P. ?De peque?a qu¨¦ so?aba ser?
R. So?aba con ganar unos Juegos, tener hijos y licenciarme en Econ¨®micas. Esto ¨²ltimo no lo he conseguido¡ me faltan diez asignaturas para terminar Derecho.
P. ?Por qu¨¦ le apodan la cannibale [can¨ªbal]?
R. Porque me com¨ªa a las rivales.
No me gusta cuando las cosas se consiguen de manera c¨®moda y f¨¢cil. Me he acostumbrado desde peque?a a dejarme el alma
P. De las 549 medallas ol¨ªmpicas que ha conseguido Italia, 121 llegaron de la esgrima. ?Cu¨¢l es el secreto de la escuela italiana?
R. La escuela hace escuela y los campeones hacen campeones, es un dicho en la escuela de Jesi en la que crecimos todos. Cuando yo era peque?a tiraba en la pista con las campeonas y campeones ol¨ªmpicos de los a?os 80: Sparaciari, Pigliapoco, Cerioni, y Giovanna Trillini, que acababa de empezar. Antes del entrenamiento tiraban con los m¨¢s peque?os y nos hac¨ªan mejorar. Muchos, adem¨¢s, se convierten en maestros cuando cuelgan el florete. Cuando todas las noches terminas haciendo un asalto con Giovanna Trillini es como si estuvieras compitiendo en una final ol¨ªmpica. Por eso siempre hay recambio. Detr¨¢s de Di Francisca [oro en Londres] y de Errigo [plata en Londres, donde la Vezzali fue bronce], est¨¢n creciendo m¨¢s chicas. Ojal¨¢ este sistema de trabajo contagiara las dem¨¢s federaciones y los dem¨¢s deportes. Hemos trabajado siempre juntando la experiencia y la inconsciencia de la juventud.
P. ?Usted c¨®mo empez¨®?
R. Por una de mis hermanas que se enganch¨® en un campamento de verano. Y por el maestro Ezio Triccoli, un revolucionario que aprendi¨® esgrima en un campo de prisioneros ingl¨¦s en ?frica durante la Segunda Guerra Mundial. Usaba las ca?as de bamb¨² como arma. A su regreso empez¨® a ense?ar la esgrima en un s¨®tano de Jesi. De ah¨ª, a un gimnasio que hab¨ªa que compartir, y de ah¨ª a otro donde solo se practicaba la esgrima. Era 1947, a los diez a?os consigui¨® que sus alumnos ganaran unos campeonatos italianos. En 1976 participaron en los Juegos y as¨ª hasta conseguir el primer campe¨®n ol¨ªmpico en 1984. Tuvo cuatro diferentes. Se muri¨® pocos meses antes de los Juegos de Atlanta. Me dio pena que no me viera con una medalla de oro.
P. ?Qu¨¦ le ense?¨®?
R. Recuerdo que fuimos a verle al hospital antes de los Juegos, sin saber que se morir¨ªa. Nos dijo que no tuvi¨¦ramos nunca miedo a mirar a la cara a los dem¨¢s, desde el m¨¢s humilde hasta el Rey. Y que estudi¨¢ramos. Le trat¨¢bamos de usted, le llam¨¢bamos maestro, si no sac¨¢bamos buenas notas no nos dejaba entrar al gimnasio. No se escuchaba un grito, nunca. Hoy es todo diferente.
P. ?C¨®mo ha conseguido ganar durante m¨¢s de 20 a?os?
R. Porque cuando consegu¨ªa un resultado, quer¨ªa otro. Nunca pens¨¦ en cogerme un a?o sab¨¢tico despu¨¦s de una medalla ol¨ªmpica, yo volv¨ªa a entrenarme a los pocos d¨ªas.
P. ?Qu¨¦ recuerda de su primer d¨ªa en el gimnasio?
R. Que le romp¨ª el florete a mi hermana¡ un desastre. Ten¨ªa 7 a?os.
P. ?C¨®mo les explicaba a sus compa?eros del cole que su deporte era la esgrima?
R. El problema fue una maestra que tuve, la se?ora Uncini, que estaba convencida de que el que hac¨ªa deporte no pod¨ªa rendir en los estudios¡ Le demostr¨¦ que no era as¨ª.
P. Ten¨ªa 17 a?os cuando gan¨® su primer mundial j¨²nior, pocos d¨ªas despu¨¦s de la muerte de su padre. ?C¨®mo consigui¨® no derrumbarse?
R. Cuando empec¨¦ a competir con 9 a?os, ¨¦poca en la que lloraba si en vez de ganar 5-0 ganaba 5-1, todas las noches habl¨¢bamos mi padre y yo de cuando ser¨ªa campeona ol¨ªmpica. Quer¨ªa cumplirlo y ayudar a mi madre, no pod¨ªa permitirme derrumbarme. Estoy segura de que detr¨¢s de la remontada en Londres [recuper¨® 4 puntos en 13 segundos y se colg¨® el bronce] estaba la mano de mi padre, hubiese sido imposible, si no, conseguir ese milagro.
P. ?C¨®mo se imagina su primer verano sin Juegos?
R. Juegos habr¨¢¡ los ver¨¦ como espectadora, pero ser¨¢ raro. Vivir¨¦ emociones diferentes.
P. ?Qui¨¦n le ense?o la cultura del trabajo y del esfuerzo?
R. El maestro Triccoli. ?Tiraba ciertos golpes, c¨®mo dol¨ªan! Te quemaban las piernas de cu¨¢nto te obligaba a doblarte sobre ellas. Pero se pasaba todo cuando ve¨ªas que llegaban los resultados.
P. ?Qu¨¦ sensaciones tiene cuando entra a la pista y coge el florete?
R. Mi madre me dec¨ªa siempre: parece que bailas, es como si volaras con las piernas. Te sale todo tan natural que es bello mirarte. Y eso que mi madre de esgrima no entiende nada. Cuando me pongo la careta, cojo el florete y el ¨¢rbitro da comienzo al asalto, entro en trance. Es como si la esgrima la tuviera dentro de m¨ª y el florete me permitiera expresar lo que soy.
Con mi padre hablaba todas las noches de cu¨¢ndo ser¨ªa campeona ol¨ªmpica. Cuando se muri¨®, quise cumplirlo
P. ?Hay una emoci¨®n m¨¢s grande que la de las medallas ol¨ªmpicas?
R. El amor por mi marido, porque sin mi marido no tendr¨ªa hijos, y sin hijos y sin mi madre no tendr¨ªa una familia que me apoya en los momentos dif¨ªciles. Me han dado la oportunidad de vivir emociones y regalarlas.
P. Acostumbrada a ganar siempre ?c¨®mo viv¨ªa y gestionaba las derrotas?
R. Para m¨ª no estar en el primer escal¨®n del podio era una tragedia. Pero las derrotas son m¨¢s educativas, te obligan a levantarte de nuevo para ir a conseguir lo que has perdido. Si se ganara siempre no sentir¨ªas nada y las emociones son fundamentales.
P. ?C¨®mo las controla?
R. Me a¨ªslo antes de cada asalto, intento cantar para quitarme presi¨®n.
P. ?A qu¨¦ deportistas ha admirado?
R. Pietro Mennea, Sara Simeoni, Debora Compagnoni, Alberto Tomba y los hermanos Abbagnale. Cuando los conoc¨ª los segu¨ªa mirando con los ojos de una ni?a que los admiraba de peque?a.
P. ?Qu¨¦ le dice la gente en la calle?
R. Me gusta el cari?o con el que me miran, es el mismo con el que yo miraba a mis ¨ªdolos en los a?os ochenta.
P. ?D¨®nde guarda las medallas?
R. En un sobre en alg¨²n lugar de casa, pero no sabr¨ªa decirle cu¨¢l. Lo importante no es el valor de las medallas sino lo que yo fui capaz de transmitir. No necesito mirar las medallas para saber lo que hice porque eso lo veo en la mirada de la gente.
P. ?La emoci¨®n m¨¢s grande?
R. Ser abanderada en los Juegos de Londres. Ten¨ªa miedo de tropezar, caerme al suelo y hacer el rid¨ªculo delante de todos¡ El maestro Triccoli me dec¨ªa siempre que el deporte es la met¨¢fora de la vida y que el que hab¨ªa hecho deporte pod¨ªa hacer cualquier cosa. Aprendes a sacrificarte, a respetar las reglas y eso te prepara mentalmente para enfrentarte a las dificultades en lugar de sortearlas.
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